Amores Perros se cruza con The Walking Dead y un paquete de Carilinas.
El viento me pega en la cara, frío y húmedo. No hay palabras para definir tanta tristeza e impotencia. ¿POR QUÉ? Una espiral de furia me arrastra sin freno hacia el infierno. Intento aferrarme a algo pero mis manos no responden. No me importa nada y no me importa nadie. Mientras atravieso la ciudad de Seattle repito: “hoy no me voy a morir”, pero ni yo me lo creo. En The Last of Us, toda acción tiene una reacción, todo tiene un precio a pagar, y estoy yendo a cobrar.
Antes de empezar tengo que aclarar algo. Solemos analizar todo en tercera persona, en grupo, pero esta vez necesito hablarles en primera persona y desde lo profundo de la bobina (o corazón si así lo prefieren). The Last of Us Part II es una experiencia muy personal. Cada uno la siente de una manera distinta y cada uno tiene su propia historia con la saga. Habiendo aclarado esto, a los bifes.
Hablame de llorar
The Last of Us es el único juego que me hizo llorar. Y esta segunda parte no es la excepción. Todavía estoy secándome los ojos por la emoción de un viaje de unas 35 horas. Después de tantas demoras, pandemias y revueltas sociales — cualquier parecido con la vida real es mera coincidencia— The Last of Us Part II está entre nosotros.
Naughty Dog sorteó más inconvenientes que la propia Ellie para llegar a nuestras consolas. Se enfrentó al peor de los enemigos de cualquier proyecto tan importante como este, el leak de spoilers. Alguien que no merece nuestro respeto, acabó de la noche a la mañana con lo que Druckmann y su equipo venían construyendo.
Druckmann salió a decir que lo filtrado, es solo una porción de la historia. Según él, esto no empaña a la experiencia de juego y Sony confirmó que este “leak” no afectó a las preventas. Tomen lo que hayan escuchado y cualquier preconcepto que tengan, y guárdenlo en la parte más profunda de eso que usan para sentarse. Esta historia es todo lo que está bien y ningún amante de los videojuegos debe dejarla pasar.
Contra el fantasma de la segunda parte
Quiero contar todo y no quiero contar nada. Porque hablar de más es arruinarles la experiencia, pero al mismo tiempo es mi deber convencerlos de que están ante una de las mejores historias.
Después del gran final de The Last of Us, la gente pedía más. Todos querían saber qué pasaba a continuación. Qué sería de Ellie, qué haría Joel y cuál era el destino de la humanidad. Pero el estudio no tenía intenciones de hacer una secuela. Cuando se hace algo increíble, siempre está el fantasma de volver y chocarla.
Pero esa secuela llegó. Es cruda, violenta, con pinceladas de emoción y melancolía. Un clásico relato de venganza, plagado de emociones fuertes y con un arco emocional muy diferente al anterior. Un viaje en el que aprendemos que nadie es completamente bueno o malo, y que cada acción tiene su reacción.
Cuéntame una historia abuela.
Pasaron 25 años desde el brote que se convirtió en pandemia. Ellie creció. Tiene 19 años y el paso del tiempo se ve en su semblante. Más alta, flaca y fibrosa. Sus cicatrices y su entrecejo fruncido son la evidencia de una adolescencia difícil en una civilización hostil. Vive en Jackson, en la comunidad dirigida por la mujer de Tommy (el hermano de Joel). Ella está cómoda, tiene un grupo de amigos y cierta estabilidad dentro de la locura que hay fuera. Joel también se quedó con ellos. Dejó de arriesgar el pellejo por contrabando, algo que su hermano aprecia mucho a la hora de ayudarlo a defender y patrullar la ciudad.
Entre Ellie y Joel las cosas están diferentes. Están distantes, y ella se acerca mucho a Dina, una chica de la comunidad, con quien empieza a tener algo más que una simple amistad.
Pero entonces ocurre algo tremendo, fuerte y traumático. Algo que sacude a la comunidad hasta los cimientos. Algo que golpea a Ellie en el corazón, matándola de tristeza y llenándola de furia.
