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Pokémon Legends: Arceus [REVIEW]

Monstruos Adicción de bolsillo coleccionable

“Esto no puede ser tan malo” dije a los 15 minutos de haber arrancado Pokémon Legends: Arceus. Les voy a ser sincero: durante las siguientes 2 horas de juego, lo odié. Maldije sus gráficos, insulté a sus personajes, renegué con sus interminables diálogos y despotriqué en cada cutscene.

Pero algo sucedió poco tiempo después. Como si algún pokémon me hubiera tirado un Confusion, de repente me olvidé de su estética, de los muros de texto, de la historia y lo empecé a disfrutar. Lo disfruté tanto, que no podía separarme de la pantalla.

No sé que me hizo, pero estaba atrapado bajo su encanto. ¿Es Arceus realmente tan bueno que esconde todas sus falencias debajo de la alfombra, o estaba delirando por la vacuna del Covid?

Pokémon Legends: Arceus nos lleva a la región de Hisui —la versión antigua de Sinnoh de Pokémon Diamond y Pearl—, en una época que de primera mano se asemeja al Japón feudal. Pero que nuestros ojos no nos engañen, ya que en realidad está basada en la Era Meiji (siglo XIX), por eso es que vamos a encontrar rastros medievales con toques steampunk más modernozos.

La historia de Arceus nos presenta el momento exacto en donde se acaban de inventar las pokébolas, un suceso que abrió las puertas a toda una gama de disciplinas relacionadas a los monstruos de bolsillo. Entre ellas, la creación del Pokédex —en su formato primitivo de enciclopedia encuadernada—, dado que ahora finalmente es posible capturar pokémones para estudiarlos.

Y así como es posible atraparlos, surge la primera necesidad, que a su vez se convierte en el objetivo central del juego: ser la primera persona del mundo en atraparlos a todos y completar el pokédex.

Nada más. Nada menos.

Por supuesto, algo inesperado va a ocurrir y la paz de Hisui, así como nuestra misión, se van a ver trastocadas en algo más complejo y urgente.

La historia de Arceus no se aleja de lo que cualquier fan de Pokémon podría esperar: sencilla y rutinaria. Su narrativa sigue siendo tan simplista como siempre, con personajes cliché, diálogos insulsos y, esta vez, muros y muros de texto con conversaciones tan eternas como aburridas. Sin embargo, en donde le damos la derecha es que, al ser una precuela de los Pokémon Diamond y Pearl —y en realidad de toda la saga en general— está plagado de easter eggs, guiños y explicaciones de eventos que transcurren en el futuro.

Los seguidores de la franquicia van a encontrar términos y caras familiares, sobre todo si jugaron la cuarta generación de entregas, o sus remakes (que Morton ya analizó acá: TIKI).

Ya con las pokébolas en mano y el pokédex bajo el brazo, toca lo más importante: salir a explorar el mundo abierto. O… más o menos, porque a fines prácticos no es TAN abierto como lucía en los tráilers. Disfrazado como sandbox, Arceus se compone en realidad de un conjunto de sectores que debemos recorrer independientemente.

Si jugaron Pokémon Sword y Shield se van a dar una idea bastante clara, porque está directamente inspirado en las Wild Area que se estrenaron en aquella generación. Y si no saben de qué pokédemonios les hablo, acá tienen la review de Morris para ponerse al día: TIKI.

El concepto es el mismo, pero al revés: en vez de tener varias ciudades conectadas por sectores salvajes, acá tenemos una sola ciudad central rodeada de varios espacios abiertos —y cuando decimos “abiertos”, son MUY abiertos—. De esta forma, al abandonar la urbe, debemos elegir qué área visitar. No podemos recorrer el mapa entero de norte a sur o este a oeste.

Los escenarios destacan por el nivel de diseño con el que fueron creados. Cada zona tiene sus propios biomas y características geográficas, que sumado a la extensión vertical y obstáculos naturales, nos obligan a regresar más de una vez para recorrerlos por completo a medida que desbloqueamos habilidades y monturas nuevas.

A pesar de que no estamos frente a un sandbox propiamente dicho, Arceus goza de la misma distribución de objetivos de un fichín de ese género: misiones principales y sidequests. Mientras que las misiones se encargan del progreso de la historia principal (¡daah!), las secundarias se encargan de aburrirnos.

