Un puñado de escapadas cagonas por la madre Rusia
Perdí el mojo del gaming y la escritura. En tiempos de cuarentena por la pandemia, la cabeza no funciona como corresponde. Una mitad del cerebro cree que es el fin de la humanidad y la otra sólo quiere fichines y que explote todo. Y esa mitad que sólo quiere jugar, tiene un grave problema: Escape from Tarkov.
Escape from Tarkov es un juego de BattleState games, que asomó por primera vez en agosto del 2016 con su versión Alpha, pero empezó a tomar forma con la Beta que salió casi un año más tarde. Desde entonces, sus creadores siguen haciendo el tuneo fino de lo que resultó ser una gran sorpresa. Y lo peor (o lo mejor) que me pudo pasar, es quedar encerrado en Rusia durante una cuarentena pandémica.
La propuesta es por ahora muy sencilla, porque todavía no tiene una historia que lo contenga. Por el momento es mecánica pura y a veces tan compleja, que puede abrumar hasta al jugador más experimentado. Un puñado de mapas (siete por el momento) y la posibilidad de entrar en ellos, recolectar algunos objetos de valor e intentar salir con vida, o “extraer” como le llaman los más experimentados. Hasta acá suena sencillo pero hay algunas cosas que llevan a este First Person Shooter a otro nivel de exigencia.
Como en un combate real, en la pantalla no hay indicadores, no hay mapas y no hay tags sobre los personajes que digan quién es y por dónde está. Olvídense de una brújula o de un mapa papel que diga dónde están las cosas o nos marque dónde estamos. No señor, acá es todo referencia visual y afanarse info de internet para tratar de ubicarnos. Hay que acostumbrarse a no saber dónde estamos, qué hay que hacer, o por dónde se salir.
Se puede jugar sólo o en squad (según el mapa puede variar la cantidad de integrantes) lo que obliga a fichinear de manera ordenada. Un compañero que se pierda o se mueva sin avisar, puede terminar como un colador a manos de sus propios compañeros. Acá primero se dispara y después se pregunta.
Si esto no los asustó, déjenme decirles que este es uno de los FPS bélicos más exigentes de los últimos tiempos. El nivel de perfeccionismo durante el combate es abrumador y los preparativos antes de salir en una raid son tremendos. Un error en el demencial inventario previo a la salida, puede significar la muerte virtual y con eso la pérdida de nuestro equipo.
Sí, leyeron bien, si morimos perdemos todo lo que tiene el personaje en ese momento. Salieron enloquecidos a estrenar tu nueva M4 con mira termal y se comieron un balazo, chau M4. Y lo peor de todo es que si eso se repite, para reponer hay que comprar y terminan en calzones al final del día.
Escape from Tarkov es como un casino. Hay que saber cuando retirarse. Pueden entrar con nada y salir millonario, o pueden quebrar en un día si sus finanzas no son buenas.
Esto genera un síndrome en el jugador al que llaman “fear gear”, que es el miedo a que te maten y perder el equipo. Eso eleva la tensión durante las partidas a niveles insoportables y genera un estado de nervios y ansiedad que no hay en otros juegos. Perdés y perdés plata, salís y todo lo que encontraste en tu camino se puede usar o vender para recuperar la economía virtual.
El “fear gear” (del cual soy víctima) es el peor enemigo en Tarkov y puede generar que los usuarios desistan o tengan miedo a jugar online. La única manera de vencerlo es jugar y para eso, BattleState nos dejo un par de herramientas útiles.
En primer lugar, en el juego hay dealers a los cuales podemos comprar y vender chucherías para las armas o para curarnos. Uno de ellos, un ruso con cara de culo llamado Prapor, es la clave para no sufrir tanto. Antes de cada raid, nos ofrece asegurar nuestro equipo por una módica suma. Si lo hacemos y tenemos la mala fortuna de masticar plomo, nos manda un mensaje para avisarnos que sus muchachos van a recorrer la zona a ver si encuentran nuestras cosas. Si quien nos disparó no se lleva nada, Prapor puede devolvernos lo que encuentra en 24 o 48 horas. Les aseguro que ese ruso debería tener su propia estampita.
