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Irrompibles vs. Day of Defeat

IRROMPIBLES VS. DAY OF DEFEAT
¡LOS LOS LOS!
El grito de guerra de Herr Inodorell mientras:
a) saltaba sobre Moki para clavarle la bayoneta en el trasero.
b) luchaba en el baño con un cacor del tamaño de una granada de mano.

Tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki-tiki.

Un sonido que se escuchaba de manera constante. El único servidor argentino que nos daría la felicidad de dejarnos jugar Day of Defeat, estaba lleno. Los 16 puestos disponibles en el server estaban ocupados por viciosos sedientos de sangre. ¡Oh! por Dios, ¡cuanta alegría desperdiciada!

El mundo en ese momento pasaba por una consola y dos teclitas. Recordé que Rolo e Inodorelli iban a aparecer por Inet, y decidí probar más tarde. No tardó mucho en aparecer uno de los mikos enviciados, pero curiosamente no fue uno de los que yo esperaba.
¿Como estás pkenio? – me preguntó tímidamente Kaveyox. Rápidamente le ofrecí un partido a algo, pero como una niña con pañales mojados se retiró a retozar entre sus sábanas. ¿Como puede ser que un Irrompible le de más importancia al sueño que al alegror?
Cuando ya todo había acabado, apareció Inodorelli. Yo sabía que ese miko viejo iba a aparecer, un tipo que no puede con su vicio. Lo peor es que me dio una noticia terrible: había salido la nueva versión de Dod, la 1.3. Sin dudar un segundo empecé la ardua tarea de bajar esa caca. Esa noche todo había terminado.

Tiki-tiki-tiki-tiki II. El regreso de tiki-tiki.

¡Oh! Después de soportar un día entero para poder castigar a estos pelones, el momento había llegado. Para quienes todavía no saben que es Day of Defeat (Dod para los amigos) estamos hablando de una modificación (mod) para Half-Life. Un hermoso trabajo que a pesar de ser todavía una beta nos acerca el picor de estar con el casco y el fusil en plena segunda guerra. Al igual que Counter-Strike podemos elegir entre dos bandos, Aliados y Alemanes, y en cada bando se puede optar por distintas funciones: Infantería liviana (corren como cucarachas), soporte de infantería (corren mas lento pero tienen metralletor), sniper (para matar cucas a la distancia con un tiro basta) y artillería (el hombre balas, lento pero poderoso).
Inodorelli ya estaba o­nline, Pierru acababa de entrar y Rolo estaba en camino.
Una vez más volvimos a vivir esa desconcertante sensación de quedar afuera. Una vez más nos revolcábamos indefensos ante una frase tan poderosa: SERVER IS FULL.
Yo por mi parte quería mi lugar en el servidor y corrí a la consola donde el más veloz en el teclado es el ganador. Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) ¡OH POR DIOS! ¡QUIERO ENTRAR! Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki (server is full) Tiki-tiki Connection Accepted. LO LOGRE!!! Ya estaba dentro.
Obviamente era uno de esos días en los que teníamos ganas de pelear. Pierru e Inodorelli estaban en el bando alemán, asi que sin dudar ni por un instante, me puse el casco aliado y agarré mi Thompson mientras las balas zumbaban en las calles de un achacado pueblucho. Como de costumbre, Inodorelli trató de intimidarme con su clásico: “Los los los, Achtung supraima der stomagen!!” (lo más probable es que no se escriba así, pero así suena y es hermoso) seguido de un: “¡te matare miko!”. Por supuesto Pierru se plegó al comentario de su compañero de armas con un: “Hoy mataré mokis”. En ese momento no me importó, solo quería que mi equipo gane (pero por supuesto, aplastar a estas cacoras a la pasada era un bonus track interesante).

Jupeiasubilikinflakinfowar (en alemán Dod: cubran el flanco izquierdo).

