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Prey

¿No se cansaron de manejar gringos en los first person shooters? Del presente o del futuro, siempre gringos. ¿Quieren un cambio? ¿Qué tal nativo de una reserva aborigen… estadounidense…? Bueno, no dijimos un GRAN cambio… Prey es un FPS que nos pone en los zapatos de Tommy, un mecánico descendiente de aborígenes cherokees, que detesta todo lo que tenga que ver con la reservación donde se encuentra. Al comenzar, vamos a encontrarnos que mientras nuestro protagonista trata de convencer a su novia Jen de irse de allí, es abducido junto a su abuelo, y otras personas del planeta, por una raza de extraterrestres que, para variar, quieren dominar el mundo. Veremos que por más que Tommy deteste las palabrerías de sus antepasados, debe recurrir a las enseñanzas de su abuelo para descubrir poderes ocultos en su interior que nunca había imaginado. Obviamente, vamos a hacer la clásica Gordon Freeman, un poco cambiada, y vamos a pegar duro con nuestra llave inglesa al comienzo. Pero a lo largo del juego encontraremos varias armas alienígenas que nos ayudarán a patear traseros a lo grande, junto con los poderes especiales que lograremos descubrir. Potenciado por un engine de Doom 3 un poco tweakeado, Prey nos muestra espacios abiertos y realistas. Se pueden utilizar vehículos extraterrestres para resolver puzzles, y más de una vez los escenarios oscuros –¡maldito pequeño bicho horrible!– son el lugar para saltar de la silla. Este título promete una gran historia que se descubre a lo largo del juego (no sólo del protagonista, también de los invasores), muchos puzzles en los que deberemos utilizar portales, cambios de gravedad y hasta pasar al mundo de los espíritus para poder llegar a ciertas zonas; y para cerrar, un multiplayer que pretende innovar el género gracias al uso de estas características. ¿Con ganas de salvar al mundo y a tu prometida, una vez más?

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