Anno 1800 [REVIEW]

Navegando la era industrial

El pasado está de vuelta, y nos encontró endeudados hasta la manija. Los habitantes de nuestra isla tienen todo lo que necesitan, pero no lo saben, mientras que nuestros almacenes no dan abasto con la producción. Aún así, los costos de mantenimiento están por las nubes y el déficit es cosa de todos los días. En Anno 1800, mientras se nos prenden fuego los números, tenemos que preocuparnos por conflictos familiares y barcos que nos atacan. ¡Así no se puede!

La saga Anno es una que sabe de saltos en el tiempo, dando brincos entre siglos en cada una de sus iteraciones. Bajo las riendas de Ubisoft, la franquicia supo visitar un mundo futurista en sus dos últimas entregas: 2070 y 2205 (de la que ya hablamos acá).

Pero el título que hoy nos compete, Anno 1800, es un regreso a las raíces, mientras que a su vez es el más “moderno” de los situados en el pasado, metiéndose con la primera revolución industrial y el auge del turismo.

De qué se trata Anno 1800

Como sus antecesores, se trata de un fichín de planeamiento urbano, en el que estamos a cargo de una ciudad y tenemos el objetivo de crear todos los edificios que la conforman como las viviendas de nuestros habitantes, las fábricas, el puerto, las estaciones de policía, los bomberos, el mercado… todo lo que se nos ocurra que estaba disponible en el siglo XIX probablemente esté acá para ser construido.

Comenzamos la partida con un monto determinado de dinero. Para edificar, vamos a necesitar tanto del vil metal como de determinados recursos: madera, ladrillos, etc. Claro que para obtenerlos vamos a tener que poner a funcionar cabañas de leñadores o canteras de arcilla, crear las fábricas correspondientes, construir almacenes para albergar la producción y conectar, a través de caminos de tierra, todo esto con el puerto y las viviendas.

La mecánica que hace su debut en esta entrega de Anno es la de poder modelar los edificios antes de construirlos de verdad. Así, podemos situar el cianotipo en la parte de la ciudad que deseemos edificarlos, y se van a ver allí hasta que juntemos los recursos necesarios para hacerlo.

Tener habitantes en nuestra isla significa recibir dinero de impuestos, pero si no están felices pueden irse o rebelarse en nuestra contra. Es por eso que debemos abastecerlos de sus necesidades básicas y asegurarnos que cuenten con un mercado a mano. ¡También sirve que tengan un bar cerca donde ahogar las penas!

Mientras tanto, con nuestra fragata insignia recorremos el mapa y nos topamos con otras islas, que podemos colonizar creando un nuevo puerto y repitiendo así todo el proceso. Cada isla se administra por separado, pero todas pesan por sobre nuestros balance económico al final del día. Si nuestros gastos son mayores que las ganancias, y el contador de dinero baja de los cinco mil negativos, es el fin de la partida.

No se confundan, los mares no están vacíos: también vamos a toparnos con otros barcos e islas regidas por personajes poderosos de los cuales podemos hacernos amigos o enemigos a través de varias opciones diplomáticas. Si les caemos bien, es posible que nos soliciten misiones de intercambio, rescate o escolta por las cuales vamos a recibir un dinerillo rápido. Ah, ¿y si los enemistamos? Bueno, vayan fabricando esos cañones porque habrá represalias. El combate entre embarcaciones es hiper sencillo, pero no por eso es menos intenso.

Los barcos tienen otros usos en el juego: podemos fabricarlos en el astillero y venderlos a la Reina para un buen dinero rápido. O bien podemos hacerlos circular en rutas comerciales con nuestros aliados, vendiendo el excedente de nuestras producciones.

Dado que el turismo juega un rol relevante (bah, si llegamos a esa instancia del juego, que no es nada fácil) es importante que mantengamos nuestras ciudades atractivas. Esto es, construyendo monumentos, espacios verdes y manteniendo a raya la polución de las fábricas lo mejor posible.

Si bien los primeros ciudadanos en poblar nuestra ciudad van a ser granjeros, una vez que todas sus necesidades estén cubiertas vamos a poder convertirlos en trabajadores, adecuados para otro tipo de oficios. A su vez, desde allí podemos transformarlo en artesanos, ingenieros y por último, inversores. Cada categoría desbloquea nuevos edificios a construir, pero debemos tener en cuenta que no podemos quedarnos sin ninguna fuerza trabajadora. ¡Hay que balancear bien esa población!

Finalmente, cuando las cosas estén dadas, podemos comandar una expedición al Nuevo Mundo, y si sale bien, establecer allí una nueva isla tropical. Acá las condiciones cambian, pero no queremos revelarles demasiado.

Anno 1800: Modos de juego

Hay tres formas de jugar Anno 1800: atravesando la Campaña, iniciando el modo Sandbox e incluso comenzando una partida Multijugador.

