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Battletoads [REVIEW]

Cuidado con tragarse un sapo

Luego de coquetearnos por casi SIETE años, al fin tenemos en nuestras consolas una nueva entrega de la saga Battletoads, nacida en 1991 con el propósito de capitalizar el éxito de las Tortugas Ninja en los fichines. Lejos de otras copias perdidas en el tiempo, estos sapos lograron hacer mella suficiente para que haya un público esperándolos, una nostalgia establecida que se supone, vienen a saciar. Lograaaarloooo, bueeenooo… es otro tema.

Hay algo que hay que dejar claro de entrada: los antiguos Battletoads no son sólo beat’em ups, sino principalmente beat’em ups que se animan a tocar otros géneros en el medio. Basta con mencionar el clásico nivel de las motos, que parece más un juego de carreras con obstáculos; la bajada en rapel, que lleva la jugabilidad a un plano vertical, así como escenarios de plataformas y puzzles, e incluso shooters espaciales.

Esto lo tuvo muy en cuenta la gente de Dlala Studios a la hora de resucitar una franquicia que no itera desde el fracaso de su versión para arcades en 1994, si no contamos alguna participación especial por aquí y por allá. Por lo cual, en vez de enfocarse en aquello por lo que estos sapos son más conocidos, la repartición de piñas, decidieron poner quinta en la varieté de géneros, con resultados dispares.

La experiencia central del nuevo juego de Battletoads es, curiosamente, su historia: animada con excelencia en base a estándares modernos, las cinemáticas equivalen a estar viendo un episodio de alguna serie de humor al estilo Rick & Morty, salvando las distancias, o Final Space, por traer un ejemplo más cercano en expectativas y ejecución.

No confundan rana con sapo

Vamos a arruinarles una sorpresa, así que si no quieren saber naaada de naaada sobre la trama pasen al párrafo siguiente, listo, les avisamos, que conste: Rash, Pimple y Zitz, nuestros sapos protagonistas, despiertan de una simulación en la que estaban atrapados para descubrir que estuvieron viviendo en un búnker por casi treinta años. Tiempo después, desesperados por recobrar su fama y aburridos de sus rutinarios nuevos trabajos, se embarcan en la búsqueda de su otrora rival, la Reina Oscura (rediseñada con inteligencia para los tiempos que corren). Allí descubren que también fue atrapada, por los mismos captores: los Topianos, unos seres que robaron sus poderes y que ahora gobiernan la galaxia.

Todos juntos emprenden una aventura que los lleva a varios planetas, pudiendo así variar significativamente el estilo entre escenarios. El humor está presente tanto en los diálogos como en gags visuales, con un estilo marcado en lo metatextual y un ritmo de chiste por segundo que no permite distraernos, aunque no todos logren hacernos reír. Los sapos están bastante conscientes de su propia franquicia, postergando a cada rato una conversación sobre si son hermanos o no y burlándose de la nostalgia como argumento de venta.

La historia hace un buen trabajo en traer a estos personajes al presente, sobre todo diferenciando sus personalidades… dentro de lo posible, claro. Tengamos en cuenta que no hay mucha tela de la que cortar, más que un puñado de juegos, un cómic y un olvidable piloto de TV. Las actuaciones de voz están bien logradas, brillando en las cinemáticas, aunque también hacen su aparición a lo largo del juego, tanto en conversaciones como en pensamientos en voz alta.

Sapoteótico

Intercalados a esta narrativa dividida en actos, tenemos los niveles jugables. El primer nivel es un beat‘em up, por supuesto, y es acá donde el título brilla, con un combate bien logrado. Podemos elegir cualquiera de los tres sapos: Rash (el de los lentes) es un luchador equilibrado, con un buen balance de fuerza y velocidad. Pimple, en cambio, es el que trae la fuerza bruta a través de su robustez, aunque esto implique lentitud. Zitz, alias “el que tiene una compu en el brazo”, es el más rápido de los tres, aunque también el más débil.

A la mecánica de sacar la lengua para comer moscas y así recuperar la salud acá se la lleva al extremo, pudiendo también usar este órgano para acercar enemigos, bañarlos en chicle para inmovilizarlos o incluso colgarnos de ganchos para cambiar de plano. También se suma la posibilidad de eludir ataques, vital cuando la pantalla se llena de enemigos que lanzan ataques brutales. Además de un medidor de combos tendremos una calificación de estilo, así que ¡a lucirse!

En algunos puntos, para seguir avanzando, tendremos ciertos minijuegos de hackeo, los cuales podemos resolver sin que haya que mover un pelo la posición de la cámara, por obra y gracia de la alta definición (qué lejos hemos llegado).

Pero no todo es pelea en la vida. Sabemos que va a pasar, lo estamos esperando, y más pronto que tarde llega el nivel con motonaves, aunque acá convertido al 3D al estilo de los endless runners mobile. Desafiante, pero no imposible.

La música requiere una mención aparte. Bien hardcore, bien variada, se nota que entre Davids se entendieron muy bien, porque Housden hace un excelente trabajo en mantener ese heavy metal edulcorado que Wise supo hacer sonar tan bien en la NES. Es tan buena la banda sonora que la estamos escuchando de nuevo en este momento mientras escribimos estas palabras.

¡Sapucai!