Las cosas no pueden quedar así.
Entonces empieza una increíble historia que nos arrastra por unas 35 horas (si se quedan sacando fotos y revisando rincones puede ser mucho más). Una historia que nos sacude, nos abre al medio y nos hace ver que no todo es absoluto. No hay buenos ni malos, solo gente desesperada que por momentos no mide las consecuencias de sus actos.
Ellie está muy enojada y aprendió algunas cosas durante este tiempo. Rambo es un poroto a su lado, y no va a parar hasta poner las cosas en su lugar. Cueste lo que cueste. Va a descubrir nuevas locaciones, se va a mojar, se va a golpear, va a sufrir y se va a emocionar. Nuevos peligros la acechan, y diferentes facciones que luchan, mientras intenta conseguir su objetivo. Solo hay que tomarle la mano y dejarse llevar en este increíble viaje, tres veces más grande que el anterior.
Es muy importante recordar que Naughty Dog incorporó astutamente a Halley Gross, guionista de Westworld (HBO) y Banshee (HBO), para poner su toque mágico. Y qué ¿coincidencia?, está en producción la serie de Last of Us (si, también para HBO).
Poderosa la chiquitina
Si hay algo que lograron transmitir a la perfección, es esa constante sensación de que algo malo está por ocurrir. Detrás de un hermoso momento, puede venir algo espantoso. Todo lo que Ellie siente, logra traspasar la pantalla con precisión quirúrgica. Confusión, miedo, furia incontrolable, angustia y dolor. Cada enfrentamiento puede ser el último, cada persona que se cruza en nuestro camino puede ser un enemigo. Cada golpe duele como propio. Naughty Dog logra, como nunca, que empaticemos con cada uno de los personajes, llenando huecos que no creímos que podrían llenarse.
Para acompañar a Ellie y mantenerla con vida, Naughty Dog cambió algunas cosas. Si bien la esencia se mantiene, la manera en que se enfrenta a sus enemigos es distinta. El cambio más drástico es que ella pueda trepar, saltar, agacharse y reptar. Parece una estupidez, pero es un detalle que cambia la experiencia y le da tridimensionalidad a esta aventura.
De esta manera, arrastrarse y ocultarse en la hierba o bajo un auto, hace que podamos improvisar diferentes maneras de acabar con una amenaza. Siempre se puede salir a los tiros, pero las municiones escasean y el sonido alerta al resto de los enemigos, que ahora hablan entre sí, pidiendo asistencia frente a cualquier amenaza. La mejor manera, la más desafiante y creativa, es limpiar una zona sin que lo adviertan. Si se complica siempre se puede volver al plan original y gastar un puñado de balas, usando como escudo a algún adversario desprevenido.
Para contrarrestar, ellos tienen una ventaja… perros. En varias oportunidades aparecen con su amigo canino que olfatea incansable cada rincón y, si pesca un olor raro, sigue esa pista. Al usar el “Listen mode” además de las conocidas siluetas de los enemigos, se ve el rastro que Ellie deja (hay que bañarse más seguido) y que los perros siguen con avidez. Esto también ofrece diferentes opciones. Distraer al perro arrojando piedra o botella, correr, atacar al perro y luego al dueño o viceversa. Cada una de estas decisiones apuradas tiene diferentes consecuencias, pero todas son matar o morir. Esto genera debates internos cada vez que vamos a actuar. ¿Mato al pobre perrito que me sigue porque es lo que le enseñaron, o dejo que me mastique? Liquido al dueño, pero me parte el alma ver al perro llorar, porque maté a su amo y compañero inseparable.
Y de eso se trata esta historia. Nada es absoluto.
¿Acumuladora serial?
Durante toda la aventura, Ellie es como una especie de botellero. Ya veníamos acostumbrados a levantar cosas del piso, pero ahora se convierte en deporte. Tenemos muchas armas y muchas modificaciones relacionadas, por eso hay que ser muy astuto a la hora de usar cada elemento.
