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[REVIEW] Déraciné

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Realidad virtual, embole real

“¿Qué es un fantasma? Un evento terrible, condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor, quizá algo muerto que parece por momentos vivo aún. Un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar.”

Con esta definición comienza la brillante “El espinazo del Diablo” de Guillermo del Toro. Podríamos decir que también es aplicable a la sensación que transmite “Déraciné” durante nuestros primeros pasos como fantasma. En un entorno de realidad virtual, en primera persona y con el paso del tiempo detenido por completo, nuestro espíritu incorpóreo recorre un internado de niños.

Así es como nos convertimos en guardianes de los pequeños habitantes del edificio, silenciosas e inmóviles estatuas para nosotros, una entidad que no viaja en el tren del tiempo. Esta recorrida no se lleva a cabo de manera libre, sino que vamos efectuando teletransportaciones entre puntos predefinidos. Mediante el obligatorio uso de dos PS Move representando nuestras manos, interactuamos con el mundo siempre que sea posible.

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De esta manera, en ocasiones podemos activar unas pequeñas luces flotantes, que son algo así como diálogos de personas –o de sus “ecos” pasados– anclados en el tiempo. De vez en cuando, también podemos interactuar con los personajes u objetos cercanos, realizando acciones que les dejan entrever nuestra existencia. Ambas situaciones suelen detonar una breve puesta en marcha en el tiempo, como si hubiéramos puesto una moneda en el artista callejero que interpreta una estatua viviente. Este breve giro de las ruedas temporales nos sirve para obtener alguna pista sobre nuestros próximos pasos o simplemente para avanzar la narrativa.

Claro que hablar de “avanzar la narrativa” es exagerado en buena parte de la duración de este juego. La intrascendencia o redundancia de algunos pasajes es fuerte y en ocasiones hasta rozan lo tonto, atentando con éxito contra la calidad narrativa. Es una pena, porque hay algunos buenos giros del argumento, pero la historia recién se pone interesante sobre el tramo final.

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Desde ya, un juego de esta naturaleza podría salvar las papas con buenos puzzles. Pero tampoco es el caso. No podemos recordar alguno que conlleve algo de desafío o, en última instancia, que sea atractivo. Ninguno tiene un diseño que implique esfuerzo mental o siquiera el uso del físicas, aprovechando que es un juego de realidad virtual. De hecho, lo que tiene que ver con la interacción con el entorno es bastante básico, algo que se podría admitir si este tipo de experiencias hubieran comenzado a ver la luz hace una semana.

Por otra parte, tenemos en nuestro poder dos anillos especiales, uno en cada mano. Con el derecho, absorbemos y acumulamos energía de otros seres vivos, pudiendo luego utilizarla para realizar sorprendentes milagros. Con el izquierdo, iremos acumulando energía temporal al completar las acciones esperadas de cada fase. No creemos sensato profundizar mucho más, porque comenzamos a morder la banquina del spoiler, pero sí debemos adelantar que ambas mecánicas se sienten muy subutilizadas.

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Por supuesto, es imposible que no caigamos a los pies de la ambientación y aclimatación, que tiene esa fragancia “tan FromSoftware”. En este sentido, la calidad gráfica y de diseño es buena, pero la música que acompaña se destaca por sobre todo, con esas cuerdas tan nostálgicas y embriagadoras a las que nos tienen acostumbrados. Ésto último, algunos giros de la trama y la sensación agridulce en el paladar que deja una buena historia mal contada es el único saldo positivo que nos queda. Parece mentira que aquí no haya casi rastros de la sobriedad narrativa y buen uso de la fragmentación del relato de Miyazaki.

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Si hay algo que agradecer es que la duración de Déraciné es muy limitada, unas seis o siete horas, de las cuales supongamos que dos horas son buenas. De esta manera, hay una gran chance de que las secciones donde estamos aburridos –o hartos de sensiblerías– no lleguen a cansarnos del todo y lleguemos a la parte jugosa de la historia. De todas formas, no vale ni por las tapas lo que sale, les aconsejamos esperar a que el Plus lo regale o, si tienen mucha curiosidad de ver como Miyazaki también tiene derecho a cagarla, lo compren en un ofertón rabioso. Estábamos muy entusiasmados con esta obra del estudio, pero al final resultó ser alto fantasma. [i]


DESARROLLADO POR: FromSoftware
DISTRIBUIDO POR: Sony Interactive Entertainment
GÉNERO: Aventura gráfica VR
DISPONIBLE EN: PS4 con PlayStation VR (se requieren dos mandos Move para funcionar)

CALIFICACIÓN

50%

QUÉ ONDA: Una aventura interactiva en realidad virtual de los creadores de la saga Souls.
LO BUENO: La ambientación, en especial sonora, con la calidad habitual de FromSoftware. El tramo final del juego. En esencia, la historia está buena, pero…
LO MALO: …la narrativa va y viene de lo fragmentado e interesante a lo empalagoso e intrascendente, destrozando a su paso sistemas nerviosos o aburriendo: es una buena historia mal contada. Puzzles muy simples que se resuelven caminando, literal en muchos casos. Los poderes especiales están subutilizados, por escándalo.

Este análisis fue realizado a través de un código de PS4 provisto por sus desarrolladores.

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