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[REVIEW] Papers, Please: ¡Gloria a Arstotzka!

¡CHU-CLUM! CLAC. No, no es una shotgun. Es mi sello denegando tu trasero en mi país.

Muchas veces usamos los fichines como un medio de escape a la rutina y al tedio de esta vida moderna en la ciudad. Mientras que por ocho, nueve, DIEZ horas somos un engranaje más al servicio de la gran maquinaria capitalista, nuestros maquinores nos permiten desahogarnos siendo un guerrero en tierras medievales, una hábil aventurera en busca de reliquias arqueológicas o ese Maradona que no podemos ser en el fulbito que jugamos con los muchachos de la oficina.

Sin entrar mucho en detalles, me llevé tremenda sorpresa cuando me di cuenta que Papers, Please era ourrorosamente similar a mi trabajo. Es una experiencia TAN fiel, que si nuestro jefe lo encontrara instalado en alguno de los batatores del laburo, en lugar de dinamitarlo como hace con todos nuestros emuladores de Family o de Genesis, nos OBLIGARÍA a jugarlo en los momentos ociosos a modo de entrenamiento. ¡Y creo que sería la primera vez en que nadie se negaría al azote de su látigo del ourror! Porque déjenme decirles, micos, que este fichín es adictivo y divertido por igual, en grandes cantidades. Sí, sí. Un juego que trata sobre política y que consiste en mirar datos y poner sellitos, es divertidísimo. Oh, ¿tan senil estoy?

¡SE ME VAN PA’TRAAAAS!

Estamos a fines de 1982, en un estado comunista que acaba de terminar una guerra de seis años con otro estado vecino. La situación es tensa y delicada; sobre todo en la frontera. Nosotros tuvimos la “suerte” de salir en la lotería laboral para un puesto como inspector de inmigración. Y con cuatro bocas que alimentar, aparte de la nuestra y el cruel frescor típico de una zona como la Europa Oriental (este fichín está innegablemente basado en la URSS), no vamos a poder rechazar la oportunidad. Cada mañana, a las 6AM en punto caminamos hasta nuestro cubículo. Abrimos la persiana y con un click en nuestro megáfono, damos comienzo al día laboral a la voz de “¡SIGUIENTEEEE!”

En una deliciosa estética pixelada 8-bitera, tenemos por una lado un paneo de la frontera (donde vemos en todo su esplendor la interminable cola de personas que tendremos que atender), y por otro, la vista de nuestro escritorio. En la ventanilla se nos presenta el ciudadano que quiere ingresar y le pedimos los papeles necesarios.

En nuestro primer día (lo que sería el primer “nivel” del juego), la cosa es simple: debemos verificar que el pasaporte sea de nuestro estado, Arstotzka. Si lo es, con un par de clicks le ponemos el sellito verde de “Aprobado” al pasaporte, y adentro. Si no, ¡CHU-CLUM! CLAC. “Denegado”, y a llorarle a la Madre Rusia, muehehe. Cuando el reloj marque las seis de la tarde, terminamos la jornada laboral, y nos vamos a casa con nuestros billetores (cuanta más gente atendamos, más nos llevamos al bolsillo). En esta segunda etapa del nivel, vamos a tener que distribuir nuestro dinerillo entre la renta, la comida, calefacción, medicamentos y otras necesidades, algunas básicas, y otras inesperadas, que nos va a presentar la dura vida en Arstotzka. Si al final del día la plata no nos alcanza para pagar todos los impuestos… nos llevan en cana y es Game Over.

Al día siguiente es lo mismo. Y al otro, también. Y así. Sin embargo, como nos informa el diario cada mañana, la situación política y económica va cambiando, y eso, claro, repercute en nuestro trabajo. A medida que avancemos, los controles migratorios van a hacerse más y más estrictos: tendremos que verificar que la persona que tenemos en frente sea la misma del documento; que el pasaporte no esté vencido; que cada dato esté bien escrito; que los sellos sean originales; que nos presenten permisos de entrada, de trabajo y de asilo; que las huellas digitales coincidan; que no trafiquen armas o drogas; que tengan las vacunas… en fin, un sinnúmero de condiciones que le van a hacer la vida imposible a los que quieran ingresar, y más todavía a nosotros, que somos los que tenemos que usar el ojo de águila para que no se nos pase ningún infractor.

Ah, y claro, la gente va a empezar a ponerse más heavy porque, obviamente, a ninguno le gusta ser rechazado.

Todas las herramientas que usamos para constatar datos, en un principio, las podemos manejar con simples clicks del mouse. Sin embargo, en un originalísimo uso del control, en ciertas ocasiones podremos sacrificar parte de nuestro preciado dinero, a cambio de accesos directos con el teclado, o accesos más rápidos con el mouse. Cuando le agarren la mano, van a ser unas máquinas asesinas de poner sellos, lo cual es importante en los niveles avanzados, ya que son MUCHAS las cosas que tenemos que revisar y, recordemos, cuanta más gente atendemos, más platita nos llevamos a casa.

Todo es acerca de las decisiones

Dicen que el núcleo de los juegos reside en las decisiones que tomamos. Y en este fichín, todo lo que hagan, incluso lo más mundano y simple, puede ser crítico. Si nos apuramos y revisamos todo así nomás, atendemos más gente, pero es más probable que cometamos errores. Muchos errores significan descuentos de dinero.

Un tipo encapuchado nos ofrece esos 100 mangos que podrían salvar a nuestro hijo y nuestra suegra de morir de hambre, si detenemos injustificadamente a otro tipo. ¿Mantenemos la responsabilidad, o aceptamos el dinero sucio? Una mujer está desesperada por ver a su marido enfermo, pero una letra en su nombre es incorrecta ¿Cumplimos el deber a rajatabla, o ponemos por delante al ser humano? A medida que avancemos, vamos a ir desentrañando un trasfondo bastante oscuro, que podría obligarnos a usar la violencia con nuestras propias manos, y desembocar en muchos finales distintos.

Cada uno de los 31 días durante los que transcurre nuestro “Thriller Documentario”, pueden ser rejugados para hacer las cosas mejor, o de otra forma, e intentar conseguir un final más satisfactorio de entre los 20 que hay. Al cabo de un tiempo, no quedan dudas que esto es algo así como un gran puzzle en el que tenemos que ir tomando las decisiones adecuadas para llegar al final “correcto”.

Si lo logramos, podemos destrabar tres modos infinitos con varios niveles de dificultad, donde vamos a poder competir contra otros inspectores a través de leaderboards. ¿Quién será el sellador más rápido de Arstotzka?

“Aprobado”

Es todo un riesgo para un juego basarse en una tarea tediosa y mecánica, sin embargo Papers, please lo plasma de maravillas mediante un gameplay terriblemente divertido, satisfactorio, equilibrado e inusual. Sumando eso a la temática política llevada a un plano personal y humano, con decisiones morales muy jodidas, este juego se lleva un gran y verdoso sello de Aprobado.Bienvenido a la tierra de los grandes fichines. Glory to Arstotzka! [i]


QUÉ ONDA: Un juego político con un gameplay inusual que resulta súper gratificante.
LO BUENO: Gameplay 100% original. La curva de aprendizaje. Las mejoras que podemos hacerle a nuestros controles. Las historias personales. Las decisiones morales. Mucha rejugabilidad.
LO MALO: Puede ser muy fiel a tu trabajo, ¡doh! Si no buscás experiencias innovadoras te puede parecer confuso o poco llamativo.

  • CALIFICACIÓN89%
89%

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