
Aquí es donde los enfermos vienen a morir
En uniforme de enfermera recibimos a Angelina Weather, y Burnhouse Lane enseguida se ocupa de envolvernos en una humareda muy turbia. Angie es joven, bonita y también viuda: su marido, a quien conoció como su paciente, perdió la lucha contra un cáncer de pulmón. Pero, ¿a que no saben qué? La mujer todavía no superó el duelo y ya le diagnosticaron la misma enfermedad. Incurable, sí. Como para descorchar un champagne.
Nuestra primera quest de esta aventura gráfica pretende ser la última: colgar una soga al techo y, bueno, ya saben. Empero, lejos del game over, la soga se rompe y Angie toma esto como una llamada del destino. Ocurre que la cuidadora de un anciano de nombre George, dueño de una granja apartada, tuvo un accidente y aceptamos ser su enfermera suplente hasta tanto la otra se recupere.
El aire de campo es una “bocanada de aire fresco” para una fumadora compulsiva con los días contados. O eso parecía, porque, a continuación, la barrera entre la cordura y la ilusión, la pesadilla y lo insano flaquea, oscila, se desdibuja… y eso es cuando no desaparece por completo.
Burnhouse Lane: horror con tanto amor
Burnhouse Lane es la nueva entrega Indie de Harvester Games, fundación de los hermanos Remigiusz y Michał Michalski, oriundos de Polonia. Ellos son los responsables de la trilogía de culto llamada Devil came Through here (el Diablo vino por aquí), constituida por The Cat Lady, Downfall y Lorelai. Si dicen ser fans de las aventuras gráficas y no saben de qué estoy hablando, abandonen la actitud poser. Sólo perdono a quienes son impresionables y buscan experiencias sin aroma a sangre, cadáveres y gusanos. Sí, los mismos que piden empanadas de humita.

Remigiusz, en su momento viviendo en Inglaterra, creó el juego Downfall primigenio usando AGS, y su buena recepción lo animó a “elevar la apuesta” con The Cat Lady. La audiencia celebró ambos títulos, al punto de que Remigiusz regresa a su país natal para dedicarse de lleno a crear aventuras gráficas. Permitan a vuestro humilde redactor admirarlo en su propio idioma: Dziękuję, Remek. Kochamy cię.
Remigiusz diseñó completamente el arte de todos sus juegos, a excepción de los sprites de los personajes de Downfall: Redux (la segunda entrega oficial de la trilogía). Aquí su hermano Michał apuntala con el diseño de los personajes que habitan Burnhouse y con la música, que vaya si es buena (nota: participaron otros colaboradores también). En Burnhouse Lane oiremos jazz, música ambiental, algo melódico, toques Tangerine Dreams. Claro, todo esto entremezclado con gruñidos, maullidos, rugidos y otros sonidos “zen” que profieren las gargantas de los monstruos, humanos o no tanto, que nos acechan. Ojo que los humanos son los peores.

Una aventura gráfica que logra diferenciarse
Burnhouse Lane se desarrolla al estilo que ya conocemos quienes hemos jugado entregas anteriores de Harvester. Nos desplazamos lateralmente, enriquecido con escaladas y bajadas de escaleras, tomar un ascensor, o dar saltos a pisos inferiores. La cámara que nos acompaña lo hace muy bien, manejando el encuadre con desplazamientos suaves, acercamientos y alejamientos acordes a la escena. Acá no hay mouse; ergo, no es una aventura Point and Click. Si no tenemos un mando, vamos y venimos con las teclas A y D, la acción la realizamos con E. Podemos correr con Shift y también saltar/eludir con Espacio. No combinaremos en el inventario un ítem con otro. Los objetos que encontramos los usaremos con elementos del entorno, con sus personajes y con nosotros mismos.

A los más puristas, ésos que seguro estarán vacacionando en la Isla de Mêlée, les decimos: ojo al piojo. Burnhouse Lane es una aventura gráfica con todas las letras, a pesar de que las mecánicas nuevas que destacan en esta entrega pueden hacer gruñir a algún que otro cascarrabias. A veces está bueno salir un poco de la milanesa con puré, che.
Burnhouse Lane incorpora en su periplo algunas secuencias inspiradas en otros géneros de videojuegos. Caso ejemplar: blandir un hacha, empuñar una escopeta o un revólver en modo survival. Estas instancias son breves, pero suben la tensión dado que, si un enemigo se acerca lo suficiente, nos aniquila antes de que podamos gritar “auchi“. Al mejor estilo Resident Evil, durante estos acontecimientos cada bala cuenta. Los momentos de recarga deben intermediar estratégicamente, y además debemos estar atentos para encontrar —y recoger— las muy necesarias municiones.

Una alternativa es hacer dash: es decir, saltar en el momento exacto para eludir a ese cadáver que se nos arroja encima. Sin embargo, si enfrentamos a más de un enemigo, la pirueta podría aterrizar en la falda indeseada. De esta manera, siempre que se pueda, mejor usar la vieja y amada pólvora. Ver explotar en un manojo de vísceras y sangre a nuestros rivales es muy satisfactorio. En todo caso, tengan alcohol en gel a mano.
Otra característica de Burnhouse Lane cobra fuerza en la naturaleza “Elige tu propia aventura”. Las respuestas que damos, nuestras acciones y las decisiones que tomamos moldean el final. Esto es tan radical como la diferencia entre la vida y la muerte, literal. Por eso, conviene pensar bien nuestras respuestas y también pensar fuera del tarro. Los famosos Golden Endings de Harvester son un logro difícil de alcanzar.

