La fiesta inolvidable
Si tuvieron (o tienen aún) la suerte de poseer una Nintendo Wii, me atrevo a decir que el fichín que más tiempo jugaron, no fue Zelda ni Mario, sino Wii Sports. Wii Sports fue un juego de lanzamiento de la consola, que de hecho venía incluido con la compra de la misma, y servía más bien como demo técnica de lo que la Wii era capaz de hacer con sus sensores de movimiento.
Fue una jugada muy inteligente de Nintendo de cara al consumidor, pero poco práctica quizás a nivel financiero, ya que nos daba “gratis” el juego más explotado de la máquina. Por eso, para la siguiente generación, Nintendo se dio cuenta de que la gente igual pagaría por un videojuego de las mismas características; entonces volvió a desarrollar una demo técnica, la llenó con más y mejor contenido, y lo sacó a la venta por separado al mismo tiempo que la Switch.
Su nombre fue 1-2-Switch, y mal no le fue, porque hasta diciembre de 2021, donde se recabaron los últimos datos, el título vendió más de 3 millones y medio de copias (para que se den una idea, Xenoblade Chronicles 2, hasta la misma fecha, vendió un millón menos de unidades).
Se ve que ahí a Nintendo le entró el gustito por cobrar por party demo técnicas, y aprovechando que Switch está dando sus últimos respiros antes de dar paso a la nueva gen, lanzó una secuela que, si uno lo piensa dos segundos, no tiene razón de ser. Pero así llega a nuestras manos el inesperado Everybody 1-2-Switch!
Todos los que jugamos su predecesor, nos damos una idea bastante clara de lo que este nuevo título puede ofrecernos, despejando además cualquier indicio de duda gracias al “Everybody” de su nombre. Su intención es evidente: traer un repertorio nuevo de minijuegos, más orientados al público masivo y encuentros multitudinarios.
Así nos lo introduce también su anfitrión, un hombre-caballo al parecer sacado de BoJack Horseman y renombrado como, agárrense eh… Horace, que además nos va a guiar por cada una de las competencias sin dejar de hablar un segundo, al igual que Mister Ed.
Apenas lo iniciamos, Everybody 1-2-Switch! nos pregunta si queremos jugar sólo con joy-con, o también con smartphones. La diferencia radica en que la primera opción admite hasta 8 jugadores, mientras que la segunda hasta 100, un número difícil de alcanzar salvo que sea una fiesta corporativa, o el cumpleaños de Roberto Carlos.
La oferta de minijuegos también cambia, dado que algunos sólo pueden disfrutarse con los controles de movimiento de la Switch, mientras que otros precisan de la pantalla del celular —como por ejemplo, el Bingo—. Entre el catálogo de juegos, podemos encontrar algunos algo interesantes como Defensa ninja, y otros bastante insípidos como Heladería.
Aunque el premio a la bizarreada extrema se lo lleva el de Ovnis, donde tenemos que hacer un baile más ridículo que la fusión para que estos seres extraterrestres vengan a visitarnos. Pero más allá de tener que realizar movimientos tan absurdos (y monótonos), el impacto viene por el lado de las caripelas. En serio, ¿a quién se le ocurrió que este diseño era simpático? ¡Miren lo terroríficos que son! Gracias Chiche Gelblung por traumarme la infancia.
Otra de las preguntas que Everybody 1-2-Switch! nos hace, antes de comenzar, para filtrar la selección, es si nos encontramos en un lugar espacioso y tenemos posibilidad de hacer ruido. Esto condiciona la oferta de minijuegos, pero no tanto como debería. Me ha pasado de decirle que no podía moverme, ni hacer escándalo —algo bastante normal para mi columna treintañera, pero que además se debía a que estábamos probando el juego a las 12 de la noche— y al fichín le entró por un Joy-con y le salió por el otro. Nos hizo saltar, simular que corríamos, y poco más cantar una serenata.
En total, según Everybody 1-2-Switch!, tenemos 44 juegos diferentes, pero en realidad estamos frente a un número muy, MUY menor, dado que que la mayoría son variaciones del mismo. Es como cuando comprábamos de chicos en el Todo por $2 una Brick Game —más conocida como 9999 juegos en 1—, pero sabíamos que a lo sumo traía 15 y gracias.
