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Wizard With a Gun [REVIEW]

Mago con “chumbo” es más peligroso que mono con navaja

Como si fuera producto de un hechizo, quedé encantado demasiado rápido con la ambientación de Wizard With a Gun. Una combinación de magia, supervivencia y creatividad que en poco tiempo superó mi expectativa inicial. Una propuesta que parece sencilla, pero que luego de unas horas descubrimos sus múltiples capas de diversión. Casi como por arte de magia.

La historia de Wizard With a Gun se desarrolla en un universo asolado por un apocalipsis mágico. En un pasado lejano, los humanos descubrieron la existencia de un antiguo artefacto llamado el Chronomancer, que poseía el poder de controlar el tiempo. Este artilugio tenía el potencial de cambiar el curso de la historia, pero su búsqueda desencadenó una serie de cataclismos mágicos que devastaron el mundo tal como se conocía.

Así que, como se imaginarán, nosotros somos los encargados de llevar un poco de orden a todo este desmadre. Encarnamos a un “gunmancer“, un mago enfierrado que utiliza balas mágicas para enfrentar los peligros de este mundo. Nuestra misión principal es encontrar los componentes necesarios para ensamblar el Chronomancer, con la esperanza de revertir los estragos causados por el apocalipsis mágico. Esta premisa plantea un buen inicio, pero además, a medida que avanzamos, este escenario apocalíptico y misterioso nos mantiene enganchados, con ganas de descubrir más acerca de la historia.

Plomo y encantamientos

Una de las características más notables del juego es su combinación de elementos de roguelike y supervivencia. Cada vez que dejamos la comodidad de nuestra base y nos aventuramos al mundo, los desafíos cambian. Estas modificaciones del entorno y las criaturas que encontramos mantienen el juego renovado y “fresquito” a medida que nuestro tiempo con él avanza. Una aclaración importante: aquí los elementos “rogue” son livianos, pero aun así el desafío siempre mantiene la vara a buen nivel.

Por otra parte, una de las mecánicas que destaca es la combinación que podemos llamar “plomo y encantamientos”. Como gunmancer, nuestro personaje tiene la capacidad de utilizar armas de fuego mágicas. Estas armas son esenciales para la supervivencia en el mundo post apocalíptico del juego. A medida que avanzamos, desbloqueamos una buena variedad de armas, desde pistolas hasta rifles y escopetas, cada una con su propio conjunto de balas mágicas.

Además de esta diversidad, tenemos un apartado que eleva la experiencia y que gira alrededor de la personalización del armamento. Podemos combinar diferentes balas con polvos mágicos, logrando así crea efectos únicos, sumando una capa importante de profundidad estratégica a los combates. Por ejemplo, podemos disparar balas de hielo para ralentizar o congelar a los enemigos. O incluso balas de fuego, para causar daño a través del tiempo. Además, los enemigos presentan diferentes vulnerabilidades, con lo cual siempre podemos (y debemos) adaptar el enfoque en diferentes situaciones y entornos.

Acá toca explorar, no hay “Accio” que valga

Otro aspectos destacados de Wizard With a Gun es su enfoque en la exploración y la generación procedural de niveles. El mundo del juego es grande y tiene diferentes ambientaciones o biomas, cada uno con