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Destiny 2: Lightfall [REVIEW]

Eclipse total del corazón

Acá estamos. Ocho años después del primer “eyes up, Guardian”, comenzamos a ver en el horizonte el destino final de nuestro viaje. Después de este Destiny 2: Lightfall (“Eclipse”, en español), queda un capítulo más y luego cerrarán el telón. Pero volvamos al presente, donde la humanidad y sus aliados van perdiendo la lucha por la supervivencia. Un presente oscuro, donde la derrota parece inminente. El Testigo, principal enemigo, tiene su flota de naves espaciales piramidales frente a la Tierra, listo para destruir a su viejo contrincante —y nuestra fuente de poder— El Viajero. La suerte está echada, pero un último misterio puede salvarnos. ¡Nos vamos para Neptuno, donde parece que los ochenta volvieron con todo!

Ante todo, esta review va limpita y sin spoilers, como manda la moral y las buenas costumbres. Dicho esto, comencemos sin miedo.

Después de la majestuosa tarea realizada en The Witch Queen, nuestra expectativa estaba muy alta. En especial para algunos fans, que estamos tan pasados de mitología que usamos The Book of Sorrow como biblia (si no entendieron el chiste, aún están sanos). Fuera de este grupo de enfermitos, el jugador promedio de Destiny 2 está bastante al tanto de la historia y la reconoce como un aspecto importante de su relación con el juego. Es por ello que hoy la comunidad se reparte entre gente que no entiende a que viene tanto enojo, otros gritando al cielo mientras compran un lanzallamas por Mercado Libre y, por último, aquellos que todas las tardes nos vamos a duchar en posición fetal, llorando.

Triángulo de amor bizarro

Volvamos por un minuto a la historia, recapitulemos un poco e intentemos resumir mucho. El Testigo es una poderosa entidad que, más que malévola, lleva el darwinismo demasiado lejos. Es decir, su sueño dorado es eliminar toda imperfección del universo, tomando como imperfecta toda raza que sienta dolor en su vida. La verdad es que no está como para escribir un libro de autoayuda.

En contraposición, El Viajero —quién nos otorga los poderes de Guardián— es fuente de vida, una entidad con capacidad para terraformar mundos y desarrollar especies. Desde el inicio del universo, El Testigo persigue a El Viajero y extingue toda civilización que éste haya cultivado. Pero esta suerte de “segador” ya está cansado de esta persecución, considera que es hora de terminar la partida. En sus propias palabras: “Basta. Basta de muerte. Basta de vida”.

Así, Destiny 2: Lightfall comienza con una batalla espacial donde la derrota parece inminente. Nuestras naves caen como moscas ante el poder y el tamaño de la flota piramidal. El Testigo comienza la peregrinación final hacia su antiguo enemigo, listo para el golpe de gracia. Pero, cuando alza su mano para dañar a El Viajero, algo ocurre… una visión en su mente. Imágenes extrañas pasan como rápidos flashes y entonces se fijan en un planeta: Neptuno. Allí se oculta lo que El Testigo necesita para la última puntada, un artefacto o una entidad conocida como El Velo.

Sin perder un segundo, envía a por él a su nuevo Discípulo, Calus, ex emperador Cabal (que sigue usando el título en público porque tiene serios problemas de autoestima). Para quién no tenga noción, los Cabal son una raza que conquista y esclaviza mundos como un buen plan de fin de semana, al nivel de lo que para nosotros es organizar un asado con amigos. O sea, gente re jodida.

Si bien tenemos algunas sospechas, no sabemos quién escondió El Velo en Neptuno. Pero quién haya sido, es bastante retorcido: lo ocultó en una ciudad que, a su vez, nadie sabía de su existencia. Sí, la Última Ciudad de la Tierra no es la última ciudad. Neomuna es una civilización fundada por una de las colonias terrestres que escaparon de nuestro primer evento apocalíptico, hace miles de años. Y, de manera activa, durante todo ese tiempo buscaron activamente permanecer fuera de nuestro radar.

