Mejor que muchos, pero lejos del trono
En un futuro no demasiado lejano, el planeta Tierra estará hecho goma. Tiramos demasiada basura, usamos mucha nafta y escuchamos demasiados discos de Arjona. Lo arruinamos al punto de lo inhabitable, por ello la humanidad debe emigrar y buscar otro planeta al que joder. Aquí, entran los Outriders, unos colonos desalineados que resultan la última esperanza de la humanidad. Sí, toda esta cantidad de clichés está incluida en el juego base, no hay que pagar un DLC.
Luego de una larga travesía hiperespacial, llegamos a Enoch, un planeta que en principio parece un paraíso. Una vez que aterrizamos, la primera expedición termina en un desastre total. Resulta que este Jardín del Edén tiene unas tormentas de energía salvajes, al punto de desmaterializar a la gente si les pega un rayo.
Sin embargo, vaya uno saber por qué, a unos pocos afortunados les otorga poderes muy macanudos. Menos mal que ese es nuestro caso, porque de otra forma el juego duraba 15 minutos.
Claro que, por las cosas del Destino (guiño guiño) quedamos atrapados en criogenia y despertamos 30 años después de este bardo. Nos encontramos con que sobrevivientes se asentaron, pero subsisten a duras penas. Y es que aún no han podido adaptarse a un entorno más hostil y brutal que barrabrava de Chigaco. ¿Podremos poner un poco de orden y llevar esperanza en esta tierra de nadie?
¿De dónde te conozco?
Vamos a intentar que los veteranos de este género tan sabroso, conocido como looter shooter, se puedan hacer una rápida idea del juego. Piensen en The División golpeándose muy fuerte la cabeza.
Luego de un rato, se levanta atontado y creyéndose Destiny. Todo esto, en medio de una ambientación que tiene un tufo a Anthem que madre mía.
Por otra parte, la jugabilidad está en sintonía con la obra de Massive Entertainment. Pero menos pulida… como si fuera un juguete original que compramos en Once y en el blister se lee “The SubDivision”.
Es decir, es un shooter looter en tercera persona, con una fuerte mecánica de coberturas (que dejamos de usar pasada la mitad del juego). Tenemos la posibilidad armar buenas y variadas builds, aunque cada una de las cuatro clases tiene un truco especial que está un poco roto.
Estas cuatro clases ofrecen diferentes formas de jugar según los poderes particulares de cada una. Pero existe un acierto muy grande, un concepto muy Doom: la única forma de sobrevivir es matar todo el tiempo. No hay botiquines y la salud no se recupera con el tiempo, el único camino es el plomo.
Cada cual atiende su juego
Así, el Trickster, especialista en manipular el espacio tiempo, recupera la salud cuando mata de cerca. Con la misma distancia se cura el Devastator, la clase “tanque” del juego, lenta y pesada, pero destructiva. Por el contrario, el Technomancer recupera la esencia vital cuando produce bajas desde lejos, ayudado por sus torretas y granadas. Para terminar está el maestro del fuego, el Pyromancer. Éste tiene un sistema apenas más complejo, ya que primero debe usar sus habilidades para marcar sus víctimas y luego matarlas antes de transcurridos 15 segundos.
Por otra parte, el looteo es satisfactorio: todo lo que agarramos, de una u otra manera, sirve. Aun cuando parezca inútil, al romper los ítems nos quedamos con sus materiales y ventajas. Así, armamos una suerte de biblioteca, de la cual podemos extraer recursos para infusionar en ítems más adecuados para nuestra idea de personaje.
Lo mejor de todo es que, si tenemos un arma favorita y bien tuneadita, la podemos seguir subiendo de nivel para que no quede obsoleta. En resumen, en este apartado, nada que decir. ¿Podría ser mejor? Sí, seguro, pero así como está nos gustó. De hecho llevamos más de treinta horas de juego y aún no hemos podido completar la biblioteca de ventajas. Nos queda un buen rato para entretenernos con diferentes builds.
¡Qué plato!
Durante las primeras horas, Outriders hace gala de un humor de lo más imbécil. Para qué nos vamos a andar con vueltas. Una actitud típica de adolescente que necesita llamar la atención escuchando heavy metal a todo volumen y haciendo “chistes” fuertes, tontos y desubicados.
Pero justo cuando ya no daba más del fastidio, la historia y el tono comienza a mejorar hacia la mitad del juego . No voy a decir que me pareció una obra maestra de la ciencia ficción, pero tiene dos o tres giros que le devuelven la dignidad antes de terminar.
Como ya saben, la campaña se puede jugar en cooperativo hasta tres personas. El endgame es bastante potable, pero demasiado repetitivo. Básicamente es hacer una incursión por un escenario y matar todo lo que encontramos de principio a fin. Y si bien son muchos niveles, están diseñados a partir de recursos de la camapaña.
Aquí sí hubo algo engañoso durante la promoción, donde resaltaban que el endgame no tenía contenido reciclado, como otros looters. Claro, no hay ningún entorno que se traslade 100%, pero si van a usar todos los recursos previos… ¿cuál es la diferencia?
Soy lo que soy
Así y con todos sus defectos, Outriders entretiene y divierte. Y mucho. Me pasaron 30 hs como si nada —entre campaña y endgame— y de seguro que tengo para otras tantas horas más de diversión. No es mucho más que eso… pero tampoco prometía mucho más. Además, ¡cómo si fuera poco!
Es cierto, tiene una decena de cosas que podrían haber sido mejor. Entre otras cosas, las múltiples cinemáticas para disimular tiempos de carga son patéticas, se esfuerza en parecer un mundo libre cuando es salvajemente pasillero y la mecánica de cobertura le faltaba un poco de horno. ¿Era necesario más tiempo? ¿Era necesaria más plata? No sé, cuando llegué a las 30 hs, hacía rato que me lo había dejado de preguntar.
Es decir, Outriders no es el Mesías del Looter, no es un “Destiny killer”. Si están buscando un looter shooter redondito en todos los aspectos, ya salió: se llama Destiny 2. ¿Están buscando algo con más complejidad para armar personajes? Vayan para el lado de The Division 2.
Ahora, si lo que quieren es un buen sistema, sin demasiada complicación —pero tampoco una pavada— y que funcione, Outriders es ideal. Una historia sin mucha complejidad, que sobre el final se pone bastante bien. Como para tomarnos unas vacaciones de ese looter que nos quema las neuronas y, aún así, no dejar el vicio.
A falta prolijidad, Outriders compensa con más de treinta horas de mucha diversión desenfrenada, en especial si se juega en cooperativo. Ya sólo con eso, no necesita destronar a nadie. [i]
DESARROLLADO POR: People Can Fly
DISTRIBUIDO POR: Square-Enix
GÉNERO: Looter Shooter
DISPONIBLE EN: PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X, Windows, Stadia
QUÉ ONDA: The Division 2 se toma una botella de whisky, queda medio tonto y flashea que es Destiny 2 y está en un planeta alienígena.
LO BUENO: Divertido a morir. Matar para curarse imprime mucho ritmo. Buenas clases, buenas builds y complejidad equilibrada.
LO MALO: Se nota que le falta bastante pulido. Poca personalidad, es un menjunje de los últimos looters exitosos. Los diálogos de las primeras horas son infumables. Muchos problemas de conexión durante el lanzamiento. Muy pasillero.
Este análisis de Outriders fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.
Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Secretario de Redacción de [IRROMPIBLES] y fundador de la Iglesia Savathûnista. ¿Tienen dos minutos para que les hable de Savathûn, que es el Camino y la Salvación? Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).
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