Reviews

The Cosmic Wheel Sisterhood [REVIEW]

Creando nuestra propia suerte

“Está sola en la casa. (…) Empieza Paula a sentir la tentación,
por primera vez intensa hasta darle náuseas.
¿Por qué no?, ¿por qué no? Afirma preguntando, pregunta al afirmar.
Es ya algo fatal, hay que hacerlo”.

Bruja
~Julio Cortázar


Una semana. Eso es lo que tardé en pasar entero The Cosmic Wheel Sisterhood. Aunque afectado por la falta de tiempo, cansancio y obligaciones, la causa verdadera de su demora fue que precisaba digerirlo poco a poco. Una semana también fue lo que tardé en tomar coraje para sentarme a escribir esta review: necesitaba asimilarlo, darle espacio a las ideas para que echen raíces. No es fácil escribir sobre este juego.

Pero más difícil debe haber sido escribirlo.

Si estamos ante una obra donde abunda lo sobrenatural y la hechicería, la pluma de Jordi de Paco debe de haberse tratado de una varita, porque lo que hizo con The Cosmic Wheel Sisterhood solo puede catalogarse como “magia”. Esta nueva creación de Deconstructeam da cátedra de cómo construir un relato, desarrollarlo con elegancia y definir a sus personajes, sin utilizar más recursos que su propia y soberbia prosa.

Es un videojuego que tiene mucho para decir, y sabe bien cómo hacerlo.

Su historia nos sumerge en la vida de Fortuna, una bruja que ha sido condenada por la líder de su aquelarre a un exilio de mil años. Como parte de su castigo, también le han sido extirpadas sus cartas de tarot, con las cuales manifestaba su don de la videncia. Tras doscientos años de exclusión, Fortuna sabe que no podrá soportar los restantes ochocientos, así que decide invocar a un behemot —criatura severamente prohibida— para sellar un pacto que la ayude a recuperar su libertad.

Gracias a ese nuevo vínculo, Fortuna aprende de Ábramar cómo crear una nueva baraja, y así comenzamos nuestra carrera por las artes adivinatorias y, no menor, artísticas.

A diferencia de otros deck buildings, donde la tarea se limita a descubrir y coleccionar cartas, The Cosmic Wheel Sisterhood va un paso más allá, delegando en nosotros la responsabilidad de su creación. Y digo responsabilidad, porque dependiendo de cómo lo hagamos, su efecto puede (y va a) variar.

Las cartas se crean en base a la combinación de tres ingredientes: fondos, arcanos y símbolos; y cada uno de ellos tiene un coste de magia, ligado al elemento al que pertenece. Estos son aire, agua, tierra y fuego, que a su vez simbolizan distintos tipos de energías. El significado de cada carta es el resultado de su ecuación energética, y la forma en que afecta a la historia varía según los elementos que hayamos utilizado en su construcción.

Como Fortuna se ve impedida de salir de su casa, son los demás personajes los que irán visitándonos para contarnos sus inquietudes, logros, problemas y novedades del aquelarre, piezas con las que construiremos el escenario argumental del juego, además de alterar su desarrollo. En las tiradas de tarot, cada carta sacada nos da acceso a una oferta de frases con las cuales completar la lectura, interpretando el futuro del personaje e influyendo en el camino de la historia.

Hace unas semanas, justo antes de esta review, me tocó analizar Armored Core VI, una obra que no tiene nada que ver con esta, pero que igual no puedo evitar hacer —salvando las distancias— una pequeña aunque genuina comparación.

Armored Core es un juego que se esfuerza por hacernos sentir poderosos, especiales. Nos lo dicen nuestros contrincantes cuando se sorprenden derrotados, nos lo comentan nuestros compañeros cuando elogian nuestras habilidades. Nos lo dicen todos, menos las mecánicas, que nos hacen sentir una porquería. Tampoco las misiones, que nos creen recaderos descartables haciendo las tareas que nadie quiere realizar.

The Cosmic Wheel Sisterhood no nos dice cómo sentirnos. Nos hace sentir poderosos. Cada decisión que tomamos tiene su peso, y es palpable desde el primer momento con el sólo hecho de presenciar el camino que va tomando la historia, y cómo se va gestando el vínculo con cada personaje que aparece en ella. Para escribir esta review, realicé dos playthroughs diferentes, y las diferencias a las que podemos llegar son notables.

Su sistema de Tarot funciona como dinámica principal del título, hasta que en un punto específico da un giro inesperado, y el fichín cambia de rumbo hacia un horizonte nuevo y más complejo.

