Sábado, día de fiestas de disfraces. Oficialmente el día en que la joda carnavalera per se comienza. Todos asumen un alter ego que supuestamente los identifica. Pero de una manera u otra todos usamos caretas. Caretas que nos esconden de seis personas: Yo, tu, el, nosotros, vosotros y ellos. Sentimiento nostálgico de presentes que no se pueden ir hacia ninguna parte porque quizás no estuvieron en primer lugar. Crueles ironías del pasado irreal que no va a regresar. Presente sostenido de la esperanza de lo que será. Enfermeras sexys, árabes, piratas sin tesoros, hombres de las cavernas, policías, curas, hombres vestidos de mujer… todos ellos como una pesadilla surreal, un circo para sus miedos y sus dudas, para sus hambres y defectos. El único día en el que uno puede salir a la calle sin las reglas que nos atan a un status quo con el que nadie está demasiado de acuerdo. Todos nos transformamos en viles caricaturas de lo que somos, de lo que fuimos, de lo que quisimos ser.
Y yo no iba a ir a ninguna de las fiestas disponibles.
En primer lugar, los precios desubicados para el bolsillo de alguien que recién acababa de renunciar a su trabajo hacían que me viese en cualquier lugar menos en las fiestas, en segundo ya eran las 9 de la noche cuando decidí ponerme en marcha para hacer algo y no tenía ni la más mínima idea de qué podía vestirme sin que sea al menos, algo personal. Así que dije a la shit con todo y con todos, entro al FB y me dedico a postear pelotudeces, que es sin lugar a dudas mi deporte favorito. Entré. Y estaba ella. (Y ahora que lo veo fue el primer contacto que tuvimos via chat)…
Yo: “flaca linda como andas”
X: “bien aqui tatuandome! Jajaja”
Y: “Que??!”
X:“vas a la fiesta de disfrazes? jajaja no para la fiesta!”
Y: “Depende. A cual vas a ir vos? Yo todavia no decidii”
X: “Yo ya decidí… me voy a Vip”
Y: “Yo deberia haber trabajado ahi pero tuve que ir al campo desde las 6 hasta recién nomas. Asi que me daria un noseque. Pero bueno, ta bien, con quienes vas a ir?”
X: “con mis hermanas! y unas primas y amigas vos?”
Y: “Si voy, voy con un amigo que vino de Scz. De violinista. A q hora vas a ir asi nos vemos alla, ya q ayer me fallaste”
X: “jajaja de violinista?? Pucha no lo siento ayer moria grave pero siii mmm nose despues de tatuarme ;9”
Y: “ya SON las nueve”
X: “no no me confundi de tecla no era esa jajaja”
Y: “Bueh a ver q sale.”
X: “jajaj no pero si te animas a vip let me know yo estoy llevando mi cel”
Y: “dale. Sí, tengo ganas de verte para que mentirte”
X: “jajaja gracias! si nos podemos ver alla..”
Y: “bueh nos vemos allá”
X: “ok!!! fija!!! bsooo!”