¡Poder gatuno!
Mencionamos esto ahora porque queríamos dejar “lo mejor” para el final. Sí, otro salto distintivo de este fichín es que Angie irá desbloqueando poderes sobrenaturales. Por ejemplo, sonsacar a un NPC una respuesta que oculta. O meternos en un cuerpo sin vida y manipularlo a antojo. O tomar control de un gato para alcanzar áreas por otro lado imposibles. Epa, ¿pero de dónde saca Angie estos poderes?
Quienes han venido siguiendo la obra de Harvester Games sonreirán con la mueca del Gato de Cheshire. “Los gatos son criaturas mágicas; todo el mundo lo sabe” nos dice un personaje del juego. En efecto, cada nueva amistad gatuna que vamos acumulando desbloquea una habilidad especial. Eventualmente, algunos ítems que encontremos pueden potenciarlas. Atenti con eso.
Seguro habrá entre nuestros lectores muchos “dog person”. A ellos les decimos: bajen la guardia que los gatos de este juego no producen alergia. Están hechos de píxeles y pura magia. Ah, y tampoco pueden arañar butacas gamer. Así que, relax y enjoy, que a ronronear se ha dicho.

Burnhouse la linda
El apartado gráfico en la obra de Harvester Games resultará, como mínimo, interesante. En este sentido, históricamente, se enfrentan dos caras muy diferentes: Downfall y The Cat Lady son aventuras gráficas en blanco y negro, onda cómic, con ciertos acentos de color al estilo Sin City. Pero los posteriores Lorelai y Burnhouse Lane abrazaron el colorante con toda. No es que sencillamente Remigiusz se levantó un día para amigarse con los pinceles. Tanto Lorelai, la entrega anterior, como Burnhouse, son una exaltación al color pero a un nivel técnico, cuidado, teatral. El arte juega con los contrastes entre luces y sombras, cruzando tonos complementarios pero también contraponiendo saturaciones cálidas con frías. Los escenarios son dioramas excelsos de elementos 2D, con recursos y perspectivas en tres dimensiones. Deambular por Burnhouse Lane logra una suerte de hipnosis, un efecto raro a los sentidos que hasta narcotiza.
¿Cuántas veces hemos jugado aventuras gráficas con buenas historias pero un arte medio pelo que rompe la inmersión? En Burnhouse Lane, la gráfica está a la altura de los sucesos, incluso palpitando con personalidad propia.
Puede señalarse que, otra vez, hubo un salto a nivel gráfico. Angie Weather es hermosa, grácil, bien estilizada. Incluso en los zooms más agresivos no pierde definición su imagen. El rostro de la enfermera se adecúa a las situaciones pudiendo expresar enojo, tristeza, pánico… Los escenarios son ricos y detallados. A veces nos hemos encontrado yendo y viniendo para apreciar el cambio de tonos en el cielo, la manifestación de la luna, el movimiento de la niebla. Burnhouse Lane es una aventura gráfica que nos presenta un cuadro siempre cambiante, y la baba nos chorrea desde el lagrimal.

Concluyendo
Esta nueva entrega tiene todos los condimentos de los anteriores lanzamientos de Harvester Games, y más. Personajes solitarios, problemas adultos, muchísimo gore y también empatía, ternura, rayos de luz fuertes que se abren paso en la oscura trama. Los demonios internos se mezclan con amenazas bien reales. Surgen historias de amistad entre extraños, de personajes que se cruzan en situaciones adversas y deben sacar lo mejor de cada uno. Las sorpresas están a la vuelta de cada esquina y, mientras nos divertimos, el juego juega con nosotros.
Los escenarios son bien variados: un sótano, un barco, cloacas, el techo de un establo, una catedral, un cementerio, colinas, bosques… Vamos a andar a caballo, vamos a hacer tiro al blanco, vamos a matar arañas, vamos a salvar gente y vamos a matar gente.
Cabe destacar el excelente trabajo de voces y su dirección. Particular mención a la voz de un personaje central: el Gato Quemado. Cuando habla te cala en los huesos. Nos hizo pensar en el David Bowie de Laberinto, o en la voz de Candyman. Una aventura gráfica con mucha personalidad, creada, entre otras cosas, para lucir y sentirse diferente. Lo logra. [i]
DESARROLLADO POR: Harvester Games
DISTRIBUIDO POR: Harvester Games
GÉNERO: Aventura Gráfica
DISPONIBLE EN: Windows
QUÉ ONDA: Angie Weather, una enfermera con un pie en la tumba, se embarca en el que sería su último trabajo: cuidar a un anciano dueño de una granja. Lo que sigue después es su voluntad de salvarse del cáncer a través de los peculiares, fantásticos y peligrosos desafíos que nos presenta el juego. Por supuesto, nuestras decisiones marcarán la diferencia.
LO BUENO: originalidad, arte, música, voces, guiones. Es una fiel nueva entrega de Harvester que toma todo lo bueno de sus creaciones pero también reinventa con nuevas mecánicas, mejor calidad artística y balance de situaciones.
LO MALO: a los más puristas del género pueden no gustarle las secuencias de disparos, los interludios que se basan en la precisión de los saltos (principalmente cuando encarnamos felinos) o alguna cosilla QTE que quizás no suma en nada.
Este análisis de Burnhouse Lane fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

Diego “Santos” Reig, diseñador, escritor, amante de la cocina y gamer a ultranza. Ávido de placeres espirituales, busca la sabiduría al final de un libro, en el fondo de un plato (o copa de tinto), y al trascender las vicisitudes de un videojuego. Sus pasiones en la virtualidad son las aventuras gráficas, los juegos de rol, y engordar monstruos feos a base de plomo binario. Instagram.
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