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El camino del profeta (parte 1)

El camino del profeta

Así sin darme cuenta
rompí los acertijos
y en un demente impulso
salí de la caverna.

Luis Alberto Spinetta

 

LA RESPUESTA ESTABA MÁS LEJOS DE LO QUE CREÍA. Se despertó esa mañana en su cama con la impresión de haberlo visto todo: las llamas, la máscara, el signo, los símbolos… Trevor se puso de pie y sin mediar otra acción, se colocó frente al espejo. Allí pudo verse igual, pero distinto. Pudo ver todo de otra manera. El teléfono sonaba sin tregua, pero Trevor había decidido ignorarlo. Al menos hasta que se hartó de su chirrido y se abalanzó hacia la bocina para darle un fin a esa tortura.

–Holadijo y “hola” le respondieron del otro lado. “Hola”, como si se tratase de una conversación normal. Pero Trevor sabía la verdad, así que preguntó–: ¿Qué desean?

–Sabemos que conocés el camino –escuchó. Un pequeño nudo se alojó en su garganta.

–Déjenme en paz –reclamó antes de colgar el teléfono. Tomó las llaves de su casa y se alejó, sin saber que sería la última vez que estaría en su habitación.

El día estaba extraño, muy caluroso para esa época del año. Caminó varios metros por las calles vacías, hasta que pudo divisar la figura del poeta, a lo lejos, esperándolo de pie. Su sombra sobre el asfalto se difuminaba, como un espejismo.

Se saludaron sin mediar palabra.

–Se hace tarde y debemos irnos –dijo el poeta, y juntos emprendieron marcha a una velocidad anormal, como si huyeran de una amenaza invisible.

Al llegar a la estación del subterráneo, comenzaron a bajar las escaleras a toda marcha. Trevor sintió una mirada fija, ajena, por encima de sus hombros.

–Es por acá –dijo el poeta, señalando un camino hacia el fondo, derecho por el andén, cerca de unas escaleras mecánicas. Bajo sus pies observó los motivos precolombinos que adornaban su huida. Al levantar la cabeza, pudo jurar que aquella máscara dorada lo observaba.

–Procurá que nadie nos siga –ordenó su guía, y Trevor comenzó a mirar a sus espaldas. Su distracción fue suficiente para no advertir el pequeño giro que habían tomado, y para el momento en que recuperó la atención en el camino, ya era tarde. Ambos estaban frente a una puerta de servicio que él nunca había visto y de la que sólo dos personas en este mundo conocían de su existencia antes que él.

El poeta comenzó a abrir la misteriosa puerta, mientras Trevor retomaba su labor de vigilancia. Por sobre sus cabezas, reproduciéndose sobre las pantallas de la estación, creyó ver sobre una placa roja, en gigantescas letras blancas: NO TOMES ESE CAMINO.

Una silueta comenzó a crecer en el rabillo de su ojo izquierdo, hasta que pudo distinguir la forma de un guardia de seguridad. Batía sus brazos con fuerza, portaba unos lentes oscuros y un tatuaje en su cuello con forma de un glifo que hizo a tiempo de reconocer. El poeta lo tomó de la mano y lo empujó al interior del pasillo que se ocultaba tras la puerta, mientras el guardia se abalanzaba a detenerlos.

Lo siguiente que Trevor creyó tener frente a sus ojos fue la imagen de una gran escalera blanca, rodeada de nubes. Una luz salvaje incidía sobre él. De alguna manera, sobrevolaba los aires, como un pájaro humano. Finalmente, abrió los ojos y todo lo que pudo ver fue un pasillo blanco.  

–¿Dónde estamos? –preguntó, desconcertado, a lo que el poeta respondió:

–Yo puedo decirte dónde estamos, yo puedo hablarte del presente. ¿Pero de qué serviría si vos podés ver lo que el futuro nos depara? Decime vos a mí: ¿Vamos por el camino correcto? ¿Llegaremos a destino o antes nos enfrentaremos a mil adversidades? ¿Llegaremos al Cielo? ¿O nos espera el Infierno?

Trevor se tapó la frente con ambas manos y calló por unos segundos.

–No tengo un buen presentimiento, pero confío en tu visión –exclamó, y luego ambos continuaron camino. Una nueva puerta apareció, con un cartel que indicaba CALDERA.

¿Una caldera en un subterráneo?“, se preguntó Trevor, sorprendido. Adelantándose unos pasos al poeta, tomó la perilla y la giró, mientras empujaba aquel bloque de hierro oxidado. Al cruzar el umbral, se encontró en una extraña sala ardiente. En su interior, la realidad se difuminaba, parecía batirse en olas verticales, como en una acera caliente… Trevor creyó que el fuego a su alrededor lo llevaba a ver esas extrañas visiones.

–Te estaba esperando. Sabés que no deberías estar acá –reclamó una gruesa voz que no parecía salir de ningún sitio en particular. Trevor levantó la vista y no vio a nadie. Se dio la vuelta y allí no estaba el poeta, sólo la puerta que había dejado a sus espaldas, ahora cerrada. El panorama no era nada alentador.

Trevor se alejó rápidamente por unos caminos de piedra que se reducían a su paso. Un extraño líquido ardiente corría a su lado, como ríos de lava. Comenzó a acelerar su paso, temiendo lo peor. A la distancia pudo divisar unos extraños cúmulos circulares de roca. Parecían girar sin control, como si el suelo tuviera vida y se moviera a su propio ritmo. Aquello no tenía sentido.

Finalmente, lo sorprendió bajo sus pies un precipicio. No tan alto como para causar una muerte inmediata, pero sí lo suficiente para infligir un gran dolor. Trevor no sabía si el salto valía la pena, si ése era el mejor camino a tomar o sólo otra pésima decisión. Un extraño sello vestía la pared sobre su hombro. Un poderoso rugido brotó de los cimientos.

–Decime qué fue lo que viste, Trevor –insistió la voz omnipresente–. Lograste llegar hasta acá y no puedo permitir que prosigas. A menos que me demuestres que lo tenés merecido. Qué fue lo que viste, Trevor. Decime lo que ves. Sólo así vas a poder continuar tu camino. [i]

 


Puzzle

EL CAMINO DEL PROFETA 

Puzzle correspondiente a Revista [i] Número 6, pág. 64. Para resolverlo es necesario tener la revista y seguir las pistas tanto en este relato como en la imagen impresa. Resolver este puzzle brinda una pista imprescindible para resolver el puzzle de la Revista [i] Número 7, ¡cuyo premio es la Diablo III Collector’s Edition!

 

Los premios de este puzzle

1. PREMIO SORPRESA REVELADO: DIABLO 3 COLLECTOR’S EDITION *
2. SAINTS ROW: THE THIRD (PC), cortesía de GeekMart.
3. THE EXCEED COLLECTION (PC), cortesía de Nya Media.

4. 300 puntos de Carmack (sólo usuarios del sitio).

 

Condiciones de participación

Sólo aceptaremos tres respuestas por profeta. ¡El primero que acierte elige premio! Válido en todo el territorio de la República Argentina hasta agotar los premios. La eXceed Collection (Steam code) es válida en todo el mundo.

 (*) Para ganarte la Diablo III Collector’s Edition, es necesario resolver este puzzle y buscar la segunda parte del mismo en la Revista [IRROMPIBLES] 07: THE WALKING DEAD y en [este relato].



SOBRE LOS AUTORES | Cufa (Facundo Fernández Lleventon) y Morton (Santiago Figueroa) son game designers. El diseño del puzzle les pertenece, así como este relato. [i]

 

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