Mil maneras de hacer una milanesa
Just Dance es un clásico de las fiestas desde su nacimiento allá por los lejanos 2009, cuando Obama juraba como presidente y nos preocupábamos por la gripe porcina. Originalmente desarrollado para la Wii, en poco tiempo llegó a ser multiplataforma y año a año vemos crecer su catálogo. Siendo una de las franquicias más longevas de Ubisoft, es muy interesante ver cómo interpretan el mercado de la música y el entretenimiento año a año, y qué características deciden mejorar o ignorar. Cada iteración nos trae la misma pregunta: ¿vale la pena o pasamos de largo?
En cuanto a mecánicas de juego, seguramente les resulte familiar: quien juega debe imitar los movimientos en espejo de la coreografía presentada en pantalla, y suma puntos por cuán preciso sea. Hay coreografías individuales y, por supuesto, grupales. Al ser un juego con la mente puesta en fiestas no se requiere una gran performance para divertirse, pero si quieren un desafío, llegar a la máxima puntuación y ganar una calificación “Superstar” no es tan sencillo. La recompensa ante este logro puede ser una “coreografía extrema”, es decir, un baile nuevo para la misma canción, pero con mayor demanda física.
Continúa también con los modos “Just Sweat”, Cooperativo, Kids y el online conocido como “World Dance Floor ”.
Al activar el modo Sweat, podemos ver un seguimiento estimado de las calorías que llevamos quemadas, pensado para quienes deseen utilizarlo como rutina de ejercicios. Recalco lo de estimado, así no se bajonean con lo “poquito” que se estaría quemando por canción. Además, se pueden acceder a listas de reproducción específicas de este modo, con coreografías más exigentes o enfocadas en pasos que son más bien ejercicios de repetición.
El modo Cooperativo es el que más utilizaremos en fiestas o para torturar esposos alérgicos al baile (te estoy hablando a vos, Morton). Conectando más controles o descargando la app a varios teléfonos, se pueden añadir hasta seis jugadores… si es que ostentan esa cantidad de amigues o tienen un living del tamaño de un salón de fiestas. Las coreografías pueden ser cooperativas (sumando todos los puntajes) o competitivas (mostrando los puntajes por separado).
El modo Kids tiene un repertorio de canciones infantiles donde podemos bailar con coreos adaptadas a niñes. La exigencia es mucho menor, con temas breves y exclamaciones alentadoras. En este modo de juego hay uno de mis temas favoritos: un gato cocinero que, con sus pasos de baile, va creando platillos para cuatro gatitos hambrientos. Un claro ejemplo de integrar la acción con el fondo del escenario.
World Dance Floor no es un “modo” de juego per se, pero sí tan distinto que merece ser mencionado. Sigue siendo una gran multiplataforma para competir con bailarines de todo el mundo en torneos cortos de tres canciones, entre las cuales podemos llegar a disfrutar temas del “Unlimited” (luego hablamos de eso). Mi gran momento con el WDF fue cuando vi que se conectaba a jugar alguien desde la Santa Sede. Para mí siempre será otro argentino tirando pasos desde la Catedral de San Pedro.
En cuanto a la interfaz, desde 2018 se modernizó el menú tomando elementos de UX de servicios de streaming. Al pasar el cursor sobre el catálogo de temas, podemos ver un “preview” de la canción con sus detalles, y al terminar cada tema nos lleva a un menú de cuatro opciones para seguir jugando con un comienzo automático (luego de 10 segundos) en la siguiente canción.
La selección de temas
Esta nueva entrega de la saga añade cuarenta nuevos temas a su amplio repertorio. Viene con una fuerte influencia del K-pop y TikTok en la selección de canciones y una estética cinematográfica en muchos escenarios.
Un tema un tanto áspero para quienes (como yo) ya pasamos los treinta, es que gran cantidad de canciones estilo BTS o “tiktokeras” interpelan mucho más a mis primitas sub-veinte que a mi. Si tienen estos especímenes humanos en casa, se van a divertir mucho compartiendo videos de su performance. Como señora que supo merendar viendo A jugar con Hugo, salvo algún que otro tema retro, o las apariciones de reinas pop como Shakira, Lady Gaga o Dua Lipa, la mayoría de los temas me resultaron bastante desconocidos.
Esta elección de género también afectó a las coreografías que priorizan el juego de muñecas y tirar poses en medio del baile. Muy vistosas para viralizar pero bastante cansadoras (y aburridas) si lo único que hacemos es revolear las manos.
Otra cosa sorprendente de la selección fue que tomaron canciones que ya en el mismo título tienen lenguaje “censurable” para Ubisoft. En algunos casos hacen el típico “blip” sobre la palabra, y en otros directamente se le cambió la letra, como “Boss Bitch” de Doja Cat, que se cambió a “Boss Witch”.
Los escenarios
Si lo comparamos con las anteriores entregas, esta entrega pega un gran salto de calidad en la presentación de los escenarios en los que transcurren las coreografías. Ya de por sí, se presenta cada canción con su título en letras gigantes como si se tratara de un video real del artista. Y bien podrían serlo, ya que las atmósferas creadas son dinámicas y atractivas, presentando mapas alucinantes.
Algunos cósmicos, otros hiperrealistas, hacen pararse a mirar hasta a quienes no están jugando. Incluye guiños a algunos héroes de universos cinematográficos y ciertos monstruos de películas ochentosas. Aunque esta decisión estética me haya gustado muchísimo, también hay que señalar que ante tanto cambio de plano, movimientos de cámara estrambóticos, e incluso repetición infinita del personaje como si fueran multiversos de la locura (guiño, guiño) es un poco difícil seguir las coreografías.