Teniendo en cuenta la originalidad del catálogo del 1-2-Switch, Nintendo tenía una buena base donde construir nuevas ideas, o mejorar las que ya había. Sin embargo, se decantó por diseñar juegos completamente diferentes, que no les llegan ni a los talones a la entrega del 2017. La mayoría de las competencias destacan (las que lo hacen), no por su diseño, rejugabilidad o gratificación, sino por la sensación de ridiculez y vergüenza ajena que nos despierta.
Es el caso, por ejemplo, de Globos al límite, Caderas poderosas y, mención MUY especial, para Un, dos, tres, congelados, donde la mirada filosa de este niño nos hace sospechar que trama planes bastante turbios, dignos de una peli de terror clase B.
El resto de los minijuegos —es decir, la mayoría— son altamente olvidables, con excepción, obviamente, del de los aliens, que los va a perseguir en sus pesadillas. Hagamos una pausa para volver a apreciar semejante horror, por favor.
Ahora sí, continuemos.
Decía que los minijuegos restantes pasan sin pena ni gloria, y esto es debido que los desarrolladores no se pararon a pensar un segundo qué podría ser divertido de experimentar en grupo, o quizás, porque nunca fueron a una fiesta en su vida. No les exagero, uno de sus minijuegos se trata de llevar la cuenta de un cronómetro, otro de escribir en un anotador pedidos de comida de clientes, hay uno de saltar la soga e incluso de hacer sentadillas. ¡Hacer sentadillas!, no lo hacía ni cuando iba al gimnasio, menos si estoy en una fiesta.
Los minijuegos disponen de una intro con explicación cada uno, lo cual está muy bien para la primera vez que los experimentamos. Sin embargo, los tutoriales no se pueden saltear si estamos jugando solo con los Joy-con (vaya uno a saber por qué), y terminan siendo una molestia si ya estuvimos compitiendo durante varias rondas. Luego de una horita, el minijuego favorito va a ser insultar al centauro invertido y pedirle por favor que se calle de una vez.
Otro de sus problemas, además de la poca diversidad de contenido, es que no sabe cómo combinarlo de forma práctica. Cada ronda, una ruleta con cuatro juegos los mezcla para sacar uno al azar. Al completar uno, ese minijuego se va, para dejar lugar a otro, que en el 90% de las veces termina siendo una versión más avanzada del mismo. Así, durante toda la competencia, prácticamente, vamos a estar limitados a los cuatro exactos una y otra vez.
Su tono cómico y ridículo tampoco termina de cerrar: una intención interesante que bebe directamente de WarioWare; lástima que la originalidad se les quedó atragantada en el camino, y el humor tiene una sobredosis de irritabilidad.
Everybody 1-2-Switch! es ese invitado que llega a la reunión con toda la intención de destacar, ser el alma de la fiesta y protagonizar las mejores anécdotas; pero luego de un ratito, cansa a la mayoría con su insistencia y, si termina siendo recordado, no lo hace justamente por su simpatía. [i]
DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Nintendo
GÉNERO: Party game
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch
QUÉ ONDA: La secuela de 1-2-Switch que nadie quería y seguramente nadie recuerde por mucho.
LO BUENO: El emparejamiento con smartphones funciona increíblemente bien y sin obstáculos. Pueden jugar hasta 100 personas. El bingo para una reunión de jubilados, garpa.
LO MALO: Cero originalidad. Los minijuegos son tan aburridos como monótonos. El presentador Horace es insufrible. Escasa variedad de competencias y pésimo sistema de combinación. ¡Esos aliens!
Este análisis de Everybody 1-2-Switch! fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.
Facundo Fernández Lleventon, alias Cufa, es Jefe de Redacción de [IRROMPIBLES], game designer, fotógrafo, escritor y filósofo del fichín. Peleado con la PC desde la niñez, es un hereje que defiende a las consolas como plataformas preferidas. Su mayor logro fue haberse infiltrado en las oficinas de CD Projekt, y su peor fracaso, haberse ido.
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