The Legend of Zelda: Endgame
Hyrule Warriors: Age of Calamity nos brinda la oportunidad de efectuar un viaje en el tiempo, previo a los eventos sucedidos en Breath of the Wild. De hecho, antes de que ocurra la Calamidad, el momento en que Ganon, el malo de la película, comience con su carnaval de caos y destrucción en el reino de Hyrule. ¿Podrá este viaje al pasado cambiar el futuro y convertir en polvo nuestro cartucho de Breath of the Wild? ¡No me quiero ir, señor Stark… digo, ¡señor Link!
Si llegaron hasta acá sin asociar que, cuando hablamos de Breath of the Wild, hablamos de la última (ahora penúltima) entrega de la saga Zelda, es posible que hayan pasado los últimos años encerrados en un frasco de conservas. O entraron en este sitio por error mientras buscaban la receta del Tiramisú.
Es decir, estamos hablando de un juego que de seguro se encuentra (cómodo) entre los cinco más influyentes de los últimos diez años. Así, Hyrule Warriors: Age of Calamity tiene que bancar una doble responsabilidad: por un lado, ser la precuela de un juego 100 sobre 100, un clásico indiscutido. Además, algo aún más complejo, que es mantener la estética y la sensación de Breath of the Wild, pero introduciendo un violento cambio de género.
No nos aguantamos y ya le damos la buena noticia: logra cumplir, quizás hasta en exceso, ambas expectativas.
No digo “cuántos son”, sino “que vayan viniendo”
Cuando hablamos de cambio de género, es porque Hyrule Warriors: Age of Calamity se aleja de la propuesta de Breath of the Wild. Acá nos encontramos con un musou, también conocido como “uno versus mil”. No, no tiene nada que ver con Arjona en un recital de Pantera.
Por si aún no queda claro, vamos a intentar serlo con un ejemplo: ¿tienen presente la saga Dynasty Warriors? Bueno, básicamente es eso. Un sólo héroe peleando contra mil esbirros, metiendo combos de golpes a lo loco y revoleando muñecos por toda la pantalla. ¿Podríamos decir que son hack and slash o brawlers con problemas de organización? ¡Quizás!
En una palabra, aquí lo que importa es repartir sopapos y encadenarlos en combos kilométricos, fajando a decenas de enemigos al mismo tiempo. Ver como una multitud salta como pochoclo bajo la acción de nuestros mamporros es sumamente satisfactorio y esa es la sensación más importante del género musou. En este sentido, Hyrule Warriors: Age of Calamity cumple con creces.
Claro que cada tanto aparecen jefes o subjefes, donde sí debemos prestar un poco más de atención para lograr romperles todo ese sector del cuerpo que se denomina “cara”. Mientras tanto no aparezcan, vamos de un lado para el otro en grandes mapas —aunque limitados a sectores específicos— cumpliendo diversos objetivos a toda velocidad. No estamos ante un mundo abierto, ni mucho menos, a pesar de que Hyrule Warriors: Age of Calamity usa exactamente las mismas regiones que Breath of the Wild. Lo cual, nos lleva al siguiente punto destacable.
Déjà vu
Este juego toma todo los elementos que ya habíamos visto en la entrega previa de la saga y los reutiliza. No se queda sólo con el mapa, sino que también incluye los sonidos, armas, enemigos. Absolutamente todo, incluso los poderes de la tableta Sheikah.
Y es que, en sí, la historia se trata de un pequeño centinela robot que viaja en el tiempo a un momento donde Ganon, el malo más terrible en el universo de Zelda, aún no hizo pelota Hyrule, el mundo de fantasía donde viven Zelda y Link.
En otras palabras, se traslada 100 años al pasado, antes de los acontecimientos de Breath of the Wild. Un siglo antes de que todo termine roto, podrido, todos nuestros amigos muertos, Link moribundo y con alta amnesia… la verdad, un bajón esto, parece un clásico de Disney.