Cuando vi el camión reconocí de inmediato el escenario. Mi objetivo primario: robar los documentos alemanes de la iglesia y convertir en pomarola la mayor cantidad de veces posible a Pierru e Inodorelli. Sin perder el tiempo me escurrí por un túnel y con el agua al cuello me evité enfrentar al enemigo. Tres fueron las veces que logré llegar ileso hasta los documentos ocultos en la iglesia y tres fueron las victorias consecutivas, hasta que por fin me descubrieron. Cuando por cuarta vez intenté la misma monigotada me encontré con una par de granadas a mis pies y cuatro cucarachas ocultas tras los asientos y el púlpito. No tuve tiempo de reaccionar, en una fracción de segundo quedé pegado a la pared como una hamburguesa a la plancha. Mientras inconscientemente insultaba a todo el árbol genealógico de mis enemigos, sentía que lo único capaz de despegar mi cadáver de la pared era la espátula del Gato Dumas. Entonces decidí que era hora de hacer algunos frags y me acobaché en el spawn point (el lugar donde nacen) de los alemanes. Admito que no esta bien, pero los demás lo hacen y yo tenía que saber lo que se sentía. Por lo menos una veintena de alemanes cayeron (entre ellos Inodorelli y Pierru) hasta que me hicieron el kiping!. Cuantos me habrán odiado en ese momento. Pero como dicen, la venganza es el placer de los dioses. Inodorelli, Pierru y sus compañeros tomaron revancha y ya no pude volver a acercarme a la iglesia.
Un escuadrón de snipers se acobachó apuntando a las puertas de la abadía y cada vez que alguno de mis compañeros intentó acercarse… kiping!. K7, proton y Hellspawn cayeron a mi lado retorciéndose y yo corrí como una marica solo para darle mi peludo trasero a la implacable ametralladora de Inodorelli. EL HORROR. El resultado final fue bastante parejo, pero mi equipo ganó por unas chirolas.

Poparraoba (en alemán Dod: Inodorelli conquistó para Axis).

Gracias a Dios el escenario cambió, estábamos en un pueblucho abandonado y por supuesto el resto de los Irrompibles en mi contra. A esta altura de la noche, mis esperanzas de que Rolo se uniera a la cruzada aliada contra Herr Inodorell y el Barón Von Pierru, se habían ido a la caja de piedritas donde mi gato deja su materia fecal. Pero en ese momento tenía otro problema mucho mayor: contaba con todo el material para contar nuestro paso por Dod pero no tenía fotos. De manera que mi principal preocupación en ese momento era la de un cronista de guerra. Desafortunadamente es muy difícil tomar fotos mientras las balas zumban a centímetros de mi cabeza. Nunca en mi vida me hicieron cacor tantas veces. Creo que el mi resultado final de ese escenario fue de cuatro frags. Una vergüenza.
Los más difícil era disuadir a todos para que detuvieran su furia por un instante para tomar un par de fotos. Algunos se negaron rotundamente y seguían disparando con ganas. Un tal Murdock me mató por lo menos cuatro veces (sin contar las que me sorprendió tratando de escabullirme hasta los banderines enemigos) mientras intentaba fijar un punto de reunión con todos para tomar mi instantánea. Por fin todos accedieron, alemanes y aliados se encontraron con sus cuchillos en la mano y gritando a todo pulmón que arrojen la armas. Ese fue el momento ideal: click, click, click, click. Ese momento quedó inmortalizado y Zero[1st PD], Insane[1st PD], Murdock, Yo 8=====D 27×6, FordFairlane, Proton, Hellspawn, K7, Soldado Carrasco y Rygar [MDQ] nos dieron su mejor sonrisa. En cuanto dije que tenía mis fotos se desató el infierno de balas y mientras corría hacia atrás dejé mi granador de cariño en medio del campo, para lograr que un par de germanos visitaran la constelación de Orion. Mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro, Pierru me hizo un ¡kiping!
por la espalda. Oh Dios, cuanto odié en ese momento a aquel hombre de familia, cuánto deseaba que se dedique a vender placas de video en su negocio en lugar de estorbarme en ese momento. Sentí que por primera vez en la historia, el odio que le tenía a Rolo (que por supuesto brilló por su ausencia) había sido desplazado del primer puesto. Ahora el “top five” del broncor lo lideraba Pierru ganando ampliamente sobre el hasta ahora insulso Inodorelli.

Ta ta ta tatatata tata tatatata tata ta (el himno de la victoria).

