¿Más de lo mismo? ¡Ok, me anoto!
Hace poco más de un año terminaba la campaña del juego base, para luego meter una cantidad ingente de horas en el endgame. Si bien la experiencia me dejaba un agradable sabor en la boca, lejos estaba de cumplirse la profecía de “Destiny killer”. Volviendo al presente —y luego de limar fuerte esta expansión— puedo decir que, en varios puntos, se justifica la existencia de Outriders: Worldslayer. Ahora bien, ¿es recomendable para todos?
Si hay algo que el juego base hacía bien era lograr un excelente feel en las fases de acción. Tanto en el uso de las diferentes armas como en la “space magic”, caía de parado con una gracia felina. Por suerte, esto se mantiene en este DLC.
Por otra parte, el diseño de misiones y narrativa no gozaba del mismo cariño. Un amasijo mitológico con diálogos que no pasaban del estatus “cabeza de balde” de película de acción pedorra. Por desgracia, esto se mantiene en este DLC. ¡Podrán decir cualquier cosa, menos que no son congruentes y constantes!
Claro, todo esto un poco se terminaba perdonando por la satisfacción que generaba un muy buen sistema de buildeo. Sumando al crafteo, mejora de ítems e intercambio de ventajas del equipo, la cuenta cerraba bien. Las cuatro clases de personaje disponibles se sentían como máquinas de matar cada vez más poderosas.
Por supuesto, en cuanto al endgame no sobraba mucho, pero quedaba todo pago y nos dejaba dibujada una sonrisa. En otras palabras, una vez pasadas las 50 horas de juego, volvíamos a nuestro juego de grindeo de cabecera. Misión cumplida con creces para un looter shooter que no quería meterse en la movida “juego como servicio”. Ideal para tomarse un tiempo de nuestra relación formal —en mi caso, Destiny—, en plan “verse con otra gente”.
¡Ah! ¿Querés una relación más seria?
Si bien hay una renuncia formal —casi como declaración de principios— al juego como servicio, no implica que la gente de People can fly iba a renunciar a sacar DLCs. A ver, la IP tuvo un éxito inesperado, potenciado por el tío Phil metiéndolo en Game Pass… no mastican vidrio.
Resulta una sorpresa agradable —y desagradable a la vez— que Outriders: Worldslayer vuelve a acertar (y pifiar) en los mismos apartados que el juego base. En otras palabras, si bien la historia resuelve algunos entuertos pendientes, vuelve a ser un amasijo. Y sí, los infumables diálogos “full cliché” vuelven a hacer acto de presencia.
Pero el contrapeso del combate y el sistema de buildeo es tan fuerte, que pronto nos olvidamos. Las cinemáticas se convierten en un obstáculo, pero cuando lo bueno llega, es realmente muy bueno.
♫ “Más, me das cada día más” ♫
De hecho, uno de los cambios que Outriders: Worldslayer propone es una nueva capa para el desarrollo del personaje, tanto en habilidades y atributos como en las ventajas de las armas.
Por un lado, tenemos un nuevo árbol de habilidad, donde obtenemos puntos a medida que avanzamos en la campaña. Al mismo tiempo, se agrega un sistema llamado “Puntos de ascensión”, que recuerda mucho al “Paragón” de Diablo III. Con cada subida de nivel por encima del máximo se nos otorga un punto para mejorar levemente nuestras estadísticas. Así, podemos levelear al infinito, aumentando nuestro daño de armas, de space magic, salud y mucho más.
Por otra parte, existe nuevo equipo llamado “Apocalíptico”, el cual tiene un espacio de ventaja adicional a los dos del equipo básico. En otras palabras, Outriders: Worldslayer nos deja jugar con un 50% más de posibilidades por pieza de arma o armadura. ¡Fanáticos del buildeo, a contener la baba!
El farmeo sin fin
Una vez terminada la campaña, tenemos un “dungeon” llamado “Trials of Tarya Gratar”… ¿Suena a banda de heavy metal con una cantante de ópera como vocalista, no? Como supondrán, esta “prueba” se puede farmear una y otra vez, como enfermitos. El tema es que, si bien la actividad está buena, los distintos niveles que lo componen no son procedurales. Con lo cual, repetir una y otra vez el mismo diseño —por más que el combate sea delicioso— resulta agotador.
Más cuando en todo el juego no existen mecánicas que agreguen un poco de condimento, como podrían ser puzzles, plataformeras o cosas por el estilo. Algo que corte un poco con la demencial cadencia de disparos. Por si fuera poco, los combates con jefes —excepto uno que se sale del estándar— tienen menos inspiración que la discografía de Arjona. Disparar a una esponja infernal de balas, con una barra de vida imponente, es todo lo que ofrecen.
En conclusión, Outriders: Worldslayer es recomendable para los amantes del loot, los que no jugaron el base y los que se cansaron de limar las tierras de Enoch. Las cosas que mejor le salen, le salen genial. Y son esas la esencia de la propuesta, con peso suficiente para perdonar la falta de inspiración en otros apartados. Eso sí, sepan que aquí se viene a hacer “lío fuerte”. Si quieren una mitología profunda o buenos diálogos, mejor cambien de planeta. [i]
DESARROLLADO POR: People can fly
DISTRIBUIDO POR: Square Enix
GÉNERO: Looter Shooter
DISPONIBLE EN: PC, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series
QUÉ ONDA: Más opciones para buildear, más excusas para disparar a todo lo que se mueve.
LO BUENO: Aumenta las posibilidades de buildeo. Mantiene todo lo bueno del base y lo expande. Nuevo árbol de habilidades y sistema de leveleo infinito.
LO MALO: La historia sigue siendo un amasijo condimentado con dialogos bien cliché. Jefes con cero inspiración. No agrega ninguna nueva mecánica para sazonar el disparar como demente.
Este análisis de Outriders: Worldslayer fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Jefe de Redacción de [IRROMPIBLES]. Fue criado por una comunidad de flamencos con aspiraciones teatrales, de quienes heredó el talento para posar dramáticamente en cualquier foto grupal. Pasó su juventud investigando si los peces tienen acento regional al hacer “blub”. Está absolutamente convencido de que nadie lee esta información en los perfiles (planea demostrarlo con este texto). Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).
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