Sin categoría

Irrompibles vs. Motocross Madness 2

IRROMPIBLES VS. MOTOCROSS MADNESS 2
MOTOS, “LLEEEGAN LOS OBREROS DE LA TINTA Y EL PAPEL…” Y MAS MOTOS…

Sí, debo reconocerlo, soy un adicto. Adicto a los programas de TV, adicto a Primicias. 
Pero ante todo soy un adicto al fichín. Y aquella era la noche, atrás quedaron las batallas en Normandía, los autazos en las calles de Europa y los combates en el espacio. Fue el momento ideal para que los Irrompibles mostraran quienes eran en realidad, para que mostraran el “hilachor”.

Hilachor: dicese de lo que muestra aquel Irrompible que habiendo vivido en el cono de la mentira, demuestra finalmente qué tan sucio y traicionero puede ser.
Ese soy yo. En lugar de Moki debería hacerme llamar Capitán Hilachor. Toda esa suciedad y esa maldad acumulada durante tanto tiempo pudo por fin salir esa noche. Hacía ya un tiempo que los Irrompibles nos dedicábamos a cuidar nuestras espaldas jugando en modo cooperativo a cuanta kk salía con opción multiplayer. Y toda esa furia se juntó en nuestras venas para salir con una excusa perfecta llamada Motocross Madness 2.

@#!@#$%#!!!!!… Otra vez me pierdo mi programa.

Esa noche estaba particularmente de mal humor. Justo en mitad de Primicias, para ser preciso a las 22:30, cuando Arturo Puig estaba por besar a María Valenzuela después de 6 meses de tortura, sonó el maldito teléfono. Del otro lado se escuchó el clásico “In position” de Rolo. 
En un arrebato de furia y espetando todo tipo de improperios presioné la tecla Power y encendí mi máquina. Para contribuir a mi malhumorada noche, una vez más mi proveedor de Internet tardó 10 preciados minutos en permitirme ingresar en la autopista informática. De más esta decir que la rabia creció en mi interior, tanto que el testículo de Osvaldo era un poroto al lado del mío. En algunos lugares me hubieran llamado “El hombre del testículo biónico”.
Por fin pude encontrarme con Rolo en ICQ, y para mi sorpresa no estaríamos solos. Junto a él estaba Kaveyox, JayPee, Inodorelli y Avatar (a quien se conoce como Pedro Hegoburu en el sagrado suelo de la Editorial). Inodorelli sería el afortunado servidor, y digo afortunado porque es el único que no sufrirá los efectos sobrenaturales del lag. Pero dejemos eso para más adelante, lo importante es que un escuadrón de pelones montados en sus motos me esperaba, y yo corría con la ventaja. Ventaja es una de las cualidades que todo Irrompible debe saber aprovechar, y me había ocupado de desarrollar la mía. Un par de días de práctica mejoraron mi pobre performance de las primeras carreras, ya verían esos pecaríes.
Media hora pasó hasta que finalmente pudimos estar todos en la largada. Extraños bugs fueron los culpables de que Pedro no pudiera entrar, y más tarde, los responsables de que alguno de nosotros quedara fuera. Cuando logramos estar todos en la grilla había pasado casi una hora y para mi sorpresa, la carrera pareció no durar tanto.
El tiempo de práctica había rendido sus frutos. Era un clásico que Inodorelli ocupara el primer puesto en el podio, pero para su desgracia “El Gran Moki” había aprendido algunos truquillos. Como era de esperarse, el muy maldito me sacó unos cuantos metros de ventaja, lo que me decidió a poner en práctica la suciedad. En esta oportunidad estábamos corriendo en espacios abiertos (torneo baja) lo que me dio la chance de tomar un atajito y en cuanto lo tuve a tiro me tiré encima de él. Creo que todavía debe estar despegando su tonta sonrisita de aquel cactus con forma de forajido mexicano. De todas maneras no iban a dejármelo tan fácil, JayPee estaba muy cerca y le mordía los talones Kaveyox. Todo fue bien, hasta que se me ocurrió saltar una loma. Mi Honda 500 iba demasiado rápido, lo digo no porque mirara el velocímetro sino porque salí despedido por el aire y mientras el piso comenzaba a acercarse, rezaba por mi vida. Por desgracia, pasó lo que tenía 
que pasar…imprimí mi rostro en las arenas bolivianas mientras mi moto caía a 50 metros de donde yo estaba. Mi torpeza dio espacio a que Kaveyox se pusiera a la par, mientras que Jay Pee me pegaba en la rueda de atrás con su cubierta delantera. Fue entonces cuando sucedió algo increíble. Los tres agarramos la última colina a baja velocidad y estábamos muy parejos, yo ganaba por sólo una rueda cuando vi que Inodorelli voló por el aire aprovechando nuestra falta de inventiva en un intento desesperado por ganar la carrera. Afortunadamente es humano y su error de cálculo se transformó en nuestra victoria. Mientras su moto se estrellaba a escasos metros de la meta final, yo ganaba la carrera a los codazos con Kaveyox y Jay Pee en tercer lugar. Así de corta fue la carrera, pero la diversión me acompañó durante días. La replay me suministró el alegror que me había faltado por pelear la punta.