Afortunadamente, el vetusto modem de Pierru no resistió la playa de Omaha y se retiró saludándonos con envidiosos insultos. Ahora quedábamos solo el miko de Inodorelli y yo… bueno y otras catorce personas, pero esto ya era algo personal. Esta misión es bastante complicada para los aliados si los enemigos tienen un rifle sniper y un buen pulso. Creo que recién llegué a pasar el alambrado de púas después de haber besado la arena por décima vez. Algunos de mis compañeros, trataban desesperados de sentar sobre sus nalgas a los tiradores germanos que se atrincheraban como cucarachas en los bunkers, mientras un alemán corría enloquecido por la playa con su ametralladora. Lo reconocí de inmediato… era Inodorelli. En ese momento nada me importó, y fui corriendo a su encuentro casi en cámara lenta, como lo hacen las parejitas en las películas
de amor. Pero yo no llevaba un ramo de flores sino un cargador de Thompson que vacié sobre su sorprendido trasero. Verde de furia me escribía todos los insultos que cruzaron su mente en ese instante. Si no me equivocaba el muy pelón volvería al mismo lugar, solo para buscarme a mí, así que decidí esconderme y esperarlo. No tardó mucho en aparecer envuelto en una nube de furia y escupiendo plomo a los cuatro puntos cardinales. El tiempo y el espacio se detuvieron y solo se escuchó: Tiiiiki… kiping!. Inodorelli se desplomó maldiciéndome una vez más. Por supuesto no perdí oportunidad para decirle cosas y aumentar su ira.
Unos quince minutos más tarde y unos cuantos frags de por medio volví a encontrármelo del otro lado del mapa. Logré escabullirme hasta el bunker de dos pisos y desde allí le disparaba cómodamente a él y a sus compañeros. Uno de ellos llegó con vida y trepó por la escalera para encontrarse con una descarga de mi fusil Garand. Segundos más tarde Inodorelli volvió a buscarme y ¡kiping! Volví a darle. Su furia trepaba meteoricamente mientras yo me revolcaba de risa. Desafiante le pedí que volviera a buscarme y cambié de posición, para esperarlo. Kiping! Kiping!. Dos veces más lo senté sobre el pasto, hasta que uno de sus secuaces me convirtió en abono para plantas. Inodorelli no podía más, el odio lo había segado tanto que ya no se preocupaba por dispararle al resto de los enemigos. Solo me buscaba a mi. Fue entonces cuando hice lo peor. Solo unas pocas palabras bastaron para enloquecerlo: “lo siento miko, es tarde y debo irme”.
Todo había terminado.

Haltitisishtelo (en alemán Dod: aguanten).

Al día siguiente no pude evitar el clásico llamado telefónico.

Inodorelli: ¿Hola?
Moki: ¡los los los!
Inodorelli: Rata, como te voy a dar la próxima vez que te encuentre.
Moki: Oh lo siento, otra vez será miko. Te di mis balas de amor.
Inodorelli: Ay Moki, te odio y te daré con mi ta-ta-tat.

El resto de la conversación por supuesto es irreproducible, la cantidad de cosas que Inodorelli me dijo harían que la censura se apodere de la nota. Yo por lo pronto, sentí que estaba en una película de Spielberg, pero lo más hermoso fue que puede vengarme por lo menos de Inodorelli. Durante una semana le hice una tortura psicológica, llamándolo todos los días y burlándome de él. Pero lo más hermoso llegó el domingo siguiente. Inodorelli me llamó nervioso y agitado, invitándome a las balas. Y le respondí: “Oh, lo siento miko, pero tengo cosas más emocionantes que hacer. Debo que ver el partido de Yenga de Sofovich”.

Glosario del quemor (para todos aquellos que se están preguntando que son esas palabras enfermas):

Tiki-tiki: sonido que hacen las teclitas cuando tratamos de entrar desde la consola a un partido de Half-Life o cualquiera de sus mods, y los servidores están llenos.
Tiiiiki: el grito que uno pega cuando mata al enemigo de un solo tiro, limpito y en la cabeza (también conocido bajo los pseudónimos de: ta-ta-tat, kakaka o kapow.
Los los los: según el equipo alemán de dod, cuando se va al frente sin importar nada. El clásico “Hola aquí estoy”.
¡Kiping!: es el sonido que sigue a un tiiiiki. El ruido de un tiro en el casco que significa la muerte en el acto.


Sebastián “Moki” Di Nardo
Agosto 2001

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