Es entonces cuando nos damos cuenta —si no lo hicimos antes ya— de que no estamos frente a un juego de cartas. Declarar que The Cosmic Wheel Sisterhood es de tarot, es como decir que The Last of Us es un videojuego de zombies. Deconstructeam encontró en los naipes no sólo una mecánica sumamente adictiva, sino un vehículo narrativo de lo más estimulante para contarnos una historia.

Y esa historia no es acerca de brujas y sus vicios esotéricos, sino sobre las relaciones personales y demás vicios humanos.

Lejos de ser una casualidad, es ese setting cósmico y fantástico el que le da a la obra un marco imaginario seguro dónde poder expresar ciertas ideas y conceptos, al tiempo que permite desarrollarlas al resguardo de prejuicios y vulnerabilidades del mundo real. Son esos paralelismos, también, los que nos permiten pararnos desde una nueva perspectiva y experimentar con mayor efectividad ciertos tópicos que, de otra manera, pasaríamos de largo por su proximidad. A fin de cuentas, qué mejor que presentarnos brujas inmortales para discutir las crisis existenciales, o el exilio cósmico para hablar sobre la soledad y las relaciones humanas.

A veces hay que alejarse un poco para verlo mejor, se suele decir.

El juego hace todo bien, incluso reconociendo a la gente responsable de la localización

Ahí es donde radica la excelencia de The Cosmic Wheel Sisterhood: su forma lo convierte en una experiencia muy amena de consumir, mientras que su contenido —lo más importante— es claro y contundente, sin facilismos tendenciosos. Su muy consciente postura denota un compromiso que no es sencillo de abordar, y mucho menos de encontrar en la industria con su merecida profundidad (y de manera tan orgánica). Vamos a encontrar reflexiones sobre temas como la ansiedad, la depresión, el conflicto de los vínculos, el suicidio, la política, la muerte, y por supuesto, la vida.

Porque sobre las cartas, la mesa.

Sin embargo, su actitud nada condescendiente y la seriedad de su contenido hace que no sea, quizás, un videojuego para todo el público. Algunas personas pueden no sentirse cómodas con esta obra, y se encuentren más a gusto con un Call of Duty y pulsando F para presentar respetos. Y está bien.

Por supuesto, por más excelso que sea el tratado de su guión, The Cosmic Wheel Sisterhood no estaría completo sin un apartado audiovisual del mismo nivel. Con gráficos muy cuidados y una estética confortable, su pixel art está tan bien trabajado, que logra que veamos el mismo escenario durante el 90% del juego, sin que suframos ningún agotamiento visual. Un mérito más que considerable.

Lo mismo sucede con su sfx y música. Compuesta por Paula “fingerspit” Ruiz , su delicada banda sonora lo-fi acompaña la historia en todo momento, encontrando en sus ritmos e instrumentos la armonía perfecta para representar a cada personaje y situación.

Un trabajo majestuoso del power trío de Deconstructeam, cuya calidad no alcanza a ser desestimada por ninguno de sus eventuales errores. Porque estupido sería pretender que fuera perfecto: muestra de ello fueron algunos bugs que me encontré por el camino. Pero, ¿saben que? No importa. Porque estúpido también sería pedirles más al puñado de artistas que crearon esta obra, de una inmensidad tan grande, que incluso otros estudios millonarios —por más recursos que tengan— les costaría imitar.

The Cosmic Wheel Sisterhood es uno de esos títulos que no hay que dejar, aunque sea, de probar; y también uno de esos que sirven como puerta de entrada a los muggles no gamers. Porque trasciende su tiempo de juego: se estanca en nuestra cabeza, pero penetra en el corazón. Y quedamos tan encantados que sólo podemos revisitar las viejas creaciones de Deconstructeam, mientras esperamos con ansias y nos preguntamos cuál será su próximo trabajo. Quién sabe con qué nos sorprenderán en el futuro, pero lo cierto, es que la rueda de la fortuna ya está rodando. [i]


DESARROLLADO POR: Deconstructeam
DISTRIBUIDO POR: Devolver Digital
GÉNERO: Novela visual, deck building
DISPONIBLE EN: Windows, Nintendo Switch

QUÉ ONDA: Magia pura.
LO BUENO: Que existan juegos de esta profundidad y abordaje. El deck building es un vicio. Todo su arte es un deleite, tanto su diseño pixel art, la música y su guión.
LO MALO: Algún que otro bug suelto por ahí que necesita pulido.

Este análisis de The Cosmic Wheel Sisterhood fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.

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