En serio, Game Freak podría haberle puesto un poco más de onda a las sidequests, porque no sólo son las típicas de recadero sin un gramo de inventiva, ¡sino que la gran mayoría son exactamente la misma!

Mi humilde consejo es: acepten todas y cada una de las que vean, pero no las hagan. Sigan jugando como les plazca, que tarde o temprano las van a completar solas. Al menos la mayoría.

¡Esos píxeles son súper efectivos!

Entrando en el apartado técnico, tenemos —por lejos— el punto más flojo de todo el título. Sin llegar a la injusticia de decirles “feos”, podría catalogar sus gráficos sutilmente como “antiguos”. Parece que estamos frente a un juego de Wii U: plagado de bordes serruchos, no tiene antialiasing, los assets del entorno hacen pop-in mágicamente, las texturas están lavadas con lavandina y los colores son pálidos blanco Ala.

La triste realidad es que las primeras horas lo sufrí. Hay detalles que son inconcebibles para esta época, como notar cómo los objetos debajo del agua se vuelven cuadrados, o los pokémones (que sí son visibles a distancia) de repente desaparecen por la vegetación al acercarnos. Todas estas falencias técnicas son incomprensibles, teniendo en cuenta que Switch puede correr bestias gráficas como The Witcher 3, BOTW y Xenoblade Chronicles. Pareciera que la experiencia de hacer el primer “mundo abierto” para Game Freak los rebalsó.

Hay decisiones de diseño que tampoco ayudan, como paredes invisibles o la poca variedad de modelos de NPC —hay cinco o seis nomás, que después clonan todo el tiempo con distinto nombre—.

Arceus alcanza una resolución máxima de 1080p en dock, que puede bajar a 900p ya que utiliza la técnica de Dynamic Resolution. Todo corriendo a unos 30 fps no del toooodo estables, pegando unos saltitos de vez en cuando. Si sacamos la consola y alternamos a la modalidad handheld, la cosa cambia un poquito. En portátil corre a 720p fijos, a unos 30 fps también; pero a diferencia del dock, acá los frames no tienen caídas y se sostienen sin problema.

Raro pero cierto, jugar Arceus en modo portátil tapa bastante los bajones técnicos.

What? Pokémon is evolving!

Además de la impensable sorpresa de tener una entrega canon de Pokémon que no es vendida en dos versiones separadas, Arceus, como bien delató los tráilers, tiene muchas novedades bajo el brazo.

La más obvia es el cambio de mecánicas, que se aleja del típico RPG por turnos de siempre para acercarse al añorado mundo abierto de Pokémon que soñamos de pibe (y de grandes).

Los pokémones siempre son visibles en el entorno y no hace falta entrar en combate (siempre) para capturarlos. Basta con acercarse sigilosamente como un ninja, tirarle una pokébola en la jeta y esperar unos segundos para ver el resultado. Las peleas se inician de la misma manera, pero en vez de lanzar una pokébola vacía, tiramos una que tenga un bichor dentro, ¡y listo!

Estas alteraciones del gameplay clásico son más que acertadas y logran con creces incentivar la exploración del mapa sin pausas molestas de por medio. El crafteo de objetos es otra de las incorporaciones que ayudan con esto. Con Arceus se acabó el famoso “¡que lo parió, se me acabaron las pokébolas en la mitad del camino y tengo que volver a comprar más!”, porque ahora podemos hacer nuevas sobre la marcha (si tenemos los materiales necesarios, claro).

Hablando de exploración, el pokédex también tiene sus vueltas de tuerca. Completarlo no consiste sólo en ver o capturar un pokémon (recordemos que es el objetivo final del juego), sino que ahora cada uno de ellos tiene una lista de objetivos como “derrotar a x cantidad”, “ver x veces determinado ataque”, “atrapar su versión alfa”, etc. Más afín a un verdadero estudio de campo, el pokédex también nos motiva a salir a recorrer el entorno y no contentarnos con atrapar un sólo espécimen por especie.

