La mascota preferida de John Carpenter
De alguna manera, Carrion nos plantea una reflexión ¿Está mal extinguir otra vida, cuando ésta violenta, tortura y amenaza nuestra propia existencia? Seguramente la mayoría dirá que no. Pero, ¿qué ocurre en caso de que seamos un monstruoso organismo amorfo? Una masa de carne podrida, corrompida, donde sólo se distinguen —aquí y allá— fauces de pesadilla.
Y no sólo las fachas no acompañan a nuestro… ¿anti héroe? Sino que tiene la pésima costumbre de devorar carne y huesos humanos como si fueran bombones. Un videojuego en que los roles de víctima y victimario no están claros. Y donde hay que ser muy valiente para sostener eso de que “lo esencial es invisible a los ojos”.
Todo este tiempo fuimos encerrados y torturados. Ahora que escapamos del control de nuestros carceleros, somos perseguidos para ser exterminados. Es hora de decir “basta” y hacerles saber a los humanos quién es el depredador y quién el depredado.
Claro que este punto final implica cualquier cosa menos una solución civilizada. Nuestro objetivo es escapar de la instalación científico-militar en la que estamos encerrados. Y para lograrlo, convertimos el edificio entero en una suerte de “tenedor libre del horror”, destrozando y masticando toda la carne y huesos humanos que podamos.
Metroid… ¿cosaina?
Estamos ante un juego cuya categorización no es directa y evidente. Los desarrolladores, sin faltar a la verdad, simplemente dicen que es un juego de horror a la inversa. También podríamos decir que se trata de un metroidvania bastante atípico.
Con mucha frecuencia tenemos puzzles donde intervienen el ingenio y el uso de los poderes que vamos desarrollando. Además, es muy frecuente que estos nuevos poderes nos sirvan para acceder a nuevas áreas. O incluso —donde se evidencia mejor la genética del género— hacer el clásico backtracking y terminar de explorar en pos de obtener nuevas mutaciones.
Por otra parte, mover y atacar con la criatura es, casi siempre, simple e intuitivo. La masa sanguinolenta avanza a lo Spider-Man, pero en lugar de telarañas utiliza… otra cosa. Algo pegajoso, rojo, asqueroso y probablemente con tejido de cincuenta personas diferentes, pero que al mismo tiempo es un gran lubricante para la jugabilidad. ¡Qué polémico sonó todo esto!
El tamaño importa
Una de las cosas que más nos gustaron es una ingeniosa mecánica con respecto a nuestra alimentación. En Carrión, los poderes van cambiando, desde lanzar una especie de telaraña para atrapar a nuestras víctimas hasta dominarlas mentalmente. La variedad es exquisita, pero la cantidad excede por mucho las tres teclas o botones dispuestos para activar habilidades. Con lo cual, aquí entra en juego la posibilidad de desprenderse de masa corporal.
En resumen, a medida que vamos consumiendo gente, nuestro monstruo va aumentando de tamaño. Esto tiene la ventaja de disponer de mayor salud, pero también es todo un reto moverse rápido. Imaginen tratar de meter una tonelada de morcillas crudas en un conducto de ventilación en dos segundos.
Además de la movilidad y de la facilidad con la que podemos acechar a nuestras víctimas, el tamaño de nuestra criatura también afecta los tipos de habilidades especiales que tenemos disponibles. Por esto, es frecuente que para poder acceder a nuevos niveles o resolver un puzzle, tengamos que interactuar con él varias veces, pero desprendiendo parte de nuestro “cuerpo” para luego —una vez sorteada la dificultad— volverlo a consumir.
Actualizame el GPS
En general, Carrion hace las cosas muy bien, incluso no alargar de forma innecesaria su duración. No cuenta con historia, ni diálogos ni nada que se le parezca. De modo que, lo que en principio resulta una carnicería divertida, a la larga comienza a cansar. Por suerte, antes de que ello ocurra finaliza, con una duración que puede llegar a las seis o siete horas si le metemos mucho empeño a recorrer cada hueco del mapa.
Sobre esto último, sí encontramos un problema: el mapeado tiene un diseño excelente, pero su navegación es confusa. No disponemos de un mapa, sino de un mecanismo de ubicación que nos da direcciones demasiado generales y poco claras. No es común que pasemos perdidos mucho tiempo, pero el backtraking para buscar potenciadores de poderes suele complicarse un poco más. En una palabra, casi siempre este sistema resulta bastante inútil.
Pese a los puntos flojos, tenemos que recomendar Carrion, un juego bastante original que nos mantiene enganchados durante toda su duración. De acuerdo a lo que ofrece, tiene un gran precio en Steam, pero ¡atentos que está incluido en el Xbox Game Pass! No esperen más, vayan y almuercen unos científicos, que los hará crecer fuertes e inteligentes. [i]
DESARROLLADO POR: Phobia Game Studio
DISTRIBUIDO POR: Devolver Digital
GÉNERO: Metroidvania
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch, Xbox One, Windows
QUÉ ONDA: Horror a la inversaa y metroidvania ¿Qué puede salir mal?
LO BUENO: Interesante mezcla de géneros. Control intuitivo. Los puzzles y las mecáncias asociadas. El sonido y el pixel art.
LO MALO: Si bien más hubiera sido contraproducente, su duración es un poco corta. El sistema de ubicación hace cualquier cosa menos ubicarnos en el mapa.
Este análisis de Carrion fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Jefe de Redacción de [IRROMPIBLES]. Fue criado por una comunidad de flamencos con aspiraciones teatrales, de quienes heredó el talento para posar dramáticamente en cualquier foto grupal. Pasó su juventud investigando si los peces tienen acento regional al hacer “blub”. Está absolutamente convencido de que nadie lee esta información en los perfiles (planea demostrarlo con este texto). Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).
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