Sin categoría

Irrompibles vs. Tribes 2

IRROMPIBLES VS. TRIBES 2
HOY PRESENTAMOS: UNA TRIBU DE INDIOS SIN TAPARRABOS

 

Había llegado el día. El momento propicio para reparar un urror histórico. Una injusticia total.
Las pistas para elegir el juego del mes me las dieron varios topics aparecidos en nuestro site (www.irrompibles.com) en donde las nuevas generaciones de gamers alababan al Counter Strike, aclamándolo como el iniciador de toda la fiebre multiplayer que se cierne actualmente sobre el planeta. Algunos lo llamaban incluso “el primer juego multiplayer por equipos”. Cretinos…
El primer juego multiplayer por equipos fue y será el Starsiege Tribes.
Una producción increíble de Sierra y Dinamix que aún hoy nuclea a enfermos con ansias de carne y dolor alrededor del mundo.
El Tribes 2 llevaría la apuesta aún más arriba. A continuación, lo que se pierden por choleros…

 

Un Miko duro de roer…

 

 Moki es un tipo simple. No es afecto a los cambios. Por eso, cada una de mis nuevas propuestas le suena a tontería. O a trampa mortal dependiendo del día. Jiji.
Así que cuando lo insté a que consiguiera un Tribes 2 original, comenzaron las protestas… pero no tuvo mucha elección. Me debía la oportunidad de demostrarle al mundo que este juego era una perla injustamente ignorada por los supuestamente expertos conocedores del mundillo multiplayer (¡nosotros tontuelos! ¿quién sino?). Luego de protestar durante un par de semanas, lo vi agitar su disquito azul original (olvídense de usar copias piratas) a través de mi webcam.
Ni lerdos ni perezosos, coincidimos en un server que nos arrojaba a ambos un promedio de 170 de ping.
Como el Tribes 2 tiene sus mañas (pocas, pero las tiene) me encargué de entrenar a mi pekenio colega en el escenario Katabatic.
Para hacer más fáciles las cosas aún, ingresamos en uno copado por bots. 4 soldados por equipo. El nuestro era el Inferno Team, con sus elegantes armaduras doradas.
El objetivo era simple: un Capture the Flag a la vieja usanza (todavía hoy, la mejor modalidad del Tribes a mi entender) pero disponiendo de armaduras voladoras y vehículos para movilizarnos con mayor agilidad. Utilizando el sistema de comunicación por voz que trae incorporado el juego, le expliqué las escasas teclas y sus funciones. Estábamos listos para la acción.
Ambos corrimos como niños con zapatos nuevos hacia la plataforma de vehículos de nuestra base. Ambos elegimos unas preciosas motos deslizables (se desplazan por el aire, a escasos centímetros del suelo) y le indiqué a Moki que me siguiera de cerca. Rodeando la base enemiga, nos atrincheramos en las montañas heladas de Katabatic y observamos los movimientos enemigos con nuestros zooms incorporados al casco.
Tres malditos enemigos estaban patrullando el área cercana a la bandera y el cuarto salía disparado a toda velocidad a bordo de un caza para intentar robar nuestra bandera.
Le dije a Moki que preparara su rifle lanza discos explosivos. Hice lo propio y apunte a los pies del centinela con armadura pesada. Moki se encargaría de distraer a los otros dos.
Lanzamos nuestra andanada de muerte azul. Uno de los guardias con armadura liviana salió despedido por los aires, pero no alcanzó con el primer disparo para liquidarlo.
Bajé a toda velocidad cuesta abajo lanzando mis discos explosivos. Apenas si logré atontar al guardia de armadura pesada que dio de lleno en mi pecho con su mortero lanza granadas.
Caí despatarrado frente a él, no sin antes hacer una danza tonta que divirtió al enemigo y asustó a Moki.
Se había quedado sólo y ahora dos de los tres Blood Eagle (la tribu rival) rociaban su arsenal sobre él.
Eso sin contar al cañón automático escondido en el techo de la base que ya había detectado la presencia de Moki utilizando el sofisticado radar que lleva incorporado.
Mi coleguilla estaba herido y su medikit apenas si alcanzó para mantenerlo en pie.
Corrió desesperado hacia su moto, trepó en ella, pero equivocó el camino de regreso. En vez de utilizar las señales electrónicas que indican la proximidad de las bases, su afiliación y la posición de las banderas, optó por huir a donde lo llevara el Señor, y el Señor lo llevó de frente al cañón de plasma que custodiaba las inmediaciones de la base Blood Eagle. ¡KABOOOMMM! Moki y su moto volaron en pedazos, rumbo al Señor…


Lección Nº 1: Una buena mochila puede salvarte el ano…

 

