Te acordás de aquel sueño, de esa peli… imaginando a la mujer que más te gusta, recién bañada y lista para vos. Entrás a la habitación y la encontrás en un somnier, esperándote. Ellos Vos que lo tenías planeado, agarrás el dulce de leche que dejaste en la mesita de luz, para untárselo a tu chica en el cuerpo. Pero no es necesario embadurnarla toda, sino sólo en puntos estratégicos. Podemos comenzar por uno universal; con una cucharita de metal, y no con la mano porque el metal frío causa una chocante pero agradable sensación, le colocás el dulce de leche sobre uno y otro de sus pechos, cubriendo sus pitufitos carnosos. Una vez listo el plato, hacés el pote a un lado y te dedicas pura y exclusivamente a saborear ese dulce tan especial, lamiendo, comiendo y, sobre todo, haciéndola desear más. Podemos repetirlo en este mismo sitio pitufístico, o en otro lado del cuerpo, pero quizás sería mejor no hacerlo en la pitufa, ya que en este recoveco podemos usar otra cosa, como mermelada, una rica que te guste, o puede también ser una gelatina, preferentemente frías. Entonces, con el mismo procedimiento de la cuchara, colocás un pequeño caminito desde su ombligo hasta su clítoris, y en ese mismo sentido empezás a comerlo, rápidamente, pero te frenás y te dedicás pura y exclusivamente a su punto más sensible, recargando ese dulce cuando sea necesario. Recordá que se va a mezclar con sus dulces propios, y acá interviene una buena sesión de sexo oral. Una vez que terminaste de jugar con estas cosillas, podés hacerlas a un lado y disfrutar de una buena tarde, mañana o noche de sexo candente y, por supuesto, muy dulce. Ellas Las mujeres podemos hacer lo mismo. Mismos pasos usando dulce para todo el cuerpo, y alguna mermelada o gelatina para el amigo… podemos colocarlo primero en el glande y jugar con eso, después podemos ir bajando. Recordemos evitar de poner cualquiera de los dulces en la zona de los genitales donde encontraremos demasiado pegote. Si se llegara a mezclar demasiado con los vellos, nuestro sueño romántico terminaría pegoteado. Ahora, depende de vos dejar de usar la imaginación y convertirlo en realidad.

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Spider-Man 3: ¡El trailer!