Calidad en ascenso
De todas las franquicias maltratadas en la industria del videojuego, Alien es una de las más chocadas (nada puede llegar al nivel de maltrato de Warhammer, está claro). Si bien Alien: Isolation le dio un respiro, el resto de títulos lanzados —Colonial Marines, Fireteam Elite— parece empeñado a sepultar el promedio de calidad. Por suerte, aun sin tomar el camino del terror, Aliens: Dark Descent vuelve a levantar la vara, como si fuera una Ripley con exoesqueleto de carga.
El mejor monstruo de la historia del cine es un todoterreno que puede transitar los caminos del terror, la ciencia ficción y la acción. Así, Aliens: Dark Descent se propone capturar “el espíritu James Cameron” del querido xenomorfo. La estética, armas, personajes, vehículos y dirección de arte siguen la estela dejada por la excelente película de 1986, Aliens. Incluso su atmósfera coloca al terror en un segundo plano, para abrazar con fuerza la táctica y tensar nuestros nervios en cada pasillo recorrido.
Para empezar, la historia del juego no busca ser compleja, sino dar las premisas de como llegamos a una situación desesperada (y un poco de fan service, para que mentir). Las referencias presentes en el juego son reconocibles para los fanáticos, pero no resultarán confusas para los recién llegados. Es decir, todo este despelote se lo debemos a la Weyland-Yutani Corporation y sus chanchullos. La explicación no deja afuera a nadie (corporación = villano) pero además, a algunos, se les dibujará una sonrisa.
Aliens: Messy Descent
En primer lugar, tenemos una introducción a bordo de un carguero espacial, que combina elementos jugables y cinemáticos. Aquí, los jugadores más conocedores de universo adivinarán cada giro de los acontecimientos, como si lo supieran de memoria. Este pasaje también sirve como una oportunidad para aprender las mecánicas de juego básicas y adaptarse a la forma de control propuesta (de la cual hablaré más adelante).
Sin embargo, una serie de eventos desafortunados (y muy sangrientos) ocurren a bordo de la nave, involucrando —cómo no— a un maldito “sintético” corporativo. Estos sucesos conducen a un aterrizaje forzoso, por no decir que “nos la ponemos de lleno” contra un planeta, donde funciona una colonia minera. O, mejor dicho, funcionaba.
A partir de esto, los problemas comienzan a acumularse. Nos encontramos incapaces de establecer contacto con la Federación Unida de Sistemas Planetarios o la corporación Weyland-Yutani. Un estricto sistema de cuarentena planetaria nos impide abandonar el planeta, y para empeorar las cosas, nuestra nave está hecha pelota, sin posibilidad de despegar.
Para frutilla del postre, cuando intentamos contactar con la colonia minera, no hay respuesta. Tras una primera expedición de exploración, caemos en cuenta de que la colonia está completamente infestada por xenomorfos. Algunos colonos sobrevivieron, pero es imposible saber cuantos están en buenas condiciones y cuantos están en “la dulce espera” de un aliencito bebé. Y, para peor, todos sabemos que la Weyland-Yutani no tiene un plan de salud que cubra partos alienígenas.
ALIENtemos marines, pero desde el control central
Aliens: Dark Descent nos invita a tomar el control absoluto de la situación, tanto en la planificación del escape como en la guía de los valientes marines que enviamos a sus misiones. En primer lugar, encontramos un encantador y competente sistema de gestión de la base. Aquí, debemos tener en cuenta varias categorías esenciales, como las barracas, el taller, las salas médicas y el laboratorio. Estas instalaciones nos permiten manejar la dotación de soldados, mejorar nuestra nave y armamento, cuidar de la salud y el bienestar psicológico de nuestra tropa, y desarrollar artilugios mediante el estudio de muestras de xenomorfos.
De esta manera, se nos presenta el desafío de manejar los recursos recolectados en las misiones jugables, así como también en aquellas que se desarrollan a través de decisiones tomadas entre misión y misión. Para esto último, el juego utiliza un sistema de cuadros de diálogo, que nos plantea diversas opciones y nos obliga a tomar elecciones, en ocasiones extremas. En resumen, me llevé una muy grata sorpresa con todo este apartado en general, muy por encima de la profundidad que esperaba.
Tomando antiácidos para chestbursters
Por supuesto, Aliens: Dark Descent no es un juego de construcción de ciudades. No pasamos todo el tiempo administrando recursos, también llega el momento del plomo y el fuego de lanzallamas. Así, una vez seleccionado nuestro pelotón, los enviamos a uno de los mapas disponibles, los cuales están repletos de objetivos, tanto primarios como secundarios.
