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[IMPRESIONES] Final Fantasy XV – Platinum Demo

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Luego de la exuberante presentación que Square Enix dio hace pocos días sobre el caballito de batalla más importante de la compañía nipona, una de las mayores sorpresas que se anunciaron (y que no sorprendió a nadie, por el leak previo que hubo) fue sobre la nueva demo. Una demo de lanzamiento instantáneo y libre para todo aquel que posea una PS4 o Xbox One, a diferencia de la anterior que era bastante exclusiva. Como somos micos ansiosos y nos moríamos por probar, aunque sea un ratito, algo de la quinceava entrega de la saga de RPG más famosa, nos bajamos sin demora esta demostración para ver qué nos ofrecía. La jugamos, y esto es lo que nos pareció.

Platinum Demo nos lleva a través de una experiencia sumamente onírica, donde exploramos los sueños de Noctis (Noc, para los amigos), manejando una versión infantil del protagonista. Cabe destacar que esta demo no es un extracto del juego principal, sino que posee una mini historia independiente que funciona de forma paralela a la aventura que viviremos el próximo 30 de septiembre.

Que esta demostración transcurra dentro del imaginario de un personaje no es casual. El objetivo de la misma es mostrar las capacidades técnicas y jugables de Final Fantasy XV, y el contexto ilusorio –muy propio de Alicia en el país de las maravillas– es la excusa perfecta que los muchachos de Square necesitaban para introducir cambios bruscos y constantes de clima, ambientación, escenarios y personajes, sin dar explicación alguna ni justificarse. De esta forma nos ofrecieron una amplia variedad de situaciones en un período muy corto de tiempo.

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Platinum Demo está dividida en cuatro niveles muy diferenciados. Los primeros tres están orientados a la exploración –limitada, pero exploración al fin– y a la introducción de los controles. No hay demasiado para hacer: merodear un poco por los escenarios, batallar otro poco contra unos bichos imaginarios usando armas infantiles (¡hasta tenemos un chipote chillón!), y por último, contemplar la ambientación. Sobre esto último, Square Enix introdujo unos switches a los largo de los escenarios que sirven para cambiar de forma instantánea las características del entorno, y mostrarnos cómo sus variaciones afectan el juego. Algunos switches alteran el clima, otros la franja horaria –y por ende la iluminación–, y otros nos convierten en autos y en animales. Sí, en animales. Obviamente lo del auto es para enseñarnos las físicas de manejo, pero lo de los animales no sabemos bien qué es lo que intenta mostrarnos, ni su relación con el juego final. Bastante micos somos ya por defecto.

El cuarto y último nivel de Platinum Demo es, por lejos, el más interesante. Acá la demostración se despoja de todo contenido infantil y nos mete de cabeza en una encarnizada batalla contra un Férreo (Iron Giant, en inglés), uno de los monstruos clásicos de la saga. Es entonces cuando de verdad podemos experimentar de forma más fiel lo que Final Fantasy XV tendrá para ofrecernos el día de su lanzamiento.

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Las batallas no se sienten igual que cómo se ven en los trailers, de hecho tuvimos que repetir el enfrentamiento como cinco veces para terminar de agarrarle la mano y comprender bien la dinámica. Todo se basa en dos botones: uno para atacar, y otro para cubrirnos/eludir. Pero claro, por más acción que tengan las peleas, esto no es un God of War, y abusar del esquive es una muy mala idea. Dicho movimiento tiene un cooldown, de uno o dos segundos más o menos, lo cual puede parecer insignificante, pero es vital. Esto hace que, para no terminar aplastados contra el piso, tengamos que aprendernos mínimamente los movimientos del enemigo para saber cuándo reaccionar. Si nos movemos a destiempo, lo más probable es que nuestro personaje quede en una posición vulnerable y lo hagan de humita.

Por otro lado, tenemos a la habilidad estelar de Noctus, llamada Lux Impetus. Si vieron los trailers la van a reconocer. Es aquella que nos permite teletransportarnos hacia alguna cornisa, clavar la espada y quedarnos suspendidos en el aire, para luego tomar impulso y arremeter con toda la furia contra el enemigo. Este movimiento es un espectáculo y le agrega un condimento de diversión muy alto. Lo malo es que, al menos en la demo, dependiendo de la circunstancia a veces se traba y pierde todo su glamour. Resumiendo un poco, lo primero que nos sorprendió de Platinum Demo fue su semejanza con Kingdom Hearts. Obviamente su tono infantil evoca al híbrido de Disney y Final Fantasy, pero incluso dejando de lado eso, el modo en que se juega se siente como si estuviéramos manejando a Sora, sobre todo por la mecánica de las batallas y los movimientos del personaje.

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Gráficamente se ve bastante bien. Algunas que otras texturas precisan de un poquito más de trabajo (debido quizás a que sacaron la demo de forma muy apresurada), siendo los efectos de luz los que se llevan todos los aplausos. La cámara, sin embargo, es el punto más flojo. En espacios cerrados se estanca un poco, y durante las batallas complica más de lo que ayuda.

Las peleas son confusas al principio (agarrándonos de la única relevante en la demo, que es la final, por supuesto), pero con un poco de práctica es posible ir tomándole la mano, resultando luego bastante divertidas y dinámicas. Aun así, se nota que les falta algún que otro ajuste. Todavía se sienten algo imprecisas, y los golpes poco contundentes.

Esperemos que Square Enix termine de arreglar estos detalles en el juego final. Mientras tanto, Platinum Demo es una linda y breve forma de saciar un poco nuestra ansiedad hasta el próximo 30 de septiembre, cuando Final Fantasy XV dejará de ser al fin una fantasía. [i]

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