Yoshi’s Crafted World [REVIEW]

Poniéndole huevo a las plataformas

Nintendo venía empollando esta nueva aventura plataformera con su dinosaurio más simpático. Finalmente, el cascarón se ha roto dando paso a un fichín con una jugabilidad muy a punto y cargada de vueltas de tuerca. De la mano de una gran estética, con diferentes locaciones que parecen maquetas construidas con objetos reciclables, vamos en pos de una aventura apta para todas las edades. Una premisa bastante livianita, reparar una reliquia que los barderos de Kamek y Baby Bowser rompen porque les pinta, es excusa suficiente para dar rienda suelta a la diversión. ¡Vamos, Yoshi! ¡Ponga huevo!

De alguna manera, con este fichín ocurre lo mismo. Tiene una accesibilidad extrema para que un niño pequeño —o por qué no un abuelo— lo pueda disfrutar. Al punto que hay un modo de dificultad que nos otorga unas alas que se despliegan al saltar, bajando la exigencia de manera bestial. Por otra parte, si bien nunca llega a ser un gran desafío, los desarrolladores no dejaron de pensar en los más veteranos y viciosos. Cada nivel está plagado de secretos y posibilidades rejugables que llevan las cosas a un punto mayor de exigencia.

En resumen, Yoshi’s Crafted World es un plataformero cuya acción no está limitada al movimiento lateral. Además, que jugamos con la profundidad del escenario, tanto para movernos como para interactuar. Por supuesto, cuando decimos “interactuar”, queremos decir “cagar a huevazos”. Como ya es costumbre, Yoshi tiene esta manía poco higiénica de engullir a sus enemigos para luego… ¿defecarlos en forma de huevos?

De cualquier manera, tampoco es que necesitamos explicar la relación entre el sistema digestivo y reproductivo del dinosaurio. Basta decir que, con cada bocado, conseguimos un huevo que usaremos de munición. Si se ponen a pensar, todo el tema es horrible y hasta macabro. Es una suerte que los niños no se den cuenta de que Yoshi usa a su progenie como munición para recolectar coleccionables.

En cuanto al aspecto gráfico y estético, todo es tan bello y adorable que hasta dejamos de pensar en la inflación de marzo. Con un Yoshi “apeluchado”, recorremos un entorno construido a pura artesanía de cartón y papel, con las ambientaciones más variadas. Una casa embrujada, el fondo del mar, el espacio exterior y una selva, entre otros. En cada caso, hasta los enemigos —generalmente shy guys— se adaptan para coincidir con el estilo y resulta un motivo más de risa. Estos elementos sorprenden y divierten mucho a los más chicos, más si los ayudamos a apreciar los detalles y diferentes materiales que constituyen cada decoración.

Si bien el juego es bastante corto —un adulto de categoría “semi limado” puede liquidarlo en ocho horas— hay una propuesta rejugable importante. Desde repetir niveles para encontrar objetos particulares hasta desafíos donde, por ejemplo, recorremos el nivel en sentido inverso, cosa que modifica el recorrido y los desafíos.

Desde ya, aquellos con comportamientos “obsesivos completistas” tiene varios motivos para seguir rejugando (o, en todo caso, medicarse). Completar los niveles al 100% requiere pasarlo más de una vez —ya sea prestando más atención al entorno o siendo más eficiente— y ahí es donde saboreamos algo de desafío.

Por otra parte, más allá de que mantiene nuestro interés a través del desbloqueo de trajes para Yoshi, no se limita a ello. El juego tiene algunos ases bajo la manga para no resultar repetitivo. En cada zona podemos llegar a encontrar galerías de tiros, retos contrarreloj, puzzles (bastante sencillos, aunque pintorescos), carreras y, desde ya, jefes finales. Hilando fino, se puede criticar que estas variaciones no se sienten orgánicas con el juego, ya que rara vez vuelven a repetirse, integrarse unas con otras o incluso evolucionar.

Lamentablemente, y aún pensando que apunta a un público infantil, la historia es tan liviana que podría no haber existido. No pasará demasiado para que olvidemos cuál era el objetivo de andar a los saltos repartiendo huevazos. Muy floja y desganada.

Por último, ya de alguna manera anticipamos que podemos jugar de a dos personas en cooperativo local, compartiendo los Joy Con. Si bien es divertido y resulta ideal para disfrutar la aventura con un pequeñajo, ocurre con demasiada frecuencia que muchos niveles no parecen no estar diseñados a tal fin. Con lo cual, se transforma en un despiole de dinosaurios y huevos que en más de una ocasión afecta la jugabilidad. Claro que, aún siendo una molestia, termina generando situaciones muy cómicas.

En conclusión, Yoshi’s Crafted World es un juego ideal para que distintas generaciones y niveles de habilidad se acerquen y se diviertan juntas. En todo momento transmite que ese es el objetivo que persigue y lo logra con creces. Es hermoso, simpático y tierno por donde se lo mire. Siempre que obviemos el hecho de que sacrificamos huevos de dinosaurio —en plena gestación— por la mera obsesión de completar al 100% un nivel, claro. [i]

DESARROLLADO POR: Good-feel
DISTRIBUIDO POR: Nintendo
GÉNERO: Plataformas
PLATAFORMAS: Nintendo Switch

QUÉ ONDA: Un plataformero para todas las edades, con una estética genial y con Yoshi como protagonista.
LO BUENO: Es una propuesta de amplio espectro, integra diferentes edades y habilidades. Ideal para jugar cooperativo con un niño. La estética es divina. Buena jugabilidad y rejugabilidad. La enorme cantidad de desbloqueables y trajes tontos para Yoshi. Evita la repetición a través de acertadas variantes jugables.
LO MALO: La historia tiene menos inspiración que una tostada con manteca. No presenta grandes desafíos más allá del completista. Las variantes jugables son buenas, pero se sienten aisladas y que podrían haber dado para más. Niveles con secciones de diseño inadecuado o incómodo para el juego cooperativo.

El Cenizas

Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Jefe de Redacción de [IRROMPIBLES]. Fue criado por una comunidad de flamencos con aspiraciones teatrales, de quienes heredó el talento para posar dramáticamente en cualquier foto grupal. Pasó su juventud investigando si los peces tienen acento regional al hacer “blub”. Está absolutamente convencido de que nadie lee esta información en los perfiles (planea demostrarlo con este texto). Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).