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[REVIEW] OlliOlli: Rompiendo las… tablas


Look out, Helter Skater!
 

En Villa Martelli, mi barrio natal, conocido por muchos de ustedes como “ese lugar lejano en el que pusieron Tecnópolis“, vive mi amigo Bernabé. Durante los años del secundario de ambos, Berna fue un aficionado al skateboarding. Solía juntarse con otros amigos en común y vecinos del barrio a patear con la tabla por las tardes. Eran aceptados en algunos lugares y echados de otros, porque de eso se trata, de irrupción urbana, un espíritu que lo hermana con el arte del grafitti.

Prácticamente, el 80% de todo lo que salía de boca de Berna era sobre skate. Cuando Youtube apenas era un nombre gracioso, él contaba en su disco rígido o lectora de DVD con cientos de videos de gente practicando piruetas en sus tablas. Visitarlo era saber que gran parte de la estadía la ibas a pasar viendo un buen rato de novatos rompiéndose una pierna en alguna ridícula caída (bien pixelado todo) o profesionales haciendo giros imposibles en el aire, con mucha, pero mucha, cámara en modo ojo de pez.

Pronto llegó la época de la masificación de la PSX, y con ella, el Tony Hawk Pro Skater. Para los que nunca tuvieron la chance de jugarlo, se trata de un simulador de skate en tercera persona protagonizado por el ya entonces popular skater Tony Hawk, en donde nos vemos recorriendo los alrededores de una pista o ciudad a bordo de nuestra tabla. La sesión duraba unos determinados minutos en los que debíamos encontrar los ítems que se nos pedían y llegar a un determinado puntaje a través de realizar trucos.

Como se imaginarán, las tardes pasaron de “ver videos juntos”, a “sentarme y verlo jugar”. Este fichín ofrecía al gamer skater el consuelo virtual de una libertad que una ciudad como la nuestra no tenía interés en acercar. Buenos gráficos, jugabilidad y su destacable banda de sonido anclada en el punk moderno terminaron de consagrarlo en el Olimpo de los títulos disponibles en la otrora moderna consola gris.

La clave de todo esto es que a mí no me gustaba el skate. Pff, al día de hoy no sé montar bien una bicicleta, y no me interesa. De la cultura skater aprendía, lentamente y gracias a sus repeticiones, que un ollie es el salto en el que la tabla acompaña los pies del skater, backflip es girar la tabla en círculos hacia atrás, etc., etc. Una pequeña muestra de los cientos de trucos que existen. El skate estaba ahí, cada vez que iba a su casa, pero yo iba porque es donde jugábamos Magic mientras charlábamos, donde los foxterrieres Cata y Rome no paraban de buscar atención, donde su mamá nos hacía tortas fritas y pizza. Pasar la puerta era ingresar a ese universo donde la banda sonora estaba a cargo de NoFX, Massacre, los Red Hot y No Use for a Name. Un universo lleno de historias contadas que a veces siento más vividas que mis propias anécdotas.

OlliOlli me sorprendió con lo rápido que salí andando con mi tabla. La clave es que el juego es en 2D, lo que facilita la interacción con el espacio. Un par de intentos fallidos primero y pronto le vamos agarrando la mano hasta que se transforma en una experiencia más que satisfactoria.

Planteado con apariencia de Endless Runner, en cada misión tendremos un listado de misiones que completar, ya sea un determinado puntaje a través de trucos que paguen bien u otros logros específicos. Un botón desplaza el skate, con el mismo botón saltamos, con el mismo nos posamos con la tabla sobre el objeto o barandal (grind) que esté a nuestra altura, mismo botón para aterrizar a salvo… Junto con el stick izquierdo, los botones superiores y los gatillos del control de Xbox (desconozco cómo será en otras plataformas, yo lo probé en PC) el manejo es más que sencillo.

El balance de frustración es el suficiente para mantenernos interesados: probamos, no nos sale, puteamos, perseveramos, empieza a salir, lo dominamos, nos creemos Bam Margera, de pronto el puntaje se vuelve más exigente, probamos un nuevo truco, nos pegamos un tremendo sacudón contra el suelo que nos tatúa el asfalto en la cara, puteamos… y repetimos el proceso hasta irnos a dormir. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

OlliOlli cuenta con más de una centena de trucos, gran variedad de niveles (algunos estéticamente bizarros) y nuevos desafíos constantes. La música dista de la utilizada por Tony Hawk y sus amigos de Jackass, optando en su lugar por una banda sonora más relajada con base en el jazz. La experiencia general es agradable, y aunque no pretende subirse al podio de los simuladores de skateboarding, se convierte en un poderoso competidor que incluso me permite hacer las paces con ese deporte. Y ahora los dejo, porque tengo que ir a lo de Berna a mostrarle lo bien que me tiro unos nosegrinds. [i]

DISTRIBUIDOR: Roll7
DESARROLLADOR: Roll7
GÉNERO: Deportes
PLATAFORMA: PC, PS3, PS4, PSV


CALIFICACIÓN
78%

QUÉ ONDA: Simulador de skate en 2D, sencillo pero adictivo. Frustrante por momentos, desafiante todo el tiempo.
LO BUENO: Fácil de comenzar a jugar incluso para quienes nunca jugaron antes un fichín de skate.
LO MALO: Se vuelve repetitivo rápidamente, puede no ser precisamente tu taza de té.

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