El insulto más pekenio del Miko podía escucharse hasta en Quetzaltenango.
Me puteaba porque el ataque había sido suicida, la estrategia tonta, y porque el juego lo aburría con tan pocos jugadores y tanta distancia por recorrer hasta encontrarlos.
Le pedí que me siguiera hasta el interior de nuestra base, y le expliqué como conseguir un “cloaking pack” (una hermosa mochila metálica con capacidad de volverte invisible durante algunos segundos) utilizando los “inventory stations”. En un santiamén portábamos nuestros packs de invisibilidad.
Los packs le quitan energía al jet pack que todos los jugadores llevan en la espalda (y que permite volar por unos cuantos segundos) pero dependiendo de la función del pack elegido, puede uno volver invisible, o cubrirse con un shield temporal, o utilizar una pistola especial para reparar las instalaciones dañadas por el enemigo o las armaduras de aliados y la propia también.
Volvimos a nuestra plataforma de vehículos, dejando atrás una escaramuza entre nuestros colegas y una pareja de tontos bots que intentaban robarse el estandarte.
Solicité un bombardero y en pocos segundos se materializó tremendo aparato ante los ojos atónitos de Moki.
Trepamos en él. Yo conducía y Moki iba de artillero.
No pensábamos utilizarlo para destruir nada, simplemente quería que mi compañero de armas experimentara la sensación de volar.
A juzgar por las exclamaciones que escuché al despegar, la cosa le estaba gustando. Y mucho.
Volé bajo para no ser detectados por los radares enemigos; y volar bajo con un bombardero puede ser toda una experiencia suicida amigos…
Ambos saltamos del vehículo cuando faltaban unos 200 metros para llegar a la bandera.
Las montañas volvían a cubrirnos, pero ahora esos malditos estarían esperándonos…
El bombardero aterrizó automáticamente y quedó flotando a escasos centímetros del suelo, arremolinando nieve con sus toberas verticales aun encendidas. Afortunadamente el viento ocultaba el sonido de los motores.
Volvimos a trepar por la escabrosa colina, pero antes de llegar a la cima activamos nuestros cloaking packs.
Nos volvimos invisibles y el reloj empezó a correr.
Le dije a Moki que me siguiera. Él apenas si podía ver el pekenio triángulo verde sobre mi cabeza, que le indicaba mi posición.
Corrimos y nos ocultamos tras un muro exterior, escuchando los pasos cercanos de enemigo.
Apagamos los cloaking packs para que se recarguen.
El plan era simple: volveríamos a ser invisibles, él tomaría la bandera, y yo lo cubriría si las cosas se ponían heavies.
Desaparecimos según lo planeado, pero nuestros indicadores portátiles de movimiento nos indicaban que los radares de la base enemiga habían localizado nuestra posición. No tardarían en descubrirnos…
Corrimos como Inodorelli con diarrea.
Moki tomó la bandera, y fue bastante gracioso ver al estandarte corretear sin nadie que lo sostuviera.
Al enemigo no le causó gracia observar su bandera huyendo por iniciativa propia, y comenzaron los balazos.
Uno de mis hermosos discos explosivos dio de lleno en el pecho del mastodonte con armadura pesada.
El impacto lo descolocó. Switcheé a la ametralladora giratoria y lo rocié de amor.
Cayó con la armadura repleta de hoyos y un gemido de ira. Jiji.
Moki ya estaba llegando a la cima de la montaña. No tardaría en trepar al bombardero y dejarme abandonado; cosa que no sería la primera ni la última vez que hacía…
Pulsé el botón derecho del mouse y mi jet pack me elevó por los aires durante unos segundos; pero agotó la carga del cloacking pack y ahora era perfectamente visible para los dos cañones de plasma y los Blood Eagle que habían respondido alarmados al recibir la notificación de bandera robada.
Trepé los últimos metros de la cuesta a pie.
Mis packs se recargaban lentamente… muuuyyy lentamente.
Giré 180 grados y abrí fuego con el fusil lanza discos.
Mientras tanto, Moki trepó al bombardero y lo hizo despegar (torpemente) en sentido vertical.
Le grité para que viniera a buscarme. Las trazadoras de metralla enemiga se incrustaban en mi armadura.
No resistiría mucho más.
Escuché el sonido de las toberas aproximándose y salté utilizando el jet pack hacia uno de los cockpits libres de la aeronave. Lo logré por poco, amigos…
Moki viró bruscamente haciendo rebotar contra el piso al bombardero (abollándolo un poco) y puso proa rumbo a nuestra base.
Le grité que volviera a las instalaciones enemigas, cosa que hizo de no muy buena gana.
Sobrevolamos los bunkers mientras los Blood Eagle nos escupían con todo lo que tenían a su alcance.
Lancé las bombas. Una de las defensas automáticas voló en pedazos y tres de nuestros enemigos la imitaron.
Moki elevó aún más el aparato y salimos impulsados a toda velocidad hacia nuestro hogar.
Aproveché para lanzar un par de discos más sobre el último cañón de plasma que se empecinaba en derribarnos. No le hice mucho daño pero seguro que molesté a un miko que, a lo lejos, intentaba darnos alcance a pie (idiota), y que ahora debería conseguirse una pistolita reparadora para recomponer al tullido cañón. Nuestra bandera estaba en su lugar, así que fue un trámite saltar del bombardero y conseguir unos merecidos puntos para nuestro equipo.

Lección Nº 2: Con 40 cristianos la cosa cambia…

 

Moki había pasado su bautismo de fuego, y quería más. Buscamos un server nutrido, y lo encontramos rápidamente: 37 jugadores HUMANOS se debatían a muerte en el escenario Thin Ice. Nos colamos antes de que no hubiese más lugar y el resto fue pura alegría. Balazos por doquier, gritos de dolor y cazas sobrevolando el horizonte eran la escenografía del lugar.
Moki correteaba como loco sin decidirse por donde empezar o que hacer…
Y si hay algo EXCELENTE en Tribes, es que la gente se toma el trabajo en equipo EN SERIO. No hay tiempo ni lugar para mezquindades. Algunos jugadores patrullaban los pasadizos estrechos de la base. Otros reparaban las instalaciones dañadas (y socorrían a los jugadores mal heridos), estaban los que preferían pilotear los transportes (cual colectiveros del próximo milenio) llevando y trayendo tropas de un lado a otro.
Estaban los snipers y los campers de siempre. Ningún cheater, eso sí.
En fin. Una experiencia imperdible, porque el ping no molesta ni a los tristes usuarios de dial up (configurando un filtro para buscar servers de no más de 300 de ping, la diversión está asegurada). He dicho.

Por Rodrigo “Rolo” Peláez
Agosto 2002

 

Escribe un comentario