Otra de las cosas que pueden resultar MUY útiles, es la posibilidad de probar los mapas Offline, para explorar las locaciones, aprender a ubicarnos y lo más importante de todo, entender cuales son las salidas de cada mapa. Ser un crack no sirve de nada si no logran extraer.
Jugando offline también se pueden agregar los enemigos y los jefes, porque es importante probar qué armamento es efectivo y con qué deberíamos salir cada vez que vayamos. El offline es una gran cosa, pero nada te prepara para la adrenalina del online, donde también hay que lidiar con otros jugadores y sus reacciones impredecibles.
Por último y no menos importante, el Scav. Es un personaje random, su equipo cambia cada vez que jugamos y nunca sabemos qué va a tener, solo podemos adivinar mirando la imagen previa a entrar. Todo lo que hagamos con ese personaje en cuanto a experiencia no suma, pero podemos morir tranquilos porque su equipo no es el de nuestro inventario.
Si logramos salir con vida, todo lo que tenga podemos agarrarlo y usarlo o venderlo. El scav es una herramienta fabulosa para recorrer el mapa y levantar recursos para enderezar nuestra economía. Pero para evitar la gente que se enriquece ilícitamente con ellos, solo podemos usar uno cada 18 minutos. Lo feliz de salir como Scav es que los enemigos nos ven como amigo y si no abrimos fuego ellos no disparan así que podemos desvalijar todo lo que veamos, siempre y cuando no nos crucemos con un PMC.
Escape from Tarkov tiene a su vez misiones o tasks que nos pueden asignar los dealers. Si las cumplimos tenemos premios en dinero y objetos, pero lo más importante es que nos dan puntos de experiencia. Estos se suman a los que llevamos con cada salida exitosa y nuestro personaje va subiendo de nivel y accediendo a más beneficios. Una vez que alcanzamos el nivel 10 tenemos acceso al Flea Market para comprar y vender a mejores precios, y el acceso a armar o customizar nuestro armamento a gusto.
El armado del equipo es casi un juego dentro de sí mismo, por la cantidad de opciones que ofrece y el nivel demencial de detalles e información, pero para hacerlo hay que tunear nuestra guarida.
Como si no fuera suficiente todo lo que hay para hacer, nuestro escondite puede, y necesita ser actualizado. Uno de los beneficios que podemos tener es el acceso a un banco de armas donde hacer el fine tunning, una enfermería para reponernos más rápido o un polígono de tiro, donde testear nuestras armas antes de salir con los pañales puestos por las calles de Tarkovia.
Si todo esto no les dio un ACV, y se animan a gastar unos dólares en la plataforma de BattleState, Escape from Tarkov es una experiencia única y adictiva. Es como entrar a un casino a los tiros con los testículos entre los dientes. En unas semanas sus creadores hacen un wipe y todos los jugadores vuelven a 0, lo que representa una oportunidad única para quienes quieren dar sus primeros pasos, o sus primeras muertes en las tierras rusas. Yo ya tuve bastante por el momento y prefiero pasar un tiempo en rehabilitación para superar el Fear Gear. Nadie me quita la alegría de sacarle a un tipo un arma silenciada y con mira Thermal de 500.000 rublos y que me da miedo usar. No quiero perderla y no quiero venderla, solo quiero mirarla… my… my precioussssss… my precioussssssss!!!! [i]
DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Battlestate Games
GÉNERO: FPS, MMO
DISPONIBLE EN: Windows.

Sebastián Di Nardo, alias Moki, es el CEO y fundador de [IRROMPIBLES], y conductor de Unitec. Fue columnista en CN23 y TNT Sports y condujo radio en la Rock & Pop junto a Guille Leoz. Entre sus muchos alter-egos, se encuentran Abraham Osló, el loco del unboxing, y el mítico Dr. Picor. Pueden perseguirlo en el Twitter @Mokirrompibles e Instagram @Mokirrompibles.
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