Yo voy en tren, no en avión
Del estudio polaco Afterburn, responsable de otros dos encantadores juegos de puzzle, nos llega Railbound, un entretenido fichín con locomotoras, vagones, vías y estaciones con gatitos. ¿Qué más podemos pedir?
Los antecedentes de Afterburn
Golf Peaks (2018) fue el primer fichín del estudio y, si bien incluye una pelotita y un hoyo donde embocarla, es lo único que hace falta saber del deporte al que hace referencia el título. La mecánica consiste en utilizar una serie acotada de cartas con movimientos que se aplican a la bola. Posee una estética minimalista, con abundancia de colores pasteles.
Al año siguiente se despacharon con Inbento, otro de puzzles en el que pacientemente debemos preparar las típicas raciones de comida japonesa para llevar —conocidas como bentō—. A medida que progresamos, vamos descubriendo una historia hogareña protagonizada por unos simpáticos mininos. También austero en su propuesta, aunque con mecánicas algo más complejas que requieren quemar más de una neurona.
Railbound
Y así llegamos a 2022 con una nueva propuesta: Railbound. En este caso se trata de lograr enganchar el o los vagones a su locomotora, que los espera ansiosa para partir. Pero ojo, si tenemos que acoplar más de un vagón, debemos hacerlo en el orden indicado. Es más, si hay estaciones en el mapa debemos recoger a todos sus pasajeros, antes de emprender el viaje final.
Así nuestro índice —derecho o izquierdo, el que prefieran— se mueve por la pantalla del celu ubicando los tramos de vía para trazar la ruta que deben recorrer los coches. Ahora que lo pienso, es extraño, porque no es la máquina la que se mueve al encuentro de los vagones, sino lo todo contrario: los coches se desplazan como atraídos hacia la locomotora por una fuerza extraña. Tampoco podemos pretender coherencia técnica ferroviaria a un juego donde los conductores son perros y los pasajeros, gatos. Incluso, ¿a quién se le ocurre instalar vagones y locomotoras, o construir estaciones y dejar para lo último el tendido férreo?
Salvando estas disquisiciones absurdas, Railbound nos pone a prueba con cada pantalla o nivel —hay más de 100—. Lo que de buenas a primeras parece una pavada, poco a poco se va tornando una tortura para nuestras sinapsis. No solo por la aparición de varios coches y estaciones, sino también por los túneles e intersecciones con cambios de sentido automáticos. Por suerte, si no sabemos cómo continuar, Railbound incluye un sistema de ayuda que nos muestra en forma de sombra y progresivamente —cada vez que lo invocamos— el recorrido que deberíamos dibujar.
Llegando a destino en Railbound
El progreso está organizado en series de niveles obligatorios y opcionales, agrupados en pequeños “mundos”, que una vez completados nos habilitan una postal que muestra al maquinista y su ayudante en diferentes situaciones.
Los gráficos, animaciones y sonidos están muy trabajados, como en los anteriores juegos de Afterburn. Y si bien Railbound está disponible para PC y Mac —como sus otros fichines—, en dispositivos portátiles y táctiles es donde mejor se disfruta. La versión Android por su parte, utiliza el perfil de Google Play Juegos con 23 logros que otorgan puntos de experiencia. También lo podemos incorporar a la Biblioteca Familiar para compartirlo con hasta 5 personas más. [i]
DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Afterburn
GÉNERO: Puzzles
DISPONIBLE EN: Windows, Mac, iOS, Android
QUÉ ONDA: Entretenido juego de puzzles ferroviario para exprimir las neuronas al mango.
LO BUENO: Mecánicas simples de comprender. Buena curva de aprendizaje. Sistema de ayuda progresivo.
LO MALO: Algunos niveles requieren de mucho mucho mucho mucho ingenio.
Este análisis fue realizado a través de un código de Android provisto por sus desarrolladores.

Fernando Coun, alias Shinjikum, es un viejo prócer del fichín que comenzó a colaborar con el equipo original de [i] allá por los tiempos de la gloriosa XTREME PC (en el siglo pasado). Es un gran fan de los juegos de carreras y las aventuras gráficas, y actualmente está traduciendo Sandokan de Emilio Salgari, por el placer nomás.
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