Ahora, aquí viene un dato importante que el juego no explica y se aprende a fuerza de darse la cabeza contra la pared (o contra un facehugger). Teniendo en cuenta que se trata de un juego de táctica de escuadrón, los mapas son estúpidamente enormes. Encontramos zonas abiertas, claustrofóbicas, laberínticas e incluso con múltiples niveles verticales para explorar. Ahora sí, muy importante, presten mucha atención a estas palabras: nadie espera que completen todos los objetivos en una sola expedición. Es simplemente imposible, no solo por la inmensidad del terreno (y la cantidad de balas que implica), sino también por el desgaste psicológico que sufren los marines.
Así es, nuestras tropas acumulan estrés durante las misiones, lo cual puede resultar en la adquisición de rasgos negativos. Al mismo tiempo, van ganando experiencia, subiendo de nivel y obteniendo rasgos positivos. Y para completar el panorama, también existen los rasgos iniciales, que pueden ser tanto uno como otro. Entre ellos, nos encontramos con francotiradores, miopes, fobias a la sangre, paranoia, “bolsillos grandes” y muchos más. De esta forma, se genera otra mecánica, donde tenemos que hacer malabares con la naturaleza del marine, con los traumas que acumule y con las ventajas que gane a través de su desarrollo.
Marines versus aliens
Si bien se siente como algo repleto de acción, la jugabilidad de Aliens: Dark Descent se fundamenta en la estrategia y la toma de decisiones tácticas. Debemos planificar cuidadosamente nuestra ruta, considerando los puntos de infiltración y las áreas de extracción para nuestras tropas. A través de una perspectiva aérea, dirigimos las operaciones en tiempo real, emitiendo órdenes simples, tales como caminar, recoger objetos, inspeccionar elementos (los marines disparan solos, porque no son tontos). Cuando llega el momento de las acciones especiales —como el fuego de supresión o arrojar grandas—, el tiempo se pausa o se ralentiza para facilitar la tarea. Es importante destacar que las instrucciones se aplican a todo el pelotón, y en caso de tareas individuales, la inteligencia artificial decide quién las realiza.
Otra particularidad del juego es que nos empuja a evitar el contacto con los aliens a toda costa. Si nos descubren, se desatará una cacería implacable que aumentará la presión de la colmena xenomorfa. Y, a medida que este indicador se eleva, también lo hace la dificultad del juego.
Aquí el problema radica en que, aunque queda claro que los enfrentamientos directos nos penalizan, los elementos necesarios para un buen uso del sigilo se sienten toscos y poco desarrollados. No importa que tengamos dispositivos que nos ayuden, como los clásicos detectores de movimiento, la ejecución en esta área es regular. Pese a todo, el sistema de control funciona y transmite una muy buena sensación en todo momento.
Más que Descent(e)
En cuanto al apartado gráfico, el juego cumple ampliamente con la calidad, los detalles y el diseño, especialmente considerando su género. Los efectos de sonido están bien logrados y añaden tensión a medida que nos adentramos en los oscuros pasillos. En conjunto, logra capturar la esencia de una película de Alien, como si fuera dirigida por un James Cameron medio vago que prefiere no mover mucho la cámara.
Así, Aliens: Dark Descent se posiciona como uno de los mejores juegos de la franquicia. No solo por su respeto hacia el material original, sino también porque brinda una experiencia sólida como juego táctico de escuadrones, a pesar de algunas pequeñas deficiencias que necesitaban un poco más de horno. O, en este caso, de gestación en algún abdomen. [i]
DESARROLLADO POR: Tindalos Interactive
DISTRIBUIDO POR: Focus Entertainment
GÉNERO: Estrategia, táctica de escuadrón
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S, PS4, Xbox One.
QUÉ ONDA: El mejor bicho del cine recibe un juego a la altura de su belleza.
LO BUENO: Captura de manera excelente el espíritu de Aliens de James Cameron. Control que se siente muy agradable. Buen planteo estratégico y táctico. Sistema de gestión de base muy disfrutable.
LO MALO: Problemas de optimización. Bugs de distinta gravedad, de los cuales algunos provocan crasheos (y los checkpoints no son generosos). Las mecánicas de sigilo, regulares.
Este análisis de Aliens: Dark Descent fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Secretario de Redacción de [IRROMPIBLES] y fundador de la Iglesia Savathûnista. ¿Tienen dos minutos para que les hable de Savathûn, que es el Camino y la Salvación? Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).
- CALIFICACIÓN85%