Mucho mapa abierto y animales pero, ¿qué onda con los entrenadores? Bueno, prácticamente no hay. Tal como dice la historia, las pokébolas recién se acaban de inventar, esto quiere decir que nunca hubo oportunidad para que existiera esa práctica. Es por esto que Arceus no tiene casi combates contra otros NPC.
“Pero, ¿y los gimnasios?”, se estarán preguntando. Y la respuesta es: tampoco. Si no hay entrenadores, no hay gym, si no hay gym, no hay líderes, y si no hay líderes, no hay medallas.

Sin embargo, Arceus se la rebusca bien y logra resolver este problema, trasladando la mecánica de progresión a su nuevo sistema de Rangos. Cuantos más pokémones observamos, capturamos e investigamos, más puntos nos da el Profesor de turno. Esos puntos nos hacen subir de rango, y a mayor escalafón, mayor es el nivel de los pokémones que nos hacen caso.

GOTTA CATCH ‘EM ALL!

El Pokédex de Arceus tiene un total de 242 pokémones, un número bastante menor a sus predecesores Sword y Shield, pero no por eso despreciable, sobre todo teniendo en cuenta que se alteró en gran forma la dinámica de juego. Entre ellos, vamos a encontrar aproximadamente una veintena de caras nuevas, incluyendo formas regionales y pokémones originales. ¡No les vamos a contar cuáles son, tienen que descubrirlos ustedes!

Por supuesto, hay muchas ausencias que van a hacer maldecir a más de una persona. Pero lo que me hizo incluso más ruido, es que no se aprovechó el avance realizado en Let’s Go, ya que Pikachu no grita el típico “Pika” adorable que conocemos, y lo hicieron volver a emitir sonidos random midi espantosos (lo mismo va para Eevee). Tampoco podemos seleccionar un pokémon para que nos acompañe caminando a la par. ¿Qué onda Game Freak?, ¡es la gracia de estar en un mundo abierto!

Entrando en términos más técnicos de juego competitivo, uno de los puntos más importantes que fueron modificados es la desaparición de los EVs e IVs tal como los conocemos. Para el disgusto de los fans más puristas y el alivio del pobre de Ditto, el clásico —y engorroso— sistema de Values fue reemplazado por ELs (Effort Levels).

Los ELs se ven reflejados al lado de cada stat, y nos indican cuánto lo potencia según su numeración, que va del 0 al 10. ¿Y cómo se suben los ELs? En principio, cada pokémon trae aparejado sus propios niveles de Efforts, totalmente randomizados; pero luego podemos ir subiéndolos uno por uno con ítems específicos—que son relativamente fáciles de conseguir—.

Gracias a esto, podemos dejar de mandar a los pokémones a hoteles alojamiento para que se reproduzcan como conejos, porque el breedeo ya no es una mecánica necesaria (ni posible). Arceus no está interesado en que tengamos cajas y cajas de la misma especie, ni que gastemos horas kilométricas en crianza: lo único que le importa es que salgamos afuera a jugar y correr, como una buena madre.

De hecho, el sistema de boxes sigue estando, sólo que, por obvias razones, ya no se llama “PC”, sino que son simbólicamente corrales de pastizales. Podemos seguir alojando los pokémones atrapados ahí, aunque la novedad es que el juego nos premia si soltamos aquellos que nos sobran. Minimalismo Pokémon moderno.

Hay otros tecnicismos clásicos que también sufrieron cambios en pos de hacer la aventura más accesible al público nuevo. Por nombrar sólo algunos: ahora es más fácil enseñarles movimientos a los pokémones; estos ya no evolucionan automáticamente, sino que nos avisan cuando están listos y nos dejan a nosotros activarlo; y los ataques pueden masterearse para desbloquear estilos “Fuertes” o “Rápidos”.

Como verán, todo, absolutamente TODO en Arceus está inteligentemente diseñado para incentivar la exploración, lo cual genera un efecto tan eficiente como alienante: adicción (de la buena).

Dame las drogas, Ash

Pokémon Arceus no es sólo un muy buen juego, es sin duda la entrega más innovadora de la franquicia de los últimos años, quizás hasta de la última década. Es verdad que se nutre en gran parte de Sword/Shield y Let’s Go, pero amplía tanto las mecánicas y les da un giro de tuerca tan grande, que se siente como algo fresco.
Y lo más loco es que no inventa nada nuevo: los ingredientes son los mismos de siempre, pero la receta es distinta.

