[REVIEW] Quantum Break

La tecnología del tiempo

El motor del juego no tiene la belleza ni la definición de la tecnología Unreal -la calidad gráfica recuerda más al engine de Half-Life– pero, mamita querida, permite efectos asombrosos. Se llama Northlight Engine y es tanto una tecnología de física como narrativa. La geometría puede ser deformada de cualquier manera y la iluminación acompaña para obtener un entorno que se paraliza, acelera, decelera, un vórtice de objetos, partículas, fluidos y planos que, realmente, provocan admiración.

Proyectiles quedan en el aire, en medio de chispas y estelas de luz, y uno puede pasear entre la lluvia de balas con el tiempo congelado. O desplazarse más rápido que los enemigos. O crear burbujas donde el tiempo cambia de sentido.

Todos estos poderes son posibles de obtener y de mejorar (encontrando «partículas Chronon») para volver más capaces a los protagonistas. Y se tienen que usar durante las intensas escenas de combate, donde a menudo los atacantes nos superan en cantidad.

Si bien en términos de mecánica de combate en tercera persona Quantum Break no está entre los mejores, sí resulta muy satisfactorio. El protagonista se pone a cubierto automáticamente, algo que puede ser incómodo.

De todos modos, cuando se tienen más poderes, el combate pasa de ser pura acción y puntería a un esquema estratégico. Antes que combatir al estilo guerrilla, es más saludable encerrar a un grupo de enemigos en una burbuja de tiempo y cocinarlos mientras no se pueden mover, cosa que culmina con una hermosa explosión. Hay muchos movimientos posibles que crecen en poder y rango a medida que los mejoramos.

Por otra parte, el diseño de algunos niveles donde el tiempo se comporta de forma anómala deberían analizarse como ejemplo de genialidad. En uno de estos, estaremos caminando mientras el tiempo corre a una velocidad imposible, como si estuviéramos en una película en cámara rápida.

En otro, un casco de buque carguero se nos viene encima, una gigantesca estructura de hierro y mil cosas cayendo que nos aplastan… a menos que hagamos retroceder el tiempo unos segundos para tener chance de escapar. Es tremendo ver cómo la geometría retrocede, las partículas, los objetos, todo regresa a un estado anterior. Uno queda con la boca abierta.