Pingüinos sexies y geishas voladoras.
Resulta que el shooter Gradius se sentía solo, viejo y olvidado. Entonces su amigo Twin Bee se lo llevó de juerga a una fiesta bizarra japonesa, donde desfilaron pandas travestis, bailarinas de cabaret y mapaches con testículos gigantes (N del E.: ¡Santa Madre de Dios!). De esa noche inolvidable para los queridos juegos de Konami salió el infame y desopilante Parodius. Como su nombre lo indica, una parodia del Gradius que generó un fanatismo de culto y risas por doquier.
El género shooter en general es difícil que falle. Pueden ser horribles, pero nunca van a dejar de ser un desafío que queremos superar, porque —admitámoslo— nos encanta matar bichos. Hoy en día hay excelentes ejemplos que toman elementos de antaño y los combinan con tecnología para realizar títulos que nos sigan atrayendo (ver Sine Mora, Beat Hazard). En el caso de Parodius, fue algo más. Tomando elementos principalmente de Gradius, pero además sumándole personajes, power-ups y armas de otros juegos de Konami, hacen que este juego sea una verdadera joya histórica. Y no sólamente eso, sino que es difícil como él solo. Tanto, que parece una joda.

Yendo a los temas técnicos, Parodius vio la luz en 1988 para la MSX bajo el nombre de Parodius: The Octopus that Saves the Earth. Luego fueron saliendo 5 ediciones más para diferentes consolas y arcades. En esta edición vamos a analizar el Sexy Parodius que salió para arcade en 1994, porque ¿acaso no es el que suena más interesante?
Comienza el juego y como lo sospechábamos, todo es excesivamente japonés: formas redondas y coloridas, caras de animé, etc. Le damos START y elegimos nuestro personaje que servirá a modo de nave. Es ahí cuando pega la nostalgia y vemos aparecer a Vic Viper, la nave clásica del Gradius, además de Iván, un pingüino comandante de la nave Pentaroux (del juego Penguin Adventures), una linda conejita Playboy animé montando una bomba nuclear (!), un monigote en un avioncito de papel, entre otros. Por supuesto, cada personaje tiene distintos stats y habilidades especiales. Además el juego nos permite seleccionar tres tipos de disparo diferentes: automático, semi automático y manual para los que les gusta apretar botoncitos como locos. Y sí, este juego exige que te destruyas los dedos matando objetos voladores y jefes mutantes.

Los niveles avanzan como el clásico shooter horizontal, pero con diseños tan creativos como graciosos: paisajes espaciales, palacios acuáticos e imágenes semi eróticas de fondo (!!!). Cabe aclarar que los enemigos que pronto llenan la pantalla son ovejitas voladoras, cabezas de totems, perros, choclos voladores. Sí, todo es un gran WTF. Pero el control es tan fluido que lo hace verdaderamente adictivo. Además, esta edición incluye un modo de juego muy interesante que es cumplir una misión en cada nivel, como por ejemplo, agarrar 300 geishas. Sin embargo, cuidado: la curva de aprendizaje de este juego es exponencial. Los primeros niveles se pasan tranquilamente, luego el desafío se hace mayor y los niveles son más rebuscados. El último nivel, se va directamente al demonio. Te pide que completes el stage
entero y el boss final en menos de 200 segundos y el maldito reloj no deja de contar cuando se pierde una vida. ¡Se termina el tiempo y CHAU!, no hay Continues aunque tengas la fichita en la mano. ¡A empezar todo otra vez! Ahora si ganan, hay una sorpresita bastante agradable.
Lo más lindo de este juego son sin duda, los upgrades del Gradius y del Twin Bee. Las campanitas voladoras que son increiblemente difíciles de agarrar y las cápuslas rojas que mejoran nuestros misiles. Es lo que nos hace recordar que estamos jugando a una parodia de un juego bastante serio como lo fue el Gradius y comprendemos el por qué de las imágenes bizarras.

Pocos han jugado a esta rareza y muchos menos lo han batido. Pero este es un shooter que goza todas las virtudes de un buen ejemplar: movimiento fluido, personajes creativos, jugabilidad adictiva y dificultad rompecocos. Sin duda vale la pena echarle una mirada a cualquier título de esta serie que además de ser una parodia, es un excelente videojuego con todas las letras. [i]