Esta última opción nos pone frente a frente con amigos o extraños a través de Internet: hasta cuatro jugadores pueden enfrentarse o ser parte de un mismo equipo, el primer bando en conseguir un determinado objetivo económico (que se establece al comienzo de la partida) gana. Podemos incluir facciones controladas por la CPU para los respectivos tratos diplomáticos, y configurar todos los aspectos de la partida.

Claro, hay que tener en cuenta que Anno 1800 consume horas como nosotros le damos a las papitas de tubo, por lo que tenemos la opción de guardar la partida y continuarla en otro momento, ya sea con los mismos jugadores o reemplazándolos con nuevos.

El modo Sandbox es, como su nombre lo indica, el lugar donde se nos permite crear una partida con la configuración que queramos. Podemos determinar la dificultad, las condiciones iniciales, las otras facciones, el tamaño del mapa y las condiciones de victoria, que son opcionales. También se nos permite apagar las guías, es decir, que no haya personajes diciéndonos qué hacer.

Y hablando de eso, nos queda hablar del modo Campaña. La intención de este apartado es contarnos una historia que nos lleve por todos los aspectos y mecánicas del juego para que luego podamos jugar los otros modos. Lamentablemente, no es el caso.

En principio, la narrativa es atrapante: nos toca encarnar a un personaje alejado del negocio familiar de las bienes raíces, que es arrastrado a un escenario hostil cuando nuestro padre fallece, nuestro tío quiere apoderarse de sus bienes y nuestra hermana suplica por ayuda. Nos enteramos que papá fue acusado de traición a la Reina y murió en la cárcel. No queda otra que crear una ciudad y recomponer el negocio para pagar las deudas y, en el proceso, investigar lo que verdaderamente sucedió.

La historia se acentúa con cinemáticas bien realizadas, el mayor problema es que esta trama no cumple su función de enseñarnos todos los aspectos del juego: muchas mecánicas tuvimos que aprenderlas a ciegas ya que sólo tuvieron una mera mención, con suerte. Mantener la economía estable en este modo, incluso en la dificultad media, es casi imposible, lo que nos desanima de explorar nuestras opciones. La condición de derrota es muy cercana, y a diferencia de la anterior entrega, acá no hay préstamos que nos mantengan jugando hasta el final.

La partida se guarda en forma automática, lo que puede asustar a más de uno cuando ve que su juego se grabó un minuto antes de que Anno 1800 nos muestre el cartel de derrota. Pero no temáis: al momento de cargarla, tenemos una opción que nos permite ver todos los autoguardados (que son muchos) con su determinado horario y elegir retomar la partida desde ese punto.

Siendo una franquicia exclusiva de PC, su performance es clave, y tememos afirmar que con los gráficos al palo, los tiempos de carga y el uso de memoria aumentan en forma estrepitosa. Salvo que tengan una compu de la NASA, les recomendamos configurar el juego en “medio” y sacrificar un poco de lujo visual a favor de una mejor experiencia.

De más está decir, que todo se ve hermoso. La recreación tanto de la naturaleza como de las ciudades del siglo XIX está hecha al detalle y si hacemos mucho zoom podemos ver en las calles a los ciudadanos divirtiéndose o realizando sus laburos con una precisión sorprendente.

En resumen, estamos ante una gran iteración de esta saga que continúa expandiéndose y encontrando formas de sorprender. Dicho esto, es cierto que la campaña de la entrega anterior, aunque con una historia más simplista, resultaba más amena de jugar y lograba enseñar mucho mejor las mecánicas. Pero si tienen la paciencia necesaria y no tienen problema en consultar guías en la red, no van a tener problema con eso.

Para alguien que se acerca por primera vez a un fichín de este tipo, puede resultar un poco abrumador. En cambio, si son amantes del género, Anno 1800 es ineludible para ustedes. Si están aptos para el desafío, prepárense para entrar de lleno a la revolución industrial y luchar por tener la ciudad más bonita posible. Les deseamos muchos, muchos turistas. [i]

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DESARROLLADO POR: Blue Byte
DISTRIBUIDO POR: Ubisoft
GÉNERO: Simulación, Estrategia
PLATAFORMAS: PC

QUÉ ONDA: La saga Anno vuelve a explorar el pasado, esta vez el siglo XIX, trayendo nuevas mecánicas mientras que mantiene la esencia de la franquicia y vuelve la construcción de ciudades una experiencia placentera aunque… algo frustrante.
LO BUENO: Visualmente impactante, profundidad de juego, modos personalizables, historia intrigante, nuevas mecánicas de proyección de edificios.
LO MALO: La Campaña no hace un buen trabajo en explicar las mecánicas clave, las condiciones de derrota son demasiado estrictas, puede resultar abrumador, problemas de performance, la música puede volverse repetitiva, foco innecesario en la conectividad a Internet, sólo disponible en la Epic Store (se podía pre-ordenar en Steam pero lo sacaron).

Este análisis fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.