Lag a la Poltergeist y las piruetas de Chispita… perdón, de Rolo.

Tres días pasaron ya desde que los Irrompibles surcaran las áridas tierras del desierto boliviano, y yo seguía riendo. Y ustedes se preguntarán: ¿por qué? Bueno, recordarán que éramos 6 en la largada y sólo mencioné a 4 de nosotros durante el transcurso de la carrera… eso es porque no vi a los otros dos. Decidí recurrir al replay de la carrera, que salvé convenientemente, para ver qué había pasado con Avatar y Rolo.
– El extraño caso de Avatar: Por alguna fuerza ajena a él, supongo, su moto demoró en salir, quizás porque sorprendentemente un muchacho de semejante tamaño decidió subirse a una Honda 125. ¿El resultado? Una moto que parecía moverse con la velocidad y agilidad del triciclo de un niño de 3 años. Paradójicamente, le hubieran sido muy útiles las 2 rueditas de atrás, si hay algo que este muchacho necesitaba era un sostén que lo mantuviera fuera del alcance del suelo. De hecho, Avatar llegó a desarrollar una especie de afecto por el árido y reseco suelo boliviano, ya que en más de una oportunidad podía vérselo revolcando su cuerpo mientras su Honda pasaba sobre él peinándole la nuca. Pero como a todo Irrompible, nada parecía desanimar a tan temerario personaje que una y otra vez montaba su “triciclo de dos ruedas”, hasta que sucedió lo que todos esperábamos tarde o temprano. Mientras yo corría y luchaba alocadamente por liderar la carrera, Avatar cayó en las garras del lag. Esta monstruosa aparición se manifestó como una fuerza invisible que lo retuvo en el aire durante 30 segundos (tan grácil como Trinity en The Matrix). Pero él no era el único damnificado, Rolo sufría la misma enfermedad.
– Rolo, de Shogun a acróbata chino: Ay, Rolo… he aquí el exponente más grande del mercachifle barato de la mentira. Cuánto reí y lloré al mismo tiempo, mis queridos lectores, al comprobar en esta replay que todo lo que escribió acerca de nuestras aventuras con Need for Speed era una mentira. No sólo terminó en un paupérrimo 4º puesto (gracias a Dios salvó su honor ganándole a Avatar en el último minuto) sino que además fue el astro del choque durante toda la carrera. Con la cantidad de veces que lo vi en el piso podría haberlo confundido con una lagartija del desierto boliviano. 
Quien se decía un gran corredor, un ganador, no era más que un miko divertido. Después de estrellarse con cuanto cactus hubiera en su camino decidió en la cuarta vuelta que dedicaría el resto de la carrera a hacer sus piruetas y monerías. Podía vérselo surcar como un misil las planicies en busca de alguna loma para hacer sus tonterías aéreas. Sacaba las piernas o hacía de Superman, todo por divertir a un público invisible a costa de romperse la cabeza en el 80% de los aterrizajes. Rolo, que miko mentiroso…pero divertido. Divertido hasta que me di cuenta que en realidad el título de Capitán Hilachor me quedaba chico a su lado. El, quien había demostrado que era más sucio y mentiroso que los demás, predicándose como un gran corredor cuando 
en realidad no era más que un mentiroso de pacotilla, un cobardiko que nos engañó a todos con una farsa tan elaborada. ¿Quién era entonces el más sucio y traicionero? Creo que Rolo ganó por varios cuerpos. Vaya entonces, para él, el título de Capitán Hilachor.

 

 

 


 

Sebastián “Moki” Di Nardo
Agosto 2000

Escribe un comentario