[REVIEW] Dark Souls III: Ashes of Ariandel

El tiempo apremia. El infierno, tan frío y cruel, pero al mismo tiempo sus llamas, literalmente llaman a gritos… y atraen. Me dice que todo mi esfuerzo será restituido. Que cada gota de sudor, y sobre todo sangre, serán pagadas el doble con placer y gratificación. ¿Será verdad? Un último viaje a lo más profundo del dolor, la decepción y de uno mismo…

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En verdad no habría mucho que quejarse si dijéramos que la primer expansión del último Dark Souls de la historia (por ahora) incluyera un mundo congelado totalmente nuevo, armas, sets de armaduras, hechizos e items, y hasta algunos enemigos nuevos. ¿Qué más podemos pedir? ¿Por qué quisiéramos algo más?

 

Para acceder a este nuevo mundo lo hacemos a través de una pintura, muy similar al Mundo de Ariamis en el primer juego de la serie. Esta pintura está ubicada casi en la mitad de la historia principal, en la fogata de la Catedral de la Oscuridad. Ahí entablamos una conversación con un NPC que nos acerca un pedazo de la pintura, y al tocarlo, nos transportamos al frío y cruel mundo de Ariandel.

 

 

Y este mundo es muy lindo, en cuanto a estándares de Dark Souls, donde lindo quiere decir horrible y placentero quiere decir “morí 400 veces en el mismo lugar, pero está bien, aprendí a vivir con eso”. Pero más allá de su diseño, tanto estético como estructural, un par de horas dentro de este nuevo contenido es fácil darse cuenta que no es tan grande como el bonito arte del horizonte lo hace ver. No hay nada más allá de lo que nuestros ojos pueden ver, y en comparación con los mundos de Dark Souls, es bastante pequeño.

 

Afortunadamente, aunque el espacio físico no sea tan grande como uno quisiera, From Software mantuvo su costumbre de crear zonas que se distinguen muy bien entre sí, y ofrecen diferentes estilos, enemigos y desafíos entre un lugar y otro. Desde el campo destruido y nevado en el que arrancamos, hasta un asentamiento putrefacto. Hay un poco de variedad, y también hay un poquito de épico, mientras descendemos al inframundo, mediante las raíces gigantes de un viejo árbol. Por momentos Ashes of Ariandel logra ser memorable y escalofriante, como cualquier Dark Souls debería ser. Pero lamentablemente no es siempre.

 

 

Un buen pedazo de este DLC se siente como que está hecho a mitad de camino o corto de su verdadero potencial, y que todos los lugares que visitamos y momentos que vivimos, merecen ser parte de algo más grande. Y a todo esto le tenemos que sumar que las fogatas están ubicadas muy cerca la una de la otra. Y no tiene mucho que ver con el espacio, porque aunque el mapa no sea gigante, hay muchísimo espacio entre una zona y otra, y bien podrían haberse esparcido más. De esta forma se siente como que está facilitado de alguna forma, que From Software “nos la está dejando pasar”, y esa no es la compañía nipona que conocemos.

 

Aún más hablando de decisiones extrañas tomadas por From Software, este DLC incluye únicamente un boss final, y otro opcional. Y mientras que es bueno, de nuevo, se siente como un Dark Souls hecho a medias. Porque no es lo mismo terminar una zona sin esa recompensa final de combatir uno o dos bosses que requieren utilizar todo lo aprendido en las recientes horas. Lo bueno, es que vencer al boss activa el lado PvP del juego, y para quienes disfruten de este aspecto, pueden sacarle muchas horas de juego de esta forma.

 

 

De nuevo, no es que sea malo, ni esté mal hecho. Simplemente no se siente a la altura del resto de los juegos, y hasta del resto de los DLC que sacaron para sus juegos anteriores. Y teniendo en cuenta que este es el primero de los dos últimos capítulos de esta serie, nos alarma que pierdan la oportunidad de dejar a la franquicia lo más alto posible.

 

Para los fanáticos de la serie, que quieren disfrutar todo lo que haya de contenido novedoso hasta el final, acá hay suficiente para tirar unas horas más, sobre todo en el aspecto PvP. Si te llama más la atención el desafío épico del juego completo, la reconocible y extensa estructura de un Souls o la variedad de escenarios que se pueden encontrar en un mismo mundo, entonces Ashes of Ariandel cae un poco corto de lo que podrías llegar a esperar. [i]

QUÉ ONDA: Un nuevo mundo por descubrir en el universo Souls.

LO BUENO: Un variado mundo para explorar, nuevo equipamiento exclusivo al DLC. ¡Más PvP para la gente que lo pide!

LO MALO: No es tan grande o amplio como aparenta ser. Fogatas demasiado cerca una de la otra. ¡Solo un boss!