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Skatebird [REVIEW]

Canarios y loros que juegan a ser halcones del skate

Cualquier cosa que tenga una ligera insinuación a Tony Hawk’s Pro Skater me vuelve loco. Si a eso le sumamos personificar a un pajarito “ultra cute” que hace flips y aerials, se arma un combo difícil de resistir. En 2019, Glass Bottom Games anunció con bombos y platillos haber llegado al objetivo del Kickstarter para el desarrollo de esta belleza. Hace tres años que espero Skatebird y por fin pude ponerle las manos encima ¿Está a la altura de mi expectativa? Echemos a rodar y descubrámoslo.

La primera imagen que evoca Skatebird es ser la versión PSX de Tony Hawk’s Pro Skater. Al cabo de unos minutos está más que claro. Es evidente que Megan Fox (NdR: sí, está chequeado y es solo una coincidencia) —la única desarrolladora full time del estudio— vició zarpado la franquicia de Neversoft.

En esta oportunidad, las plazas, skateparks y escuelas son reemplazadas por habitaciones gigantescas. Lugares y objetos de la vida cotidiana están a nuestra entera disposición para que nuestro plumífero avatar haga de las suyas. Las rampas y pipes no son de madera: saltamos y volamos entre revistas, cajas con restos de pizza, lapiceros y tazas de café a medio consumir.

Para más, estos objetos están posicionados de manera que recorrer el mapa encadenando trucos se siente muy natural. Claro que es una pena el diseño de los escenarios no acompañe, con poca cantidad de elementos decorativos y una calidad de texturas medio pelo. El resultado final nos deja un sabor agridulce: un recorrido entretenido pero en un contexto vacío y aburrido.

Luego, la dinámica de juego —no por casualidad— es muy similar a Tony Hawk’s Pro Skater. Arrancamos un mapa donde nos encontramos otros colegas emplumados. Allí, nos dan misiones y desafíos: lograr un puntaje máximo, enganchar un combo de ciertos trucos o recolectar elementos por el mapa, entre otros. Por supuesto, en lo anterior no podía faltar el clásico de clásicos: recolectar las letras “S-K-A-T-E”.

En cuanto al apartado musical, es otro aspecto que no se dejó librado al azar, muy apegado a la lógica del subgénero. Ska, punk y hip hop forman parte de la rockola de Skatebird. Advertencia: no esperen himnos de la música underground al “nivel Tony Hawk’s”, pero considerando que todas las pistas son obra de un solo compositor —Nathan Scott Madsen— el resultado es excelente. Como ven, todo es muy indie, tal y cómo era la escena del skateboard en sus inicios.

¿Qué tenés para ofrecer, loro?

Muy lindas las similitudes, pero además de canarios y loritos… ¿Qué ofrece de distinto? Por un lado, los aleteos y silbidos juegan un rol fundamental cuando se trata de encadenar trucos. Luego de un ollie podemos presionar de nuevo el botón de salto para dar un aleteo fugaz. Esto nos permite alcanzar lugares ocultos o estirar la distancia en un salto para continuar la cadena de trucos.

Otro as bajo la manga que nuestros alados amigos usan son los silbidos. Nuestra velocidad se determina por la cantidad de trucos que vamos enlazando en combo, con un tiempo límite para seguir sumando proezas. Silbar nos posibilita estirar un poco esta ventana de tiempo y seguir causando desmanes con nuestra tabla.

¿Antonio Halcón o Roberto Codorniz?

Por desgracia Skatebird se presentó a competir con varios puntos flojos que lo deja posicionado en la mitad de la tabla. Estas mecánicas que describimos son novedosas, pero no están implementadas de manera 100% acertada.

Por ejemplo, el aleteo nos da más altura, pero —en más de una ocasión— nos frena. ¿Por qué? Aún no lo entiendo. Eventos espontáneos en forma de bugs se agregan a la lista. Fallar aterrizajes en barandas y ollies malogrados en rampas son una constante. La sumatoria de estos problemas impactan en la fluidez de nuestra andanza.

Para más, recuperar la velocidad no es fácil —necesitamos empalmar varios trucos— y así la experiencia de juego se ve frustrada. No sería tan grave si fuese por falta de habilidad, pero cuando la mayoría de las causas no son nuestra responsabilidad, es imperdonable.

Así es como Skatebird termina —por iniciativa propia— metido en un pantano. El juego se ve tan influenciado por Tony Hawk’s que pide a gritos que lo juguemos tal cual. Pero los problemas de ritmo y velocidad nos alejan de una buena experiencia. Que el “cuteness” de los pajaritos no nos engañe: Skatebird se siente más como un early access con mucho potencial y no como un lanzamiento final. [i]


DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Glass Bottom Games
GÉNERO: Deportes, Skateboard
DISPONIBLE EN: PC, Switch, Xbox One

QUÉ ONDA: Otro juego que pretende ser un Tony Hawk’s Pro skater, pero con canarios que lo hacen muy cute.
LO BUENO: Los pajaritos son muy cute. Guarda en las mangas algunas ideas interesantes…
LO MALO: estas ideas interesantes son su talón de Aquiles. Bugs que terminan dejando una sensación de gameplay insípida.

  • CALIFICACIÓN58%
58%

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