Estas modificaciones se hacen en banquillos especiales que Ellie encuentra en su camino. Prende una luz y despliega los “fierros” uno por uno. Cada modificación es ejecutada con la rapidez y precisión de un armero experto, y estos cambios son visibles con claridad a nivel cosmético. El cambio de un caño, las cachas de una pistola o la extensión de un cargador, se convierten en la diferencia entre la vida y la muerte.
Lo mismo ocurre con el árbol de habilidades. Ahora hay más opciones y muchas más que se “aprenden” sobre la marcha. Como no se puede subir todo, hay que ser muy hábil al elegir que fortalecer según el estilo de juego.
También hay cambios en las luchas cuerpo a cuerpo. Ellie sigue siendo una chica, y en tamaño no representa una amenaza, pero esa contextura le da otras ventajas. Es más rápida, puede escabullirse y puede esquivar golpes (si logramos agarrar el timing de esquivar, puede ser MUY útil). Utilizando a su favor tamaño y ventajas de la zona, ataca en silencio, por la espalda e incluso aprovecha la confusión de otro enfrentamiento. Ellie puede ahorrarse algunas balas generando un conflicto entre enemigos e infectados, para que se maten entre si en lugar de atacarlos por separado.
Cerrá la boca maestro, que te tragás una mosca.
Si hay algo que Naughty Dog hace bien es sorprender gráficamente. Exprimen al máximo el hard de las consolas, logrando resultados asombrosos. The Last of Us Part II logra una vez más, esa calidad cinematográfica. La luz, fotografía y edición son impecables. Tiembla Hollywood cada vez que Naughty Dog hace algo.
Los modelos de los personajes tienen un nivel de detalle demencial y cuando la cámara se acerca lo suficiente, pueden verse pecas, la humedad de los ojos, marcas o contar uno a uno los pelos de una barba. Las escenas cinemáticas tienen una composición impecable, el voice acting, la captura de movimiento y la luz tienen un nivel de perfección que asusta. No hay diferencia de calidad entre estas escenas y el gameplay, algo que pocos pueden decir. Cada lugar es maravilloso y los espacios abiertos son magia pura. Incluso en los climas lluviosos (porque en Seattle parece que llueve como loco) logran que todo se sienta realmente frío y húmedo. Más de una vez pensé “la neumonía que se va a agarrar esta chica”.
Pasé tantas horas jugueteando con el modo foto que desarrolle un TOC. Cada lugar explota en detalles que sorprendentemente este hardware tan antiguo logra mover con éxito. Y hay objetos como los silenciadores donde, al sacar una foto, se puede ver con claridad que Ellie lo construyó poniendo trapo dentro de una botella. Hay escenas que no quiero citar en detalle para no spoilear nada pero tienen una composición absolutamente épica.
La profundidad de campo y el grano fílmico juegan un papel fundamental a la hora de hacernos creer que esto, más que un juego, es una película interactiva de más de 35 horas.
De lejos, los personajes se ven con menos detalle, pero todo está ahí al acercar la cámara en el modo foto. Quizás es el precio de mover tanto en un hardware tan limitado. Hay algunos objetos que lucen lavados o con baja resolución, pero la atención a cada rincón de este mundo es una locura. Hay detalles demenciales como la forma en la que se humedece la tela al mojarse, o los gestos de los personajes durante la pelea y la forma en que se miran. Si observan con cuidado, tanto Ellie como su enemigo se siguen con la mirada durante una pelea, gesticulan y reaccionan a los golpes. Detalles que los gamers perfeccionistas apreciamos y agradecemos.
Lo que resulta muy llamativo por momentos, es la poca variación en los modelos de los enemigos. En una oportunidad, Ellie intentaba acabar con un grupo de 5 o 6 en la intersección de una vieja y abandonada calle. Mientras disparaba con el silenciador, pensaba: “¡A este ya lo maté!”. Después del intenso y acalorado combate, conté 3 chinos exactamente iguales [NdE: racismo 101]. Quizás eran los “Trillizos de Oriente”, pero confío en que un parche luego del lanzamiento solucionará estos detalles. Considerando el tamaño descomunal de todo el proyecto, esto es — perdonando la expresión — “buscarle el pelo al huevo”.
