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Mechwarrior 5: Mercenaries [REVIEW]

Un regreso con dignidad

El sindicato de choferes de Mechas me amenaza con ir a la huelga. ¿Las acusaciones? Las paupérrimas condiciones laborales de los pilotos. En esta galaxia nadie quiere laburar, loco. Es decir, si les vuelan un brazo de misilazo, pongan voluntad: ¡Apunten con el brazo sano y manejen el control de velocidad con la nariz! ¡No pido una locura! Es una lucha, todos los días un problema nuevo en Mechwarrior 5: Mercenaries.

La última entrega —posta, no el online— de la saga salió hace tanto tiempo, que toda una generación de jóvenes gamers quizás no entienda nuestro entusiasmo con Mechwarrior 5: Mercenaries.

Seguramente que si a estos purretes les contamos que es un juego de Mechas, podrían imaginar estilizados robots danzarines, con armaduras antropomórficas de vibrantes colores. Dentro de ellos, pilotos al mando del titán de acero en total simbiosis neuronal, sufriendo en carne propia hasta cada mosquito que choca contra el chasis.

Mechwarrior 5 Mercenaries Mecha

Y es que, aquellos que nunca le pasaron cerca a la saga, leen el título y podrían esperan un robot dando mil piruetas por el aire y pegando espadazos como ninja falopeado. ¿Saben qué? Nada que ver, loquis. Incluso, todo lo opuesto.

Ocurre que, en el universo de BattleTech — piedra fundamental de Mechwarrior 5: Mercenaries y anteriores— los robots son y se sienten pesados. Monstruosas, feas, aparatosas, obtusas pero poderosas máquinas de guerra.

Si bien hay una gran variedad de Mechas para elegir, cada modelo con sus propias virtudes y defectos, hasta los más ágiles y rápidos resultan aparatosos. El Strider de Titanfall es delicado como una bailarina de ballet en comparación.

¿Pilotaje neuronal? Vete de aquí, niñito. ¡Esto es Mechwarrior 5: Mercenaries!

Mechwarrior 5: Mercenaries apunta de la mejor forma que puede a la simulación de lo que imaginan como la conducción de un Mecha. La buena noticia es que lo consigue.

Claro, la curva de aprendizaje es empinada como trago de borracho. No es que necesitemos memorizar un centenar de comandos, por el contrario, intenta ser todo lo accesible que puede.

Pero, aún así, existen dos puntos que nos harán la vida imposible hasta que nos acostumbremos. El primero es la gestión del calor que genera el robot. Algunas armas y acciones producen más residuo energético que otras, con lo cual siempre debemos estar atentos y colocar una cantidad adecuada de disipadores.

Mechwarrior 5 Mercenaries walking

Aun así, en plena batalla, producto de un ataque rival o nuestra propia ansiedad por reventar una unidad enemiga, podemos perder el control del calor. Si nos pasamos de rosca, no le damos bola a la alarma de temperatura y nos siguen (o seguimos) descontrolando los límites máximos, podemos tener graves consecuencias.

Es decir, en otros juegos, cuando sobrecalentamos un arma, no podemos disparar por un rato. Aquí la penalización es mucho más severa ya que — para salvaguardar la integridad del robot y en especial la nuestra— existe un sistema de apagado automático.

En otras palabras, ante una emergencia calórica, el Mecha se apaga totalmente (no solo un arma, TODO, hasta el pitulín del robot). Así, quedamos a merced de cuánto cascote nos quieran tirar, dejándonos una sensación horrible de impotencia —nada tiene que ver con el comentario previo del “pitulín”— y un gasto astronómico en el chapista.

Mechwarrior 5: Mercenaries – Te hago “la Gran Ronaldinho”

Quizás lo más difícil de asimilar es la independencia de la dirección de movimiento con respecto al ángulo de apuntado de las armas. Es decir, nuestra unidad puede moverse en una dirección mientras que, con el torso girado, disparamos hacia otra. A pesar de que los robots son pesados, la movilidad es clave en este juego y esta táctica es fundamental para alcanzar la victoria. Pero no es fácil de dominar rápidamente, con lo cual muchos pueden desalentarse.

Mechwarrior 5 Mercenaries  ship

Ahora, una vez que le agarramos la mano, es muy gratificante y las posibilidades se multiplican. ¿Nos mantenemos en la dirección actual, rotamos el torso hacia la dirección de movimiento o viceversa, para poder apuntar y esquivar? ¿Modificamos la velocidad de movimiento? ¿De qué manera sacamos ventaja del entorno para aproximarnos al enemigo? ¿Nos beneficiamos del terreno elevado, alcanzándolo con el uso de los propulsores? Cualquiera sea la aproximación a la acción, hay que tener en claro que el desenfreno es sinónimo de derrota en Mechwarrior 5: Mercenaries.