Hasta ahora vamos bien, ¿no es cierto? Si la reseña se terminase acá, estaríamos hablando de un éxito garantizado. Peero los problemas empiezan en el tercer acto, cuando por cuestiones narrativas vamos a alternar entre unos niveles plataformeros, del estilo clásico de mover cajas y activar palancas para alcanzar lugares; y en paralelo niveles de shooter espacial, y nada tímidos eh, ¡al mejor estilo bullet hell!

Al principio, estos son divertidos, pero cuando el chiste pierde su efecto y nos damos cuenta que todo el acto va a estar conformado por estos géneros, se vuelve repetitivo y cansador, al punto de querer sacárnoslos de encima para poder retornar a la repartición de piñas. Les aterrará saber que, a excepción de un par de peleas contra jefes, ya no hay niveles beat‘em up a partir de acá.

Sí, así como lo leen. El resto del juego se completa con otras propuestas, dejándonos realmente confundidos. ¿No había una mejor manera de distribuir los niveles? ¿Realmente no podían sacar de la galera un nuevo acto que nos dé aunque sea dos o tres niveles más de lo que realmente vinimos a buscar? ¿Acaso fue una cuestión de presupuesto de tiempos límite?

Extrañamente, la mecánica de tomar objetos del suelo y usarlos para golpear enemigos, algo icónico de la saga, está desaparecida. ¿Quién no recuerda arrancarle la pata a uno de esos robots y usarla para fajar al siguiente? Sin embargo, acá sufre una ausencia inexplicable.

La sensación resultante, finalmente, es la de haber jugado un fichín a medias. Esta extraña propuesta no tiene manera de dejar conforme a nadie, porque a medio camino nos desprovee de lo que mejor sabe hacer, y no hay chiste, minijuego ocurrente o lenguaje secreto que nos distraiga de esta extraña, incómoda sensación.

Por esta misma cuestión, la rejugabilidad está complicada. Lo único que nos podría motivar a reintentar algunos niveles es que en todos hay unos dispositivos coleccionables, algunos se obtienen directamente en el camino pero otros se nos otorgan si alcanzamos cierta calificación o completamos el escenario en determinado tiempo.

Menage a toad

Si bien es completamente disfrutable en soledad, lo cierto es que el fichín está diseñado para ser jugado de a tres. Por eso llama la atención que el juego no tenga offline, lo que se siente como una oportunidad desaprovechada.

Mientras haya al menos un personaje libre, cualquier persona puede, en cualquier momento, cambiar su sapo por aquel. De la misma forma, si hay más de un sapo en pantalla, es tarea del otro revivir al personaje que la haya quedado en el suelo. Por suerte, todos los niveles cuentan con marcadores y no hay vidas, por lo cual no hay excusa para revolear el control (bueno, sí, las benditas motonaves).

En cuanto a la dificultad, podemos seleccionarla al comienzo de la campaña, pudiendo elegir que todo sea papita pa’l loro, más o menos manejable, o bien bien difícil. De todas formas, si hay alguna sección que se nos haga imposible siempre podemos activar el modo de invencibilidad, para pasar esa partecita que nos esté dando mucho dolor de cabeza.

Conclusión

¿Alguna vez quisieron recomendarle a alguien que juegue el 70% de un fichín y mire el resto por YouTube? Estamos un poco confundidos con respecto a qué decirles. En lo que respecta al beat’em up, cuando está, cumple con creces. El resto de los géneros está bien, pero pecan de exceder su estadía. Los minijuegos ocurrentes sirven como pegamento de todas estas piezas que, sin embargo, no terminan de pegar bien entre sí.

Dlala tenía en sus manos la misión de revivir una franquicia y darle un norte, y sólo cumplió con uno de estos objetivos. A ver, si lo tienen en el Game Pass ¡No duden en probarlo! Sólo recuerden ir con pie de plomo.

Vamos a estar en primera fila para recibir una secuela, que con suerte se enfoque en lo que estos sapos mejor saben hacer, pero no podemos evitar quedarnos con la sensación de que se esforzaron en construir una motonave prometedora sólo para terminar estrellándola contra el cartel de bienvenida. [i]


DESARROLLADO POR: Dlala Studios supervisados por Rare Ltd.
DISTRIBUIDO POR: Xbox Game Studios
GÉNERO: Mitad Beat’em Up,  mitad ensalada rusa.
DISPONIBLE EN: Xbox One, PC

QUÉ ONDA: Los sapos adolescentes ninj… perdón, los sapos musculosos ¿hermanos? vuelven tres décadas después para revivir lo mejor (y lo peor) de su franquicia, en un parcialmente recomendable aunque confuso fichín.
LO BUENO: Estilo visual único, gran banda sonora, historia humorística, combate bien logrado, nuevas mecánicas, minijuegos hilarantes, posibilidad de jugar co-op local hasta tres jugadores. ¡Excelente reinvención de la Reina Oscura!
LO MALO: Muy breve, los distintos géneros están mal intercalados y los niveles espaciales se vuelven insoportables. El juego parece olvidarse de su aspecto beat’em up y recordarlo demasiado tarde. No tiene online. No invita a la rejugabilidad (bueno, quizás para probar el bendito co-op). ¡No hay bajada en rapel!

Este análisis fue realizado a través de un código de Xbox One provisto por sus desarrolladores.

  • CALIFICACIÓN78%
78%

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