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Los hombres también somos divas



Los hombres también somos divas, vamos, no se hagan. Porque claro, te deja tu novia y hay que ver el escandalete de telenovela mexicana de las cuatro de la tarde que llegamos a hacer mientras llenamos nuestro FB de status emo-penosos-bastante-patéticos, catarreamos a desconocidos por la calle mientras tratamos de mantenernos en pie o le confesamos por enésima vez a la mejor amiga de la susodicha que sufrimos como cerdo cerca de Navidad porque sabemos que todo fue nuestra culpa, nuestra culpa, nuestra gran culpa (Son tiempos católicos, entiendan) y pedimos entre trago y trago de lo que parecería ser fernet por el color, mas no tanto por el sabor, que interceda en nuestra favor en esta nueva cruzada por recuperar al “amor de mi vida”, “la mujer de mis sueños”, “lo mejor que me pasó” o como sea que le decís en ese momento en el que muy probablemente hayas olvidado su nombre. Entonces la amiga en cuestión te mira con cara de que le caes peor que su compañera que se compró el mismo vestido que ella en el mismo mes, y te dice “Si, obvio” o cualquiera otra frase que suene lo más alejada posible de “Salí de acá, excusa de ser humano” que es lo que muy probablemente te quiera decir. Los hombres somos así, podemos ser insufribles al terminar relaciones, al defender la camiseta o cuando se nos mete a la cabeza la idea de que ese pantalón nos queda bien hasta para ir a dormir. Los hombres somos tan divas que somos la principal razón por la cual hay espejos en los gimnasios, en los cuales nos miramos de reojo y a las escondidas para evitar que otros asistan al triste espectáculo del flaco que entró al gimnasio este mes, pero se mira los biceps mientras pone cara de “Esa”, “Que fuerte estoy”, “Estoy re dable” y otros epítetos que espera/anhela le diga alguna mujer hermosa un sábado por la noche en alguna disco. O ni siquiera tan linda, porque para los hombres las mujeres son como los tragos: al principio de la noche, sobrios, se hacen a los exquisitos y selectivos, para que luego, a medida que pase el tiempo y su sobriedad, cualquier cosa les venga bien.

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