Y bueno. TENÍA que ir. Qué otra opción tenía. En medio del tumulto de recuperarme de la ida al campo de la matina, dije a la mierda y llamé a un par de amigos. Uno en particular que había llegado de Cocha me debía una salida, lo llame y quedamos en juntarnos con nuestro cumpa mutuo en la zuela. Sólo restaba el disfraz. Y yo tenía todas las intenciones de ir a buscarla, mirarla a los ojos decirle algo y besarla. O cualquier cosa que termine en lo último, digamos. Así que… disfraz. Disfraz. Disfraz. Disfraz.“El problema con ir de Joker es q queres besar a una minita, pero no se puede porque estas lleno de maquillaje. #MiVidaYo #TarijaVip #LosCeibos” escribí a los pocos minutos de deliberar conmigo mismo. Mientras seguía buscando de qué joracas disfrazarme me puse a pensar en qué mierda iba a decirle. Porque era claro que iba a tener que entrar a la fiesta solo. Mi amigo de Santa Cruz no contestaba el teléfono, seguramente demasiado entretenido con su novia y los amigos con los que me iba a juntar no iban a entrar a la fiesta. O sea tampoco es que puedo ir a Tarija VIP y decirle: “Mira, vine solo por vos, que me gane?” No. Disfraz, disfraz, disfraz, disfraz. Finalmente lo tuve: Alex, de la Naranja mecánica, un disfraz que no utilizaba desde mi fiesta de egresados a los 18 años, que terminó conmigo en coma etílico (y eso es para otra historia sinceramente). En siete minutos estuve listo para salir y me encontraba, con el pantalón blanco, el maquillaje simulando pestaña postiza (la experiencia me advirtió acerca del uso de sólo la pestaña inferior como las películas y había optado por un delineado casual), el protector inguinal, el bastón y los borcegos acordes a la situación. Tomamos un taxi con mi hermano que iba vestido de Drácula según él y me encontré con mis amigos en la Plazuela Sucre. Y “que fue de tu vida” “hasta cuando te quedas” “tomamos un vinito?”. Y tomamos un vinito. Y otro. Y otro. Y otro. Y otro más por qué no?. Y estábamos en la plazuela uriondo, a escasos metros de la susodicha fiesta ya prácticamente en pedo, charlando de la vida y sacándonos fotos que hasta el día de espero nunca salgan a luz pública. Incluso tuvimos que ir a pedir fuego a unos individuos de dudosa moralidad que me vieron raro y casi nos agarran a bifes porque yo llegue, en pedo, metido en el personaje de Alex blandiendo mi bastón a pedirles fuego. Finalmente tras el no-me-acuerdo-cuanto vino dije a la shit y fui a la fiesta. Antes de entrar me encontré a un amigo que toca armónica, tocó algo, fume un poco para calmar los ánimos y entré. Como pude, pero entré.
Estaba repleto. La buena imagen que había logrado la susodicha fiesta en año nuevo había logrado sus frutos y el hotel estaba hasta las patas. Entré y pedí un vaso de ron y me dediqué a la misión de ver que MIERDA iba a hacer en esa fiesta, en ese estado y sin nadie seguro con quien juntarme. Sólo la ilusión de una mina con la cual no había pasado nada y tomando en cuenta el estado que traía y mis intenciones de seguir aumentando dicho estado, MEJOR que no pasara nada no vaya a ser que le termine vomitando encima por Jebús. Caminé entre la gente sosteniendo mi vaso de ron, que en realidad era el segundo porque el primero lo había secado en barra, y dando el típico saludo de “hermano como anda” cada dos por tres. Y acá se me nublan un poco los recuerdos. Sé que catarreé a una buena cantidad de gente. Pero nada de extrañar a nadie, ni mi vida es una mierda. No. Por primera vez en mi vida, hablé de lo feliz que estaba en ese momento, haciendo lo que yo quería, conociendo a gente espectacular, quizás enamorándome de nuevo. Terminé con viejos pleitos que me di cuenta estaban más en mi cabeza que en la realidad (Como siempre suele pasar). Creo que le pregunté a un par de personas por ella. Quizás a sus hermanas, o a sus mejores amigas. O ambas. Sinceramente ese tipo de detalles me eluden. Lo que más recuerdo es estar a la salida, con un vaso de ron en mi mano, apoyado sobre mi bastón, sentado en la vereda. No sin antes haberle preguntado (y de esto me acuerdo claramente) a su hermana si la había visto. “Está adentro”. Ahí ya perdí la cabeza, tomé felizmente un último trago de ron y cuando estaba por irme, sé que la vi salir. Pero, sinceramente me dije a mi mismo que no le iba a ir a hablar en ESE estado a ella. No. Se merecía mucho más que un pobre borracho adicto al elixir mágico que es el ron, en un estado de evidente etilismo declarando amor eterno por sobre todas las cosas. No. No ese patetismo para ella, o para lo que significaba en ese momento particular de mi vida. “Taxi!”.
Y a casa.