Y si bien le falta mucho, pero mucho pulido técnico, Nintendo vuelve a demostrar que al menos sabe hacer lo más importante: juegos divertidos. ¡Y cómo!

El gameplay puro de Arceus es tan eficiente, tan bien diseñado, que a pesar de haber puteado durante las primeras horas, pasada la introducción no podía soltar los Joy-Con. Durante varios días seguidos terminaba comiendo a cualquier hora porque no me daba cuenta del tiempo que pasaba capturando pokémones. Y cuando cenaba, lo único en que pensaba era “necesito capturar a Scyther”, mientras me llevaba las manos a la cabeza como Laport.

Hay una gratificación tan elocuente, mezclada con una sensación de placer casi estúpida si uno lo piensa un poco, pero legítima, que hace de Arceus un goce constante. Y no es que me esté poniendo erótico, es que todos los elementos parecen danzar en una conjunción perfecta.
Ya no importa cuantos pokémones tengamos, es tan fácil atraparlos que no nos cansamos de tirarles pokébolas. Por supuestos están los más desafiantes, los alfas, que nos hacen volver una y otra vez para ganarnos su respeto en combate. Eso sumado al diseño del escenario que nos obliga a explorarlo repetidamente, y el ciclo de día y noche que nos alterna las criaturas según el horario y clima.

El tono también parece estar en su punto justo. Inspirado claramente en BOTW, se puede apreciar ese ambiente zen con sólo pasear por el escenario, acompañado de una música tenue que aparece tan sutilmente como desaparece.

PAGO POR VER

El tradeo de pokémones sigue existiendo en Arceus, tanto de forma local, como online. Y acá les tengo malas noticias para todos los que no estén suscriptos a Nintendo Switch Online, ya que si no abonan el servicio pago, no van a poder hacer intercambios por internet. Una condición más que polémica, ya que ni siquiera estamos hablando de jugar multiplayer, es un simple canje de datos, y encima varios pokémones sólo evolucionan si son tradeados.

Pero al igual que Cenicienta, la magia no puede durar para siempre.

Arceus genera una excesiva satisfacción por atrapar pokemones, que se traduce en una intriga peligrosamente adictiva por explorar el entorno y saber qué hay a la vuelta de la esquina. Lamentablemente, el entusiasmo cae de forma abrupta una vez que ya conocemos todos los escenarios, debido a una calidad estética que no puede sostener el encanto por sí solo.

Hay una cantidad relativamente buena de contenido endgame para entretenerse un tiempo, pero el disfrute ya no es el mismo una vez que sabemos de memoría la locación de cada árbol del mapa (y se aprende rápido). Como suele pasar con títulos del estilo, llegado un punto, el espectáculo se vuelve rutina, y el desafío se torna algo mecánico.

Cuando la exploración se termina, el incentivo también. Y con ella la adicción.

¡Pero eso no es del todo malo! Pokémon Legends: Arceus es una de las mejores entregas modernas que hayamos visto, y ojalá sigan explotando la idea. Una pena que sus problemas gráficos y pifies de diseño opaquen tan buen gameplay y no terminen de convertirlo en una experiencia perfecta. Pero bueno, lo positivo es que no vamos a tener que acudir a un grupo de ayuda de recuperación, porque la adicción de Arceus se cura sola. [i]


DESARROLLADO POR: Game Freak
DISTRIBUIDO POR: Nintendo
GÉNERO: RPG
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch

QUÉ ONDA: El sueño del pibe.
LO BUENO: Tan adictivo que debería estar regulado. Su gameplay es tan divertido que nos hace olvidar durante la mayor parte de sus problemas técnicos. Easter Eggs y guiños a toda la franquicia, una caricia para los fans. La música acompaña perfecto la experiencia. Sus nuevos giros de tuerca como crafteo de objetos y evoluciones no automáticas fueron una decisión acertada.
LO MALO: Evidencia una falta de pulido general bastante grande y luce como un juego de dos generaciones atrás. Caídas lindas de frames. No se puede tradear pokémones sin estar suscripto al servicio online. Algunos errores notables de diseño como la escasez de modelados de NPC, narrativa aburrida, sidequests más repetitivas que el Día de la Marmota y falta de opciones en la organización del inventario.

Este análisis fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.

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