La cuestión es que nuestro simpático amiguito electrónico pretende guiar a Link, Zelda, los héroes de cada raza e incluso las “Bestias Ancestrales” para prevenir el triunfo de Ganon. Si bien todos los personajes que mencionamos pueden ser controlados, la cosa no queda ahí, sino que la lista sigue.
Pero claro, estas sorpresas no la vamos a adelantar, así las disfrutan tal y como lo hicimos nosotros. Sí les podemos anticipar que la variedad de personajes asciende a poco más de diez. Un deleite.
Sin duda el mayor disfrute tiene que ver con vivir un momento histórico del que tanto escuchamos hablar y estaba poco desarrollado. Y claro, se abre un interrogante ¿podremos cambiar el curso de los acontecimientos? ¿Lo que pasó, pasó? ¿O se cambiará el futuro? ¿Acaso abriremos otra rama del multiverso Zeldístico? Y bueno, si les pica el bicho de la curiosidad, lo tienen que jugar, no vamos a andar espoileando para que después nos vengan a buscar y nos tiren con de todo.
¿La ley del mínimo esfuerzo? Naaaah
Por supuesto —tomando lo dicho sobre la reutilización de recursos— ustedes dirán ¿Y dónde está el mérito de “auto robarse” y hacer dos veces el mismo juego? Esa es la clave, no es el mismo juego.
Si bien se siente en extremo familiar, más de un técnico de laboratorio transpiraría en caso de tener que hacerles un ADN para determinar su parentesco. Y es que, a pesar de compartir una infinidad de guiños, elementos y estética, son la noche y el día en lo jugable.
De igual manera, aún cuando conserva la brutal variedad de ítems, objetos y habilidades del original, en Hyrule Warriors: Age of Calamity todos los sistemas de juego están simplificados. Queda claro que nos empuja a la acción y a invertir el mínimo tiempo indispensable en cualquier tipo de gestión de recursos. Y si bien tenemos buenas opciones para personalizar, mejorar las armas y hacer progresar a los personajes, todo es amigable y rápido. Casi que es “amigable con beneficios”, para que se den una idea.
Entonces, ¿es un Zelda diluido con soda?
No, para nada. Es otro tipo de juego y no está para nada mal que la saga se diversifique en géneros para atraer a otros públicos. De hecho, ya tenemos una entrega previa bien lograda de Hyrule Warriors. Y cabe recordar que tenemos un Crypt of the Necrodancer —una especie dungeon crawler rítmico, algo realmente muy loco que tienen que probar— ambientado con los personajes de la saga Zelda.
En definitiva, es un juego que podemos considerar necesario por varios motivos. Por un lado, es muy probable que sea el punto de partida para cualquier nueva entrega de la saga principal. Por el otro, es una gran experiencia ver la maestría con la cual adaptaron manteniendo tanta fidelidad en el diseño a un género que no tiene nada que ver con Breath of the Wild. Y, por último, porque reventar a una docena de enemigos de un solo golpe, ¡es divertido a morir! [i]
DESARROLLADO POR: Koei Tecmo
DISTRIBUIDO POR: Nintendo
GÉNERO: Hack and slash / Musou
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch
QUÉ ONDA: Un nuevo coqueteo de la saga con el género musou, también conocido como “uno versus mil” o simplemente “onda el Dinasty Warriors, ¿viste?”
LO BUENO: Si bien los diálogos son torpes y algo escuetos, se las ingenia para detallar el periodo histórico (y la historia está genial). Muy buen diseño de jefes. Impecable adaptación al género musou. Buen sistema de progresión y variedad de personajes. Excelente experiencia jugable.
LO MALO: Está optimizado de una forma muy polémica, con frecuentes tirones de cuadros que impactan en la jugabilidad, tanto en versión portátil como en consola.
Este análisis de Hyrule Warriors: Age of Calamity fue realizado a través de un código de NINTENDO SWITCH provisto por sus desarrolladores.

Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Secretario de Redacción de [IRROMPIBLES] y fundador de la Iglesia Savathûnista. ¿Tienen dos minutos para que les hable de Savathûn, que es el Camino y la Salvación? Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).
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