El gamer no muere, cumple años: ¡Llegamos a level 20!

Un día como hoy, hace veinte años, en [IRROMPIBLES] tipeamos la primera palabra. Éramos un simple club de amigos que amaba sumergirse en historias, que encontramos en nuestro prehistórico foro, un lugar de pertenencia. Lamentablemente, ya no recordamos qué palabra fue, ni quién la tipeó, pero ese foro creció, y sin proponérnoslo, terminamos sellando esas letras con tinta en el noble papel de una revista.

Pasaron muchos años, pasó mucha gente valiosa que ayudó a construir y alimentar el sueño con cariño, esmero y orgullo. Hoy forman parte de nuestra historia y, aún los que ya no están, dejaron su esencia imborrable.

Desde el comienzo fuimos distintos, porque muchos teníamos formación publicitaria y no periodística. Cada vez que nos sentábamos frente a una hoja en blanco, tratábamos de divertir e informar. Era como venderle a un amigo o amiga un juego que no necesitaba o, por el contrario, evitar que caiga en una trampa de marketing, gastando una fortuna en espejos de colores.

El tiempo siguió avanzando y probamos retomar el “formato papel” dos veces. Un sueño que se derrumbó con la inmediatez de una internet más sólida y un país cada vez más inestable. Pero aprendimos a no rendirnos, porque sabíamos que el gaming había llegado para quedarse. Además, ya saben: “el gamer no muere, respawnea”. Y así, respawneamos y no nos equivocamos.

Cuando empezamos, el gamer era estereotipado como una persona que le encantaba perder el tiempo. Incluso, pasada cierta edad, éramos objeto de burla. Hoy prendemos la tele y vemos gente jugando hasta en una publicidad de desodorantes. Estamos frente a una gigantesca industria que entretiene al mundo y alimenta a millones. Desarrolladores, distribuidores, competidores profesionales, periodistas, agencias de marketing y diseño… hay lugar para todos.

Hace muy poco, el encierro de la pandemia fue combustible para un crecimiento meteórico de la industria del gaming. Quienes no se sentían parte, dieron sus primeros pasos e incluso lo convirtieron en un punto de reunión. No podíamos salir, pero allí estaban nuestros amigos para compartir un rato y divertirnos. Lo que antes era “de nerd”, hoy es un hábito más o un estilo de vida.

Sin duda, las personas que fundaron [IRROMPIBLES] y pusieron los primeros ladrillos son pioneras en el periodismo de videojuegos en nuestro país. Varias de ellas aún siguen firmes, timoneando el barco. Otras colaboran ocasionalmente y algunas simplemente tiran “buenas vibras” a la distancia. Porque, en definitiva, todos somos parte de algo más grande, de una comunión con algo que amamos. El gaming es para todo el mundo, no importa edad, género, nacionalidad, credo, si juegan en una PC “a todo culo” o sólo en dispositivos móviles. Tal como se evidenció en los oscuros momentos de la cuarentena, esta es una pasión que puede unir como pocas. ¿Para qué usarla para dividir?

A eso seguiremos apostando: continuar poniendo nuestro granito de arena para acercar el videojuego a todos y todas. A informar, recomendar, alentar… en una palabra, a compartir esta pasión desde el mismo lugar del que nos lee. Gamers, videojugadores, fichineros, micos, no importa el nombre, la plataforma o el juego, lo importante es no dejar nunca de jugar.

Así llegamos hasta acá, desbloqueando trofeos, logros y también respawneando en cada tropiezo o “headshot violento”. Es muy complicado llevar adelante este emprendimiento sin depender de nadie. Pero acá estamos, resistimos y no le debemos explicaciones ni tenemos compromiso con nadie. Todos tenemos otros trabajos y obligaciones, nuestro estómago no se alimenta de esto, pero nuestra alma sí, por eso siempre hacemos el tiempo para invertir en esto que nos hace felices. Porque las tormentas nos pueden doblar, pero no rompernos. Es obvio: si se rompe, no es irrompible.

Y en esencia, todavía seguimos siendo un simple club de amigos que hacen lo que les gusta. Sólo que más castigados, canosos y seniles. Lo importante es que nos hayan dejado acompañarlos durante todo este tiempo, que hayamos podido despertarles alguna sonrisa, informado, o sencillamente contagiarles la pasión fichinera.

Por eso, no importa si nos conocen desde el comienzo o recién se enteran de que existimos. Gracias por estar estos veinte años. A los que pasaron, a los que permanecen, a los que se sumaron, a los fieles, incluso a aquellos que se burlaron y no la vieron venir. ¡Feliz cumpleaños para todos! [i]