Distrust [REVIEW]

Che… ¿Carpenter se enteró de esto?

Una serie de sucesos extraños en una base de investigación en la Antártica. Un equipo de rescate es enviado a auxiliar a los afectados. Pero todo se complica: quedan aislados del mundo, debiendo sobrevivir con escasos recursos, a merced de un frío mortal y una amenaza extraterrestre. No, no es la peli “The Thing”, es Distrust. Probamos su versión para Nintendo Switch intrigados — más que por la jugabilidad— por descubrir cómo no se comieron alto juicio.

A decir verdad, la mejor jugada de Distrust es vendernos la idea de que resulta un afano total a “The Thing”. La realidad, pese a que se percibe cierta la inspiración, no podría calificar como “copia”. Apenas si le pasa raspando.

En otras palabras, el componente de supervivencia es mayor que el survival horror, pero por escándalo. Estamos ante un roguelike con vista isométrica, donde el mapa se genera de manera procedural en cada nueva partida. Aquí, nuestros peores enemigos son los elementos naturales, los escasos recursos y el clima glacial.

Por supuesto, eventualmente encontraremos a los benditos extraterrestres, responsables de la debacle de la estación científica. Pero lo que realmente nos corre —pisándonos los talones — es la necesidad de mantener nuestra temperatura corporal y nuestro cuerpo funcionando.

Distrust: cuando no podemos confiar en lo que vemos

Mantenernos con vida requiere de un esfuerzo enorme. No hay tiempo que perder y debemos procurarnos todo tipo de ítems para nuestro equipo de supervivientes: comida, medicamentos, combustible para encender los generadores eléctricos y algo para prender fuego en la caldera y recuperar el calor corporal.

Aquí, la exploración y el looteo tiene que ser planificado sobre la marcha, con la presión de perder el menor tiempo posible. La sensación presente es que el desastre está a la vuelta de cada esquina y en cada contenedor que revisamos. Este es el eje donde gira la dificultad y lo que enciende la enciende nuestra adrenalina.

Todo este stress y corridas nos provocará sueño, con lo cual en algún momento deberemos dormir o enloquecer. Y es que existe una mecánica que maneja los trastornos psicológicos que van apareciendo y que son muy variados. Es así como el título Distrust cobra otro significado: ¿podemos confiar en nuestros sentidos?

Por si fuera poco, apenas comencemos con las siestas, éstas atraerán a los alienígenas y harán su aparición en escena. Atraídos por nuestros sueños, comienzan a alimentarse de la energía que nos mantiene vivos.

El problema es que, luego de tantos correteos, nos cansamos, lastimamos y hasta enfermamos. Cada mal que nos aqueje, es un modificador negativo con el que debemos cargar. Y, para eliminarlos, necesitamos dormir un buen rato.

Como antes dijimos, dormir tiene como consecuencia la aparición de anomalías alienígenas, que drenan los recursos que obtuvimos para sobrevivir y por los cuales nos cansamos, lastimamos y enfermamos. ¿Ven el patrón aquí?

Distrust: Entre la “nasta” y la locura

En Distrust se nos exige manejar un equilibrio constante en la economía de recursos y situaciones, ya sea agotamiento, padecimientos, locura, materiales y presencia alienígena. Lo injusto es que, en demasiadas ocasiones, el factor procedural nos juega en contra y genera grandes desbalances en la variedad y cantidad de materiales disponibles. Claro que también se producen condiciones a la inversa, lo cual el ganar una partida depende en algún punto del capricho del destino.

En total, son seis zonas donde deberemos sobrevivir y avanzar para superar este desafío. Nuestro equipo arranca primero con sólo dos integrantes, aunque el máximo es de tres. Esto es porque, de a poco, se habilitan más personajes seleccionables, hasta un total de quince. Cada uno de ellos supone una ventaja diferente, tal como tener menos hambre, menos cansancio, buscar más rápido entre los cachivaches, entre otros.

Si pasó Morrison bailando con un indio en tarlipes, desconfiá

Entre sus mecánicas, también se destaca el manejo de la locura. Ya sea por privación de sueño o por cualquier otro motivo, nuestros sobrevivientes pueden comenzar a alucinar. Lo original de esto es que, en muchas ocasiones, distinguimos que es real y que no al componer las diferentes miradas o alucinaciones.

Por otra parte, todo lo relacionado con el combate va de pobre a medio pelo. El verdadero desafío pasa, una y otra vez, por saber administrar los recursos que nos toquen en ese recorrido. Y tener suerte, claro está. La variedad viene por el lado de los personajes, pero en especial por la generación procedural de niveles. Pero es alto el precio que debe pagar ya que, al mismo tiempo, lo que le otorga complejidad y diversidad es lo mismo que hace su dificultad inconsistente y desbalanceada. Pero, aún con sus defectos, el juego logra sobrevivir lo suficiente como para cumplir con entretenernos. [i]

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DESARROLLADO POR: Cheerdealers
DISTRIBUIDO POR: Alawar Entertainment
GÉNERO: Supervivencia
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch, Windows, Xbox One, PS4

QUÉ ONDA: Un juego de supervivencia que algunos elementos de la peli “The Thing”, de Carpenter.
LO BUENO: Balancear la mecánica de agotamiento, entre el looteo y la locura. Las diferentes representaciones de los trastornos psicológicos. Variedad de ventajas en los personajes seleccionables. Las entidades extraterrestres están bien diseñadas. La presión que sentimos para ser eficientes.
LO MALO: Lo procedural desbalancea y vuelve inconsistente la dificultad. Y lo único que evita el agotamiento prematuro es, justamente, lo procedural.

El análisis de Distrust fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.