¿Sueñan los directores con secuelas decentes?
Imagínense en el cine, viendo esta nueva entrega de la franquicia de Blade Runner, cuando de repente se dan cuenta que hay una avispa caminandoles en el brazo. ¿Entendieron la referencia? ¿No? Muy mal, eso significa que no vieron la peli original de 1982. ¿Deberían verla antes? Bueno, esta película no es cruel, tampocoo es fans-only, y ciertamente no los va a castigar si no la vieron, pero la mayoría de los eventos (en especial durante el tercer acto) se apoyan en lo que sucedió 30 años atrás, cuando Rick Decker perseguía a unas ovejitas descarriadas (o mejor dicho, humanos artificiales asesinos). Por lo tanto, si bien van a entender todo lo que sucede, se van a perder de gozar al ver cómo se unen ambas historias. ¿Y para qué van al cine si no es para gozar?
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Es arriesgado hacer una secuela de una película icónica y de culto como Blade Runner. La versión original fue visual y conceptualmente revolucionaria; el complejo concepto filosófico le rompió la cabeza a más de uno en aquel entonces; la consciencia y el significado de ser humano que aparecen en la trama venían un poco a patear el tablero. Sin embargo, si bien al principio la película no tuvo tanta repercusión, con el correr de los años se convirtió en un clásico de la ciencia ficción. Es cierto que no todos la aman, pero se la reconoce por lo que fué y lo que generó. Ahora, tres décadas después, ¿Logrará provocar el mismo interés con un tema que ya no es novedoso?
Temíamos que quisieran “aggiornar” la historia con más acción, explosiones y tetas. “Revitalizarla” para luego sacar una serie de otras cinco o seis películas, todo para llenarle los bolsillos a los degenerados productores de Hollywood. Con tantas secuelas, precuelas, remakes y spinoffs que no paran de embarrar la cancha ensuciando nuestros inocentes y frágiles recuerdos, era un temor más que justificado. Pero tranquilos: esta es una digna continuación que se esfuerza por mantener y expandir el universo ya creado. Y está bien, es verdad que meten algunas glandulas mamarias en el medio, pero son lindas de ver.
Blade Runner 2049 redobla la propuesta con la estética y el sonido, por lo que recomendamos ir a verla al cine. El tratamiento visual y la dirección de Denis Villeneuve (director de Arrival y Sicario, entre otras) probablemente le hagan ganar un par de Oscars, o al menos un par de nominaciones. Los cinéfilos de pura cepa deberían ir a verla, aún si no les interesa la trama o el género. Es una película muy bien hecha y las actuaciones van a tono. No recordamos a Ryan Gosling haciendo un mal papel, Harrison Ford sigue con su revival de personajes icónicos y Jared Leto, si bien no tiene mucho tiempo en pantalla, le da algo de vida a un antagonista con delirios de grandeza. Sylvia Hoeks junto a Ana de Armas encarnan a dos seres artificiales con unas tramas más que interesantes. Nos atrevemos a arriesgar que parte del mensaje de esta nueva entrega pasa más por ellas dos, aunque quizás estamos delirando. Igual, como la anterior, es una película para delirarla.
¡Pero cuidado! Hay una advertencia: la película de 1982 no es una película de acción, es un policial noir futurista, algo lenta para algunos, con escenas que apuntan a la reflexión y la contemplación. Blade Runner 2049 mantiene este ritmo, y con 163 minutos (cerca de las tres horas) no es exactamente una película ligera, casi siempre alargando escenas un poco más de lo que estamos acostumbrados. Como regla, si disfrutaron de la original, esta también los va a dejar contentos. Si les resultó lenta o aburrida, probablemente le achaquen los mismos defectos. Y aún así, quizás deberían ir a verla.
Apuntalada por el excelente trabajo del director y los actores, qué tanto se la ame o se la odie dependerá mucho de cómo vivieron cada uno de ustedes la película original. Si bien el tema que trata no es tan novedoso como lo fue tiempo atrás, aún así se las arregla para dejar abiertas nuevas interrogantes, que servirán para que los fans discutan al respecto por muchos años más. [i]
PD: Presten atención a la escena de pelea entre estos dos, porque a Harrison Ford se le fué la mano y le metio un bife en serio a Gosling.
BANANÓMETRO:
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Jessica Aran, alias Jess Jones, es Técnica en Comunicación Multimedial y Realización Audiovisual, Licenciada en Comunicación Audiovisual, actualmente estudiando el profesorado Universitario. Se desempeña como Directora, Guionista y Docente. Dirigió numerosos proyectos entre los cuales se destacan La miniserie “La Tabla de los Sueños”, “Abaddon”, cortometraje de Ciencia Ficción y “Pájaros Negros”. Adicta al café, neófita del skateboarding. Lectora de cómics y un poco gamer. Cada tanto Ilustradora y fotógrafa aficionada. Cocinera experimental y maratonista de series. Pueden seguirla en su fan page y en Instagram.
Juan Lucas Lombardi, alias Tato, es Diseñador Gráfico mayormente por diversión, a veces por dinero. Socio fundador de Go Digital, agencia de Marketing Digital y Guionista participando en proyectos de cómic y audiovisuales. Está interesado en todo lo relacionado con tecnología, ciencia, literatura, cine, diseño y deportes. Se dice creativo, crítico y lógico. Actualmente intenta zambullirse en el mundo audiovisual, abriéndose camino como Guionista en distintos proyectos, los cuales han sido su espacio de crecimiento. Instructor de tenis y amante del esquí. Cinéfilo por naturaleza, también aficionado a las series. Gamer desde la cuna. Fanático de Batman y las pizzas. Intenta ser buen deportista aunque sin éxito. Pueden seguirlo en su fan page y en Instagram.