[REVIEW] Chiki-Chiki Boxy Racers

Nos quedamos en boxes

Estética retro, cero complicaciones y control sencillo y responsivo. Si tenés más de 30 años, tenemos una buena noticia para darte: encontramos un buen party game para tu reunión de primaria.

Chiki-Chiki Boxy Racers es el título para un videojuego más estúpido que escuchamos este año. Aclaramos que, a los fines de este análisis, no mueve la aguja de manera positiva o negativa. Simplemente lo teníamos que decir.

Comentarles sobre este juego y hacer su revisión resulta de lo más sencillo. El motivo tiene que ver con que es una propuesta simple, que no se complica la vida con power ups, ni mods, ni cosas locas y aún así resulta divertido.

A grandes rasgos, su modo principal es una carrera de autos con vista aérea de las pistas, con una decidida estética retro. Por ello, recuerda a más de un clásico del pasado, donde podríamos mencionar al querido Micro Machines. Pasaremos por ambientaciones tales como una ciudad, jungla, playa y esta variedad tiene que ver más con lo estético que con notables diferencias jugables.

Ya que tocamos el aspecto jugable, podemos decir que el control funciona bastante bien –sin ser un lujo– y podemos elegir entre dos variantes, de acuerdo a cual nos resulte más intuitiva. Uno, el más clásico, donde el analógico sólo controla dirección de giro y tenemos otro botón para acelerar. El otro, simplemente movemos el análógico para una dirección, y el autito va hacia allí mientras acelera. Un botón adicional para hacer uso de un sistema de turbo y eso es todo. Estas alternativas vienen muy bien, lo dotan de flexibilidad y accesibilidad para todo el mundo.

El punto bajo es que el contenido, cantidad y calidad, no alcanza para que el juego nos divierta durante mucho tiempo. Sí, tenemos algunos autos desbloqueables a los que aspirar para extender la vida del juego, pero no estamos hablando de semanas, sino de horas. Lo que podemos destacar es la gran variedad de vehículos, desde deportivos hasta impensados bondis escolares, cada uno tiene sus propias estadísticas.

Además, tenemos cuatro modos adicionales de juego que agregan variedad, pero ninguno es brillante o engancha como para sostener una adicción al fichín. Y, si no tenemos la posibilidad de jugarlos contra oponentes humanos, esta propuesta de “mini-juegos” casi no tiene sentido .

Dentro de estos modos, encontramos Goal, una especie de Rocket League en 2D (salvando las distancias, que no son cortas). Paint, donde recorremos una zona, mientras pintamos el piso a nuestro paso, y el que más superficie tenga reclamada al finalizar el tiempo, gana. Coins, modo en que competimos por ser el que más monedas recolecta dentro de una arena, mientras esquivamos unas destructivas bombas. Por último y con sospecha de homenaje en su título, tenemos Smash, un modo en el que chocamos a nuestros adversarios, tratando de sacarlos fuera del área de juego.

Cualquier modo puede jugarse hasta ocho jugadores locales, con la ventaja de poder usar un sólo Joy-Con por jugador, o de manera online. Hasta que nos dura el entusiasmo, el modo local realmente la rompe y es súper divertido.

Para ir cerrando, tenemos que ser justos y decir que el juego no pretende ser el próximo Mario Kart. Cumple con su objetivo de ser un party game simpático y que divierte. La adición de los cuatro “mini-juegos” cortan un poco la eventual monotonía de dar vueltas en pistas que no son brillantes. En cuanto a las carreras en sí, al no usar un sistema de pantalla dividida, cualquier jugador que se queda rezagado es teletransportado de manera inmediata cerca de quién lidere la primer posición, lo cual suele devenir en situaciones injustas.

Pero de nuevo, es un juego para divertirse un rato, no para explorar nuestro lado competitivo. El problema es que ese “rato” no dura mucho tampoco. Además, con el nombre que tiene… ¡no pretendamos seriedad! [i]

DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Pocket
DISTRIBUIDO POR: Unties
GÉNERO: Carreras
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch

CALIFICACIÓN

59%

QUÉ ONDA: Un juego de carreras de autos con una estética bien retro, a lo Micro Machines.
LO BUENO: Mientras dura, es divertido. La estética es simpática. Los cuatro minijuegos agregan variedad. Pueden jugar hasta ocho de manera local, usando un solo Joy-Con por jugador.
LO MALO: No se toma el aspecto competitivo con seriedad. Una vez que pasemos un rato y nos riamos un poco con amigos, es poco probable que lo volvamos a jugar.

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