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Mortal Kombat [CINE]

Una brutality al buen gusto

El juego de pelea (quizás) más icónico de todos los tiempos pedía a gritos (de fatality) una adaptación que incluyera la sangre y las vísceras. Lástima que en el camino se olvidaron de incluirle criterio técnico y un guión como la gente.

Atención: se revelan algunos detalles menores de la trama, aunque a decir verdad… mejor que lo sepan antes de verla.

Dejando de lado la animación, la TV y las series web, tuvo que pasar un cuarto de siglo para que por fin veamos una nueva peli de Mortal Kombat, el fichín de combate que factura a lo loco desde su desembarco en los arcades.


Esta vez, la balanza se inclinó para el lado amarronado de la vida, con un tono más oscuro y mucha menos luz para disimular el CGI, con un look que parece hecha por HBO.

Como los veinticinco mil personajes con los que cuenta la franquicia no eran suficientes, el guión escrito por dos personas y pensado por ninguna nos presenta a Cole Young, un protagonista sin carisma que tiene la difícil tarea de conducirnos a través de la película.

Cole es un luchador de MMA que supo ser exitoso, pero cuya reputación está en picada, hecho que sólo sirve para que nuestro protagonista además de ser aburrido esté deprimido. Cuando su familia es atacada por Sub-Zero, aparece Jax al rescate y lo pone en contacto con Sonya, quien le explica que el tatuaje de nacimiento con forma de dragón que Cole tuvo toda la vida —y nunca se molestó en buscar en Google el por qué—, es en realidad una invitación a participar del torneo interdimensional llamado Mortal Kombat.

Allí también descubre que mientras Jax y Sonya intentan reunir a los luchadores que representan el Reino de la Tierra, la-versión-más-aburrida-que-pudieron-hacer-de-Shang Tsung envía a Sub-Zero y sus súbditos a eliminarlos antes de que se celebre la competencia.

Porque en esta peli, a diferencia de cualquier otra adaptación inteligente de la saga, se celebra un torneo para EVITAR que los reinos se maten entre sí pero NO ESTÁ PROHIBIDO que los reinos se maten entre sí antes de que empiece el torneo. Claro que sí, campeón.

El film comienza, en realidad, con un enfrentamiento entre Sub-Zero y Scorpion cuyas consecuencias afectan los eventos del presente. Esos primeros minutos logran vendernos una experiencia que luego comienza a venirse cuesta abajo hasta que llega un punto en que ya no nos sorprendemos del próximo sinsentido narrativo. A diferencia del primer film, acá el grupo de “los buenos” tiene cero química y no se respeta la premisa básica de brindarnos un torneo.



Aunque parte del elenco no tenga la apariencia física necesaria para representar los personajes que les asignaron (Raiden parece que le pusieron un sombrero al kiosquero de la esquina), y los luchadores elegidos parezcan elegidos sacando papelitos de una bolsa, lo cierto es que las escenas de acción están bien ejecutadas por sus intérpretes.

La peli cuenta con momentos trepidantes y varios guiños a los juegos, aunque suelen sentirse arbitrarios y sobre todo, perjudicados por una dirección técnica que no les permite lucirse. La edición está hecha con los dientes, la mayoría de las escenas no respiran y cuando nos damos cuenta que la peli se está por terminar y todavía no pasó nada medianamente interesante, nos da un poquito de ganas de llorar.

No ayuda en lo absoluto que, siendo una adaptación de un juego que se caracteriza por un largo listado de escenarios interesantes, la peli decida que varias de sus peleas transcurran en campings, patios de una casa y fábricas abandonadas.

Tratemos de ver el lado bueno: como ya dijimos, la secuencia que inicia el film es lo mejorcito y casi que puede considerarse un corto aparte. La mayoría de los efectos están muy bien hechos, como los poderes de Sub-Zero y Shang Tsung. Los personajes de Kung Lao, Scorpion y Kabal están muy bien transcritos a la pantalla. Kano sorprende brindando una buena cuota de humor necesaria (hasta que se vuelve molesto y la peli se olvida que él no es el protagonista). Ah, y las fatalities.

Pero poniendo todo en la balanza, este producto es una falta de respeto a la franquicia que adapta. No puede ser que las cinemáticas de cualquier juego de MK moderno sean una mejor historia que la que se plasma en un largometraje que está destinado a estrenarse en cines. Mortal Kombat se merecía algo más que una peli hecha sin ganas y escrita en cinco minutos. [i]


Si quieren saber más sobre todo lo que me dio bronca, en el siguiente video pueden escuchar mis quejidos durante dos horas: probablemente les saque alguna risa: tiki

 

 

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