Algo que me llamó poderosamente la atención fue el cambio en la estética de les instructores: Esta vez podemos verle los rasgos del rostro. Si bien esos personajes sin cara podían resultar un poco siniestros, también evitaban el “uncanny valley” o valle inquietante de ver algo humano que se mueve igual a mi, pero que no soy yo. Leí por ahí la teoría de que el cambio se debía a que recién estamos saliendo de la pandemia y que si nos encontramos con personas sin rostros, tapadas con máscaras podría generarnos el mismo estrés cotidiano de salir a la calle. En cambio ver rostros amigables que nos invitan a cantar las canciones con todo el corazón puede ser liberador.
Algo de eso también hay en las coreografías. En muchas ocasiones noté elementos de expresión corporal y danza contacto. En varios movimientos la idea es soltar el cuerpo y liberar las tensiones. El más evidente en este caso es “Happier than Ever” de Billie Eilish, en el cual el personaje destroza el escenario con sus movimientos. Así que si tuvieron un día particularmente duro en el laburo, es hora de descargar un poco junto a Billie, o aflojar las extremidades con un socarrón “Chacarron”.
Sin límite
Quienes compren Just Dance 2022 obtienen una prueba de un mes de Just Dance Unlimited, un servicio que se paga aparte. Eso sí, cada vez que ingresen a World Dance Floor o Quick Play, preparensé para ver los menús repletos de canciones que no están incluidas en la entrega, sino que pertenecen al catálogo de ese servicio.
Dado que la concesión de licencias de música no debe ser fácil ni barata, es razonable que Ubisoft trate de vendernos el Unlimited hasta en la sopa. Si tienen la capacidad de gastarse unos verdes en la suscripción (que supuestamente no se renueva en forma automática) tendrán acceso a una biblioteca de 700 canciones. Pero, pero pero… 700 canciones ¿de qué? Si en esta última entrega les gustaron diez temas de cuarenta, es probable que pase lo mismo con las versiones anteriores. Además, no siempre las remasterizan, y suelen verse castigadas en pantallas full HD (ni hablar del 4K). A su favor, hay coreos pasadas que estaban tan buenas que las sigo extrañando, sería genial poder seguir bailándolas sin tener que ocupar el disco con cinco juegos iguales.
Las consolas
Just Dance se puede jugar en consolas de esta generación y de la anterior. En todas es posible usar la app de Just Dance Controller, la cual me sorprendió gratamente. Parece mucho más estable que la última vez que la experimenté. No rompió la conexión en ningún momento, ni siquiera alejándome varios metros con paredes de por medio, y ni se inmutó cuando recibí una llamada. Eso sí, un móvil es mucho más pesado que cualquier controlador apto y puede ser cansador después de media hora de juego. Además, es más difícil tener las correas de seguridad, con lo cual ante cualquier revoleo de manos pueden peligrar tanto integridad de celulares como ojos de jugadores.
En cuanto a los mandos específicos de cada consola tenemos los joy-cons para Switch, Kinect en consolas Xbox One, y PlayStation Camera para PS4.
En las consolas de actual generación como PS5 o Xbox Series X|S, no es posible usar otra cosa que la app del teléfono. Una pena porque la mejor opción, a mi gusto, siempre serán la cámara o el Kinect, ya que en ambas se puede bailar libremente sin nada en la mano, y el sensor capta el movimiento de todo el cuerpo.
En Switch, el juego soporta la conexión de hasta seis joy-cons. Diseñados específicamente para este tipo de juegos con movimiento, estos pequeños controles cumplen airosos con la labor. Ergonómicos y livianos, cuentan con la correa de seguridad para evitar accidentes. En contra, no es tan fácil o económico tener seis.
En esos casos podría optarse por el modo competitivo, o avisar en el grupo: “che, además de las bebidas, traigan joy-cons”. Por un lado, quienes usen controles pueden “engañar” al sistema con sólo mover la mano derecha cuando aparece el icono en la esquina inferior. Por el otro, pueden ser muy útiles para personas con discapacidad.
Lo que me trae a colación el tema de las diversidades corporales. En la entrega anterior se incorporaron corporalidades diversas. Incluso el juego se presentaba con una coreografía de Blinding Lights interpretada por la bailarina Angelina Bruno, quién tiene una discapacidad física. Pero en esta entrega… Nino, Ninoticias.
Ah, si son zurdes (o, por ejemplo, no tienen una mano derecha) y estaban esperando una nueva configuración, sigan participando porque a Ubisoft, después de trece entregas y años de luchas por la accesibilidad encima, parece no importarles. [i]
DESARROLLADO POR: Ubisoft Paris, Ubisoft Punek, Ubisoft Shanghai & Room8
DISTRIBUIDO POR: Ubisoft
GÉNERO: Baile
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S.
QUÉ ONDA: Un clásico de las juntadas, esta vez con escenarios cautivantes, pero sin mucha novedad.
LO BUENO: Baile divertido y desestructurado, ideal fiestas. Escenarios espectaculares. World Dance Floor para competir y entrenar a diario. Modo Kids original y juguetón. Una aplicación complementaria mejorada.
LO MALO: Falta de diversidad corporal y configuraciones. Selección de canciones un poco floja. El repertorio se acota zarpado sin el Unlimited. “¿Me vas a comprar el Unlimited o no *blip* de *bliiip*? Primer aviso”.
Este análisis de Just Dance 2022 fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.
Soledad Nevendorf, alias Pixsol, es diseñadora gráfica, mamá y experta en cosas. Con una confianza y autodeterminación superiores a las de Milazzo, si la mandamos, ella solita nos diseña un Assassin’s Guemes. Pueden ver sus creaciones en Instagram.
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