Lineage II: The Chaotic Chronicle

Desde pequeños lobos, pasando por espectros, golems de piedra y árboles andantes, entre cientos de otros, hasta inmensos dragones como el súper colosal Antharas. Los personajes, además de poder ser humanos, elfos, elfos oscuros, orcos o enanos, pueden desarrollar alguna o varias de las 40 profesiones disponibles, recorrer el inmenso territorio en solitario o unirse en clanes. Cada jugador, en base a la profesión que haya elegido, es parte indispensable (o no, según la situación) de llevar a su grupo a buen puerto. L2 cuenta con infinidad de cosas que hacer, desde apuestas con dados o carreras de monstruos, comprar o conquistar una casa, crear equipo, pescar, pertenecer a una religión y participar en los eventos que ésta lleve a cabo; pertenecer a la clase Noble o a la Heroica, participar en olimpíadas y torneos en magníficos anfiteatros; entrenar una mascota, la cual puede llegar a ser usada como transporte, y para aquellos que pertenezcan a importantes clanes, ir a la conquista de un castillo para luego cobrar impuestos sobre las ciudades de su influencia.

También hay peleas entre jugadores, o “Player Killers”, que pueden ser por motivos tan variados como un simple me miró mal. Uno puede tomar el rol de ser asesino, o ser el ajusticiador heroico que los persigue, un vil cazarrecompensas, un fenicio adinerado, un estafador de aquellos, un alma caritativa, un ambicioso conquistador que asedia castillos o simplemente, un ciudadano de perfil bajo. Palo y a la bolsa, es la base del juego. Matar criaturas, subir de nivel y adquirir nuevo equipo, algo ya visto, que no cansa… ¿pero llevado perfectamente a la práctica?