Vinificando en el celu
¡Miren que hay fichines de gestión para todos los gustos! Pero de vinos, muy muy pocos. Y como en [i] somos amantes de las uvas fermentadas virtuales —y también de las reales, sino miren esta nota—, en su momento ya revisamos el excelente Terroir (General Interactive Co., 2017). Así que veamos si el flamante Hundred Days – Winemaking Simulator, del pequeño estudio italiano Broken Arms Games mantiene la hoja de la parra bien alta.
El nivel de detalle del proceso de vinificación es increíble. La cantidad de información con que cuenta Hundred Days puede llegar a ser abrumadora. Sin embargo, el proceso de aprendizaje está muy bien implementado en el Modo Historia donde se introducen pequeños diálogos explicativos en las diferentes etapas del juego.
Dicho Modo Historia, más allá de funcionar como tutorial, nos da el contexto —bastante adverso— por el cual llegamos a la región de Piamonte —norte de Italia—, famosa por sus viñedos, y nos presenta a varios personajes con las ocupaciones y lugares típicos de la industria: enólogas y enólogos, ingenieros e ingenieras agrónomas, catadores y catadoras, periodistas, vinotecas, etc.
Además del tutorial, contamos con una agenda donde se describen las actividades del viñedo, los procesos de elaboración, enfermedades y las características que deben tener los mejores vinos según el tipo de uva —Barbera, Chardonnay, Nebbiolo, Arneis, Dolcetto, Cortese y Grignolino—. Como verán, hay mucha mucha info, pero muy bien organizada y de fácil acceso y consulta. Así que no vamos a entrar en el detalle del proceso de la uva, porque esta nota terminaría siendo un manual de enología y no el review de un juego.
Mecánicas
El hecho de que Hundred Days sea por turnos, nos permite tomarnos las cosas con calma. Aunque tenemos que estar siempre alertas a la estación del año y al clima imperante —con lluvia o nieve hay trabajos que no se pueden realizar, por ejemplo—.
Cada tarea pendiente se presenta en forma de carta. Cada una contiene información detallada del proceso, un número de turnos requeridos y una forma —al estilo tetris— que toma la carta al posicionarla sobre el tablero. Entonces debemos elegir con cuidado las tarjetas a utilizar cada vez —al principio, tenemos que elegir entre 1 o 2, por lo que no es un problema—. Lo bueno de las tareas es que aparecen automáticamente cuando llega el momento de ejecutarlas, o cuando estamos en la etapa correspondiente, actuando como ayudamemoria. Con el tiempo y el dinero obtenido por las ventas, podemos ampliar el tablero y así utilizar mayor cantidad de cartas por turno.
Mejoras en Hundred Days
Cuando nos acostumbramos a las diferentes etapas de la vinificación, comenzamos a pensar en mejorar las instalaciones —Cobertizo de herramientas, Viñedo y Depósito—. Primero debemos invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías y técnicas, para luego comprar —en muchos de los casos— la máquina necesaria, ya sea un tractor, una estación meteorológica, diferentes prensas, etc. Para esto disponemos de una vista de inventario que nos permite mejorar, hacer mantenimiento y comprar o vender los objetos.
Hay que prestar mucha atención con el presupuesto. Si bien podemos adquirir un préstamo bancario —solo 1 por vez—, nuestra economía depende principalmente de la venta de botellas —al progresar también podemos vender los semielaborados—. Y cuidado que cada tarjeta que pongan en el tablero, implica un gasto. Así que lo mejor es ir paso a paso.
Yo era un argentino, le daba sólo al vino…
Para realizar las ventas, disponemos de una tienda que atendemos de manera directa —con una mejora podemos dejar que se gestione sola—, eligiendo qué pedido aceptamos y cuál no. Este detalle es de vital importancia. Como recomendación podemos decir que nunca acepten precios con más de un 10% de descuento. Así que seguramente terminen rechazando la mayoría de las ofertas que les hagan, pero ese mínimo margen les garantiza no agotar el stock en poco tiempo y tener suficiente dinero para la próxima cosecha.
Además del Modo Historia, Hundred Days cuenta con Modo Infinito y Modo Desafío. El primero es similar al Modo Historia, donde no hay un objetivo especial ni límite de turnos. Mientras que en el último disponemos de 6 desafíos —Rey de los vinos tintos, Rey de los vinos blancos, Experto en ventas, Grandes ofertas, Maestro enólogo y Terruño no apto— con condiciones de inicio, cantidad de turnos y objetivos de victoria.
Gráficos e interfaz en Hundred Days
El apartado artístico es excelente. Desde la paleta de colores pastel, hasta el detalle de los gráficos vectoriales y las animaciones. Incluso la organización de los íconos en pantalla y menús es bastante intuitiva. Sin embargo, la versión Android cuenta con un gran problema: el reducido tamaño de los textos. Para una pantalla de PC o notebook, están perfectos, pero en las 6” —o menos— del celu, genera mucha fatiga visual. Y más teniendo en cuenta que uno de los ingredientes principales de Hundred Days es la cantidad —y calidad— de información escrita. Eso sí, todos los textos están completamente traducidos al castellano.
Así que, amantes de los vinos, si van a comprar Hundred Days, les recomendamos la edición para PC, salvo que lo jueguen en una tablet con 10” o más. Más allá de este detalle, el fichín es excelente y les garantiza horas y horas de entretenimiento enológico. [i]
DESARROLLADO POR: Broken Arms Games
DISTRIBUIDO POR: Pixmain
GÉNERO: Estrategia por turnos; Gestión.
DISPONIBLE EN: Windows, Mac, iOS, Android, Nintendo Switch (verano 2021)
QUÉ ONDA: La gestión de un viñedo en la palma de la mano, como nunca antes.
LO BUENO: Mecánicas simples. Interfaz muy prolija. Gráficos excelentes. Gran rejugabilidad. ¡Mucha información!
LO MALO: Texto muy chico como para leer en la pantalla del celu.
Este análisis fue realizado a través de un código de Android provisto por sus desarrolladores.
Fernando Coun, alias Shinjikum, es un viejo prócer del fichín que comenzó a colaborar con el equipo original de [i] allá por los tiempos de la gloriosa XTREME PC (en el siglo pasado). Es un gran fan de los juegos de carreras y las aventuras gráficas, y actualmente está traduciendo Sandokan de Emilio Salgari, por el placer nomás.
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