Aquí comienza una persecución loca y desbocada tras Calus, para impedir que se haga con este “Velo”. Llegamos a Neomuna y conocemos a los Cloud Striders, el equivalente a los Guardianes de la Tierra, pero con un giro. Se trata de humanos modificados a base de meterles nanobots como si fueran hormonas de crecimiento. A diferencia nuestra, que somos elegidos por El Viajero, ellos se ofrecen como voluntarios, aceptando un gran sacrificio: a partir y a causa de su modificación, solo tienen diez años de vida. Gran contraste con los casi inmortales Guardianes.

Así conocemos a los dos Cloud Striders que nos acompañan en la aventura, Nimbus y Rohan. El primero es el novato, el otro el veterano, en un intento de “buddy movie” que no termina de cerrar (por falta de desarrollo de los personajes). También, apenas al aterrizar, tomamos en contacto con el nuevo poder: Strand (Atadura). Una habilidad de la Oscuridad con la que seguro Sheldon Cooper estaría superemocionado, porque está basada en cuerdas. ¿Podremos sujetar a Calus con ellas?

¿Quiere acompañar su combo McGuffin con Decepción y Dolor?

Mucho se está hablando del “McGuffin” de Destiny 2: Lightfall, pero por lo mal empleado que está. Y no, no es un combo de McDonalds. Esta es una expresión que comenzó a utilizar Alfred Hitchcock, para señalar un objeto o una situación cuya función es, simplemente, encausar la narración. ¿Recuerdan el maletín de Pulp Fiction? Nunca supimos que tenía dentro, pero no importaba, porque el “chimichurri” de la historia iba por otro lado.

Por desgracia, en esta expansión, lo que hace de McGuffin es algo que no solo es central en la historia, sino fundamental en la mitología del juego. La campaña termina y no obtenemos una sola respuesta o explicación al respecto. Para más, el resto de los personajes parecen conocer a la perfección la naturaleza y función de esto. En resumen, se siente como si nos hubiéramos saltado la mitad de las cinemáticas y los diálogos. Pero no, ¡sencillamente lo que ocurre es que faltan!

Además, la campaña pierde demasiado tiempo y demasiadas misiones en introducir la nueva subclase. Esto es una de las cosas que hace que la relación “buddy movie” no funcione y le quite todo aspecto emocional, porque no dedican tiempo a explorar la relación entre los dos Cloud Striders. Ni hablemos del binomio Calus y su hija Caiatl, emperatriz Cabal y nuestra aliada. Es increíble como dejaron pasar esta chance de meter un dramón griego, de esos que estrujan las tripas.

En resumen, la historia de la campaña es mala, pero la narrativa es todavía peor. Quizás sea menos notorio, o incluso invisible, para quién arranca Destiny por primera vez. Tiene la mediocridad que uno podría llegar a considerar, prejuicio mediante, como estándar y soportable en un shooter. Pero esto no es un shooter cualquiera, venimos de la obra maestra que fue The Witch Queen y nos queda nada para culminar la saga. La franquicia ahora necesita calidad y respuestas a mil preguntas. Destiny 2: Lightfall, en la historia y en lo narrativo, no tiene ninguna de las dos.

Don’t strand so close to me

Sin duda, lo que más nos apena de lo anterior es que empaña una campaña que, en lo jugable, es súper divertida. Strand es una nueva sub clase que se siente poderosa, dinámica, móvil, incluso frenética. Si bien tiene diferentes habilidades y “súpers” para las distintas clases, todos los guardianes comparten una especie de gancho que reemplaza a las granadas. Esto agrega un movimiento transversal, pudiendo engancharlo a aliados, edificios, naves o incluso a la nada misma, para lanzarnos a gran velocidad hacia el punto de anclaje. Además, si lo enganchamos a enemigos, es posible terminar la traslación con un vistoso golpe potenciado, que los deja llenos de porquería verde.

