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Mis experiencias lésbicas en Mass Effect

Mass Effect

PARTE I: Por un error de saves, pruebas a los apurones y flojera, este cronista terminó siendo Jane Shepard. ¡Y vaya que resultó interesante!

EL TIPO TRATABA de encontrar su save de Mass Effect 1 para rejugar la segunda parte de la trilogía, en vano. Por fin, envió todo al cuerno y para probar cómo se veía, le cambió género al viejo, heroico y macho Comandante Shepard convirtiéndolo en una blonda y sensual Jane Shepard.

“Notable”, me dije, “las voces cambian, y los textos de diálogo son acordes al nuevo y femenino sexo de Shepard”. Hmm, lindo trasero, Shepard, mamusa. La vamos a dejar un ratito. Jugué un rato… y entonces Mass Effect 2 hizo su magia y ya no pude parar de fichinear compulsivamente durante varias noches seguidas, hasta de nuevo patearle los cables al inmenso Reaper humanoide.

En el medio de tanta aventura, todo héroe (o heroína) requiere un poco de relax, liberar tensiones. Digamos que mi Jane Shepard estaba todo el tiempo intentando liberar tensiones. ¡La guerra es dura!

La rubia intentaba levantarse a toda la tripulación. Aquí y allá, Jane tiraba palitos a ver si enganchaba algo. Probé con el turiano Garrus (el amor va más allá de credos y especies) y lo logré, sí. Aunque hubo que esperar a que Garrus hiciera estudios acerca de las partes sensibles de la Comandante, como para no meter la pata (quizás literalmente, so bestia, no tenía ni idea cómo tratar a una dama humana). Cuando por fin ocurrió, fue con una escena muy cuidada en la que el momento de gloria se representa con Jane y Garrus inclinando suavemente sus frentes hasta tocarse en un gesto de ternura.

 

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Turianos, los más cornudos de la Vía Láctea y alrededores.

Listo, lo había logrado. ¿Lo había logrado? Pero ¿por qué conformarse con un toquecito de cabezas? Jane necesitaba liberar tensiones en serio. ¿Quizás con un humano resultaría más… satisfactorio?

El moreno Jacob Taylor se hacía el duro, pero al final del juego ya venía aflojando. Cuando las papas quemaron, salió haciéndose el machote y diciendo que mientras Jane estuviera con Garrus, él no quería blablá. Tontito. Así que bueno, Jane fue y cortó con Garrus como haría cualquier mina. El pobre turiano agachó la cabeza y dijo que, sí, claro, que era lógico, que ambas especies eran quizás incompatibles.

 

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El doctor Mordin fue una ayuda invalorable para el romance de la Comandante. Por algo tiene forma de glande.

Jane estaba tranquila porque, de acuerdo con los consejos del doctor Mordin, si no ingería nada, no había problemas entre humanos y turianos. Por supuesto, Jane y yo dejamos al turiano con ese pensamiento pero la verdad venía por otro lado. El negrito Jacob no se le iba a escapar y yo estaba allí para ayudar a mi Comandante favorita de toda la galaxia.

 

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El negrito se hacía el difícil pero cuando le caí encima, se quedó pancho.

De esa manera, el guapetón de Jacob ya no tenía pretextos para histeriquear. Lo agarré y me lo llevé pa’ la pieza. Otra vez, escenas muy cuidadas y de buen gusto. Unos besitos, así bien de muñeco, y al catre.

Al ratito, justo que iba de pasada por el puente de mando, se atravesó la colorada Kelly Chambers. No sé Shepard, pero este cronista tiene debilidad por el cabello rojizo. [Continúa aquí]

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