The Bookwalker: Thief of Tales resulta una fascinante aventura, con un gran foco en lo narrativo, que cautiva de principio a fin. Asumimos el papel de Etienne Quist, un talentoso escritor devenido en ladrón, que posee la extraordinaria habilidad de sumergirse en los mundos de los libros. La premisa es intrigante: Etienne debe utilizar sus poderes para viajar entre la realidad y los distintos universos literarios, robando objetos —tal como el Martillo de Thor— para recuperar su capacidad de escribir.
Tanto los motivos por los cuales Etienne fue desterrado de su oficio como las particularidades de cómo funciona este universo son, al principio, un misterio. Un condimento que agrega “picantito” a una gran narrativa y construcción de mundo, con sus propias reglas e instituciones mágicas que regulan la actividad creativa de los escritores.
Así, aceptamos trabajar para una especie de “capo mafia” que, a cambio de algunos trabajos “flojitos de papeles legales”, nos promete devolvernos nuestro estatus como escritor. A medida que avanzamos, la trama se desenvuelve y se vuelve más intrigante en cada paso hacia el desenlace del juego. Del mismo modo, la ambientación se enriquece con fusiones cada vez más extravagantes de mitologías y universos literarios.
En cuanto a la jugabilidad, The Bookwalker: Thief of Tales nos ofrece una mezcla divertida. En primer lugar, cuando exploramos el mundo real, asumimos una perspectiva en primera persona, lo cual nos sumerge en la narrativa, nos permite darle contexto y es donde la historia progresa con mayor ritmo. Además, se convierte en un elemento crucial para la inmersión del jugador. Luego, cuando comenzamos una misión al meternos en el universo de los libros, el juego pasa a una perspectiva isométrica.
De esta manera, la jugabilidad se adapta a un planteo entre aventura “point & click” y combate por turnos. Es importante mencionar que este sistema de pelea no es realmente profundo. Lo interesante aquí es la administración de la “tinta”, el recurso que alimenta todas nuestras acciones, tanto los ataques puntuales como los de área de efecto. Reponerla, tanto a través de objetos como de habilidades, y utilizarla de manera racional es la clave que condimenta el combate.
Esta necesidad de espesar la mecánica tiene que ver con que la progresión del personaje y habilidades prácticamente no existe. Algo que es imposible echar de menos en un juego con un planteo de combate como este. Aunque, considerando su duración total —menos de ocho horas— y el peso que tiene la historia por sobre otros apartados, no llega a ser un problema grave.
Además, las decisiones que tomamos tienen impacto en la historia y en lo jugable, pudiendo ir cambiando los resultados y derivaciones a partir de ellas. También hay lugar para los puzzles que, a pesar de ser bastante sencillos en general, son interesantes. En resumen, los desafíos planteados no son desafiantes, como tampoco demasiado complejos.
A pesar de esto, The Bookwalker: Thief of Tales brinda una gran experiencia, en especial por su historia, narrativa y construcción del mundo. Una aventura que tiene todos los condimentos necesarios para mantenernos enganchados de principio a fin. [i]
DESARROLLADO POR: DO MY BEST
DISTRIBUIDO POR: tinyBuild
GÉNERO: Aventura
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S, PS4, Xbox One.
QUÉ ONDA: Una original aventura, que combina una narrativa de peso con combate por turnos.
LO BUENO: La construcción del mundo. Pese a lo sencillo, la gestión de recursos en los combates es interesante. La historia.
LO MALO: El combate no tiene mucha profundidad. Sus puzzles son atractivos, pero no tienen mayor desafío.
Este análisis de The Bookwalker: Thief of Tales fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.
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