Por si fuera poco, a lo anterior vamos sumando nuevos Mechas y contratando nuevos pilotos controlados por la IA. Contar con más unidades lo vuelve aún más estratégico sin, por supuesto, abandonar nunca su costado de acción brutal. Claro que los novatos controlados por la IA apestarán hasta que vayan ganando experiencia. Allí, simplemente apestarán menos,  pero es bueno y gratificante tener a mano la opción cooperativa e incorporar a un amigo en cualquier momento.

Pimp my Mecha

Las opciones de personalización del mecha pueden resultar hasta intimidantes. Claro que, al principio del juego, nos veremos absorbidos por una situación financiera tan delicada de la que parece que no saldremos ni vendiendo a nuestra vieja.

Una vez que hagamos las suficientes misiones y salgamos del despelote, entraremos en una administración fina de recursos: Equipo, mechas y pilotos (los cuales al resultar heridos deben pasar tiempo fuera de actividad).

Mechwarrior 5 Mercenaries personalización

Luego, debemos prestar atención a los trabajos que vamos aceptando. Por lo general, cada trabajo que aceptemos beneficiará a una facción y perjudicará a otra. De esta manera, nos iremos labrando — o cagando— una reputación con cada empleador, algo que afecta directamente los márgenes de ganancia que podemos obtener, además de la cantidad y calidad de las partes que nos permitirá carronear de los Mechas vencidos, luego de terminar el encargo.

Aquí, entra en juego una mecánica que muchos recordarán, que es el uso inteligente del apuntado y tipo de arma. Según donde impactemos, brazos, piernas o cabina, podemos anular armas, movilidad o incluso matar de una al piloto. De igual manera, si vemos un arma que deseamos montada en una sección del Mecha enemigo, debemos evitar a toda costa dañarla, para tener la oportunidad de chorearla al final de la misión.

Mechwarrior 5: Mercenaries. Pisando fuerte, pero no en todos los terrenos.

Si nos ponemos un poco quisquillosos, podemos decir que la calidad gráfica está un poco añeja, acorde a un juego lanzado hace más de dos o tres años, pero lejos está de hacer agua en este aspecto. El sonido está muy bien, tanto los geniales efectos que generan una gran inmersión — la sensación de estar a bordo de un gigante metálico— como la música, que logra elevar la intensidad de los momentos emocionantes.

Por otra parte, la historia está bien, algo trillada al comienzo pero evoluciona bastante bien, pero la calidad narrativa es despareja, con momentos en extremo embolantes. Ni hablar que algunos diálogos no tienen el mayor empeño de doblaje sino que, por el contrario, algunos momentos emotivos están narrados con una parsimonia exasperante.

Básicamente, nos embarcamos en una vendetta personal, trazando alianzas con las diferentes Casas en que se divide el Imperio Terran en el año 3015 luego de las Guerras de Sucesión. Si bien la historia y sus primeros compases son de manual, a medida que avanzamos se agregan giros y elementos que en especial los fans sabrán apreciar. Eso sí, lo ideal sería que nuestras deciciones tuvieran más impacto en la narrativa y no solo en nuestra “relación económica” con las distintas facciones.

Por último, la repetición de estructuras y objetivos en las misiones es un contrapeso importante a la enorme variedad que podemos encontrar en otras áreas. En nuestro caso, lo notamos, pero el saldo entre una cosa y otra nos resultó positivo.

Mechwarrior 5 Mercenaries explosion

Lo advertimos porque no es un punto menor. No sería extraño que a más de uno la variedad de armas, Mechas y gestión fina no logre amenizar lo suficiente para disimular la reiteración en la jugabilidad.

Mechwarrior 5: Mercenaries – Conclusión

A pesar de estos puntos menos consistentes, creemos que es una vuelta — sino con gloria— al menos con mucha dignidad. Recomendado con los ojos cerrados para los viejos fanáticos. Para los noveles, recuerden la advertencia: es un juego que apunta a la simulación y a la táctica, no esperen un animé con robots tirando piruetas. Estos Mechas están más duros que Montaner en lo de Susana, como debe ser… como debe ser la saga, no estamos haciendo apología a nada malo, está claro. Jamás recomendaríamos escuchar a Montaner. [i]


DESARROLLADO POR: Piranha Games
DISTRIBUIDO POR: Piranha Games
GÉNERO: Disparos en primera persona, Simulador
DISPONIBLE EN: PC

QUÉ ONDA: La esperada vuelta de un clásico.
LO BUENO: El cooperativo le suma mucho, tanto en diversión como en el aspecto táctico. Altos niveles de personalización y gestión de la flota. Esta entrega moderniza la saga, al tiempo que mantiene intacta su esencia. Se lo percibe un poco más accesible que en el pasado, pero sin descuidar la simulación y la apuesta al combate táctico.
LO MALO: Nuestras decisiones no tienen mayor peso en lo narrativo. Gráficamente, está a nada de caerse del mínimo exigible. Las estructuras y objetivos de misión son reiterativas. La historia, aunque mejora, no dice mucho durante la mayor parte del juego y hay actuaciones pobres que no ayudan.

Este análisis de Mechwarrior 5: Mercenaries fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

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