Santaolalla le vuelve a sacar lustre a sus cuerdas
Para este glorioso regreso, Ashley Johnson vuelve a ponerse en las All Star de Ellie, junto al impecable y polifacético Troy Baker, que presta su voz para Joel una vez más. No hace falta volver a hablar sobre la magia y la química de esta dupla, y tampoco sobre sus dotes musicales. A este dúo dinámico, se suma el talento de Laura Bailey que interpreta al personaje que vamos a conocer como Abby, Shannon Woodward (Westworld) como Dina e Ian Alexander (a quien vimos en la extraña OA de Netflix) como Lev. No nos olvidemos del Jeffrey Pierce, el hermano de Joel, a quien le creemos absolutamente TODO.
A nivel sonido, todo es impecable, efectos, banda, y esa tensión creada por los acordes de Santaolalla. El resultado es una atmósfera inquieta y sofocante, con esa sensación recurrente de que “algo está por pasar”. Al talento de Santaolalla se suman otros como el de Crooked Still, que crean una vez más el soundtrack perfecto.
Reverencia y Chapéu!
Last of Us Part II tardó en llegar. Pero vale la pena cada segundo de esa interminable y agónica espera, porque Naughty Dog pudo llevar a buen puerto su obra más grande, fuerte y dramática. Hubo un antes y un después de la primera parte, lo mismo ocurrirá ahora.
Es un viaje épico, maravilloso y muy intenso, que amplía a la perfección una historia que ya era impecable. Todo crece y se llenan espacios que no sabíamos que existían, agregando matices. Ya no hay buenos y malos o blanco y negro, sino una escala de grises que nos hace comprender, cuestionar y debatir.
Cuando una película te deja masticando durante días para digerir, es porque algo hicieron bien. Pero cuando un videojuego te lleva a ese lugar, hay que quitarse el sombrero.
Pasan los días y no dejo de pensar, de analizar, de volver a recorrer con la mente cada momento. Veo trailers, y me vuelvo a emocionar. Después de tantos años de jugar, experimentar y analizar, The Last of Us vuelve a sorprender y eso es muchísimo.
Ahora tengo un hueco, un espacio vacío. Como cuando terminás una serie larguísima y sabés que vas a extrañar a los personajes. Alguien me dijo “te envidio por haberlo jugado” y yo retruqué sin dudar: “yo te envidio más a vos, porque tenés esta maravillosa historia por delante”
Naughty Dog… la rompiste toda. Neil Druckmann, tengo ganas de abrazarte.
Aplausos de pie, con lágrimas en los ojos. [i]
DESARROLLADO POR: Naughty Dog
DISTRIBUIDO POR: Sony Interactive Entertainment
GÉNERO: Acción en tercera persona
DISPONIBLE EN: PS4.
QUÉ ONDA: la continuación épica de una de las mejores historias.
LO BUENO: Vuelven Ellie y Joel. Historia impecable, personajes increíbles, fotografía y edición cinematográficas y la perfecta expansión de una historia que pensamos que no podía expandirse. Santaolalla sublime una vez más. Una verdadera obra maestra.
LO MALO: chucherías gráficas que ni vale la pena mencionar.
Este análisis de The Last of Us Part II fue realizado a través de un código de Playstation provisto por sus desarrolladores.

Sebastián Di Nardo, alias Moki, es el CEO y fundador de [IRROMPIBLES], y conductor de Unitec. Fue columnista en CN23 y TNT Sports y condujo radio en la Rock & Pop junto a Guille Leoz. Entre sus muchos alter-egos, se encuentran Abraham Osló, el loco del unboxing, y el mítico Dr. Picor. Pueden perseguirlo en el Twitter @Mokirrompibles e Instagram @Mokirrompibles.
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Excelente review. Pronto haré sangrar mi tarjeta.
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