Cayde-6: Not forgotten

Además de Strand, Destiny 2: Lightfall tiene mejoras de calidad vida que lo transforman en una especie de Destiny 2.5. Por ejemplo, la profunda remodelación de la interfaz de usuario, donde hay más vistas, pero simplifican un montón el trabajo de gestionar nuestros personajes. Por ejemplo, ahora tenemos la posibilidad de guardar nuestros diferentes builds, pudiendo intercambiar entre ellos y equiparlos con un simple click en un ícono. Incluso tenemos una pantalla adicional donde, en una sola vista, vemos todos los modificadores que tenemos equipados. Un lujo total, una mejora que es probable que incluso supere la expectativa de la comunidad.

Ya que estamos hablando de mods, es uno de los sistemas que se simplificaron, sin quitarle demasiada profundidad (algún veterano me puteará al leer estas líneas). Ahora es más sencillo para el recién llegado, puesto que se unificaron todos los sistemas para potenciarse en uno solo. De la misma forma, el sistema de crafteo de armas se terminó por simplificar tanto, que ahora resulta una vieja anécdota de la cual se perdieron los detalles.

Por el contrario, algunos cambios no dieron en el blanco. El nuevo sistema de calificaciones hace que, al final de una actividad, podamos recompensar a nuestros compañeros con diferentes cartas con “elogios”. Está bien intencionado, pero mal implementado, con pocas opciones de calificación (algunas ridículas) y poco tiempo para calificar.

En el mismo sentido, los nuevos rangos de Guardián, algo que debería mostrar la veteranía de los jugadores, termina sirviendo como un “checklist” para jugadores nuevos. No refleja para nada la experiencia o las horas invertidas en el juego, es sólo algo más para farmear, ya que cometieron la ridiculez de agregarle un reset por temporada.

Eclipse total del corazón

Desde hace unos años, Bungie jura que no lanzará Destiny 3 en el mediano plazo. Y la realidad es que la base sigue resistiendo el paso de los años, con algún signo de envejecimiento, pero nada muy grave. Neomuna se ve estupenda y tiene un gran diseño, quizás lo único criticable es que se siente muy vacía. Algo que es justificable a través del argumento, pero aun así la sensación está.

En cuanto al multijugador, seguimos en la misma: está bien, pero pocas novedades. Los nuevos lo verán como algo excitante, los veteranos lo mirarán con resignación. Desde hace mucho tiempo, el foco de Bungie es el PvE y esto no ha cambiado con Lightfall.

Pasando al apartado sonoro, la calidad de la OST es excelente, logrando en todos los casos una gran congruencia y potenciando lo que ocurre en pantalla. De la misma forma, los efectos de sonido potencian todavía más un gunplay inoxidable, que cada día parece disparar mejor. Y el elenco de actores y actrices de voz, siempre a la altura (te quiero mucho, Lance Reddick ¡oh Comandante, mi comandante!).

Por todo esto es que —a los que amamos esta saga, pero no nos ciega el fanatismo— nos duele tanto la “patinada” con la historia. Es el penúltimo capítulo, no hay tiempo para perder en pavadas. Es tiempo de respuestas y de emociones fuertes, de dramas intensos como los que vivimos en The Witch Queen o Forsaken.

Never Let Me Down Again

Vale la pena aclarar que esta review no es completa hasta que no haya jugado la raid (incursión) que se estrena este viernes 10 de marzo. Con un poco de suerte, allí estarán las respuestas que nos faltan. Ojalá pueda comerme mis palabras. Ojalá esto no termine en que “un ejecutivo metió la cola” y presionaron al equipo narrativo para que meta las respuestas en historias de temporadas. Porque recordemos que ese es un contenido anual que se paga aparte.

Como sea, toda la comunidad desea que, de alguna manera, solucionen al menos en parte este disparate narrativo, para que Destiny 2: Lightfall pase de “buena” a “excelente”. Se lo merece también la gente que trabaja en Bungie y que se quema las pestañas haciendo un juego cada vez mejor. Está claro que no solo pueden narrar historias de una manera magistral, sino que fueron y son capaces de armar una de las mejores mitologías de la industria. Ojalá que este eclipse pase pronto. [i]


ACTUALIZACIÓN 14-03-2023

Bueno, ya terminé la raid. Decidí que este año no iba a meterme en la carrera por los primeros del mundo por una sencilla razón: como bien supo resumir e inmortalizar Danny Glover, “I’m too old for this shit”. Pero, luego de experimentar las mecánicas y dificultad involucrada, lamento no haber corrido la carrera, ya que el modo de desafío —primeras 48 hs— fue en extremo sencillo, comparando con años previos.

Aquí, tenemos un primer punto que mucho no agradó a la comunidad, porque se supone que es un desafío para los veteranos.  Terminar la raid durante las primeras horas, es una muestra de esfuerzo y profundo conocimiento sobre las mecánicas del juego. Los “Nueva Luz” tienen el resto del año para jugar en modos más amables.

Hay equipo

A pesar de lo anterior y en el balance final, Root of Nightmares (Raíz de las Pesadillas) me gustó. Es cierto que sus mecánicas son muy sencillas con respecto a otras raids, como pueden ser Last Wish o Vow of the Disciple. Pero, aun así, es una actividad divertida en casi todos sus encuentros.

Por otra parte, junto con Neomuna, es una muestra de la maravilla que puede lograr el departamento de arte de Bungie cuando se pone media pila. El entorno no podría ser más jugoso para cualquier amante del lore: nada más ni nada menos que la nave pirámide de El Testigo. De hecho, mi fase favorita ¡se da en la sala donde mueve los planetas, la que sale al final de The Witch Queen!

En cuanto a la estética, está relacionada con lo que ocurre en la cinemática inicial de Lightfall. Recordemos que allí la pirámide de El Testigo es alcanzada por un rayo de El Viajero. Este ataque no solo destruye parte de la estructura, sino que de alguna manera la afecta con el poder terraformador de la Luz.

Así, por lo anterior, durante toda la actividad existe un bellísimo contraste entre la frialdad angulosa de la Oscuridad y los retorcidos, coloridos y hasta lisérgicos diseños de la Luz. Un contraste que se ve reflejado en mecánicas y, algo que me encantó, una total correlación con el lore. Por ejemplo, como ambas fuerzas en combinación nos protegen de un poderoso ataque. O como Nezarek —Dios del Dolor, el jefe final de esta incursión— es repudiado por ambas fuerzas.

En resumen, no está ni cerca de ser la mejor raid en lo jugable o en mecánicas, pero cumple. Su mayor pecado es ser sencilla, pero complementa con la diversión que aporta. De hecho, para mejorar nuestra chance de obtener el mejor drop (la escopeta exótica), hicimos todos los desafíos y nos llevó poco más de dos horas. Sin dar tantas vueltas con esto y con más experiencia, se puede hacer en la mitad del tiempo, otra muestra de la sencillez de la actividad.

Por último, dijimos que es muy destacable el contenido mitológico de la actividad.  De hecho, cualquiera que tenga un mínimo conocimiento la disfrutará mucho. Pero, por desgracia, nuestra última esperanza se esfuma: no hay nada en esta raid que arregle el problema narrativo de la campaña. Tendremos que seguir esperando a que El Velo se corra y tener por fin nuestras respuestas. [i]


DESARROLLADO POR: Bungie Studios
DISTRIBUIDO POR: Bungie Studios
GÉNERO: Looter shooter
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S.

QUÉ ONDA: Infinity War sale mal.
LO BUENO: Excelentes mejoras de calidad de vida. La nueva subclase y su divertida jugabilidad. El gunplay, siempre.
LO MALO: La historia, insípida y sin respuestas.

Este análisis de Destiny 2: Lightfall fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

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