Viaje al planeta de las maravillas
SI JUGAR SE SUPONE UNA EXPERIENCIA, Subnautica es una de las mejores, y por lejos. No para cualquiera, para los que tenemos corazón de exploradores, para los que nos fascinamos con la manera única de narrar historias tan propia de los videojuegos.
En Subnautica queda claro que el lenguaje narrativo del juego de video supera cualquier otro, con perdón del sacrosanto cine y la sabiduría milenaria de la literatura.
Aquí se trata de vivir una experiencia tremenda, de esas que te dejan feliz. Si les atrae la aventura, la supervivencia y, sobre todo, la exploración, que no se les escape este Subnautica. Lo hizo un estudio independiente, Unknown Worlds Entertainment, mismo que supo traernos allá lejos y hace tiempo –casi 16 años– Natural Selection. Esto último lo advertimos sólo en honor a los vejetes que rondan por acá.
En ese momento, los californianos utilizaron una modificación del motor gráfico de Half-Life. Para Subnautica se decidieron por Unity, pero conservaron esa misma pinta singular de los viejos tiempos, en especial cuando se trata de interiores, laboratorios, maquinarias y templos alienígenas.
Porque sí, aunque la historia nos sumerge de entrada en un mundo casi completamente acuático, tras sobrevivir a la caída de una enorme nave espacial, y haya que bucear y construir como si fuera un Minecraft del agua, poco a poco y con los ojos como platos el explorador mojado va descubriendo estructuras artificiales, enigmas, pistas… y entonces la narrativa se va desplegando con una gracia inolvidable.
Aclaramos: Subnautica mete miedito, mucho miedito. Se ve hermoso pero abajo nadan cosas alien con muchos dientes y tentáculos.
Al principio hay corales, aguas con reflejos de sol, cardúmenes de distintas especies ondulando en un paisaje líquido. El explorador cuenta con una cápsula de emergencia y algunas pocas herramientas. Debe cazar especies marinas y recoger minerales para ampliar su hábitat, debe aprender qué comer y qué no, qué beber y qué no, a riesgo de morirse en soledad.
Los Unknown, preocupados por la creciente marea de violencia armada en los Estados Unidos, decidieron que no habría armas en Subnautica, como para demostrar que se puede tener un gran juego sin balas ni sangre. De todos modos, nos dejan fabricar un cuchillito, herramienta fundamental para escarbar entre las rocas marinas y cada tanto reventar un pez globo. Y mucho más tarde, un pistolón raro que ahuyenta bichos soplando agua a presión.
De a poco, y sin ayuda excepto por los planos que vamos encontrando, el explorador mejora su habitáculo, construye equipo avanzado –desde patas de rana a un exoesqueleto súper cool para deambular por el suelo oceánico, pasando por cerca de una veintena de elementos– y va alejándose, descendiendo al lecho oceánico, cada vez más y más profundo.
Por allá en los abismos nadan monstruosidades, dijimos. Leviatanes que mugen como ballenas diez veces más grandes, mezclados con los gritos de este reviewer. También cosas que este escriba no puede ni quiere contar, porque sería arruinar la sorpresa, echar a perder la sensación de asombro y, en muchos casos, de maravilla.
Subnautica tiene el don de provocar sensaciones, que es mucho decir. Ojalá todos los juegos de supervivencia fueran un poquito como este.
Y así, construyendo hasta bases enormes y bien equipadas, que incluye un batiscafo y un enorme submarino –maniobrarlo, mejorarlo y mantenerlo entero es un minijuego por derecho propio– el explorador más corajudo se sumerge, nunca mejor dicho, en los grandes misterios de ese mundo. Que tampoco podemos mencionar, pero nos morimos de ganas. Baste decir que los leviatanes son la clave.
De noche, hasta no construir linternas o vehículos, es mejor volver al habitáculo y dedicarse a revisar planos, tomar notas de cosas que hay que recoger, construir y ampliar lo que se pueda. A veces, desde la radio –hay que arreglarla– llegan mensajes de otros supervivientes, o de algún remotísimo rescatista que viene en camino.
Mientras pasa la noche, que dura unos cinco minutos, por el cielo estrellado flotan estrellas y mundos cercanos que generan tanta belleza arriba como bajo las aguas inquietas.
En fin, mucho más no hace falta explicar, porque Subnautica es todo experiencia. Sobra decir que agarra y no suelta, que se le debe dedicar un buen tiempo, pero es un placer. Unas cincuenta horas y van a tener un final tremendo, emocionante, que hasta incluye una pequeña dosis de humor como remate.
La verdad, este escriba se saca la escafandra en saludo a los muchachos de Unknown. Se mandaron un juegazo, sin duda uno de los mejores survival que nos ha tocado experimentar. Corran a comprarlo, está en Steam y en el Xbox Store a un precio regalado para todo lo que se disfruta.
Ah, detalles interesantes: Hay que jugar con auriculares. El sonido es alucinante, y muchas veces la única forma de zafar de unas mandíbulas del tamaño de edificios. A no salir del «cráter» –es decir, alejarse demasiado– porque las cosas se ponen densas.
Advertencia amistosa: NO vean trailers excepto el que pusimos aquí, porque spoilean mal las sorpresas.
Y algo más: el juego es single player pero tiene varios modos: Supervivencia («Te has estrellado en un planeta alienígena. Aprende, recolecta y gestiona el hambre y la sed para sobrevivir.»); Modo libre («Como el modo supervivencia, pero sin hambre ni sed.»); Extremo («Modos supervivencia con una sola vida. No hay alertas de O2»); y Creativo («Construye cualquier cosa sin límites. Oxígeno, comida, presión, historia y muerte están deshabilitados.»).
Ergo, para todos los gustos y niveles de estrés. ¿Un irrompible en cuál modo fichinea? En cuál va a ser: en Extremo. Glub. [i]
DESARROLLADO y DISTRIBUIDO POR: Unknown Worlds Entertainment
GÉNERO: Aventura, supervivencia
PLATAFORMAS: PC, Xbox One, Mac
QUÉ ONDA: Uno de los mejores survival de la historia (así nomás).
LO BUENO: Increíble ambientación y jugabilidad. Gráfica excelente, en especial los paisajes submarinos (¡y los leviatanes!). Sonido alucinante. Muy buen desarrollo narrativo. El factor sorpresa. Tiene el don de maravillar. Está en castellano.
LO MALO: En máquinas lentas demora en cargar… no es importante. La cápsula de supervivencia y otros dispositivos no se balancean con el oleaje cuando flotan sobre la superf… no importa. No tiene nada de malo, excepto que seamos impacientes.
¡Atención, micos! Si les despertó la curiosidad, pueden comprar este fichín en la Humble Store a un precio super conveniente haciendo [TIKI] acá.
Game & Narrative Designer. Co-fundador de Game Design LA. Profesor investigador. Autor de los libros «Diseño de juegos en América latina I: Estructura lúdica» y «II. Diseño y narrativa transmedia», entre otros. Autor de la novela-precuela de Vlad Circus: Descend into Madness (Indiesruption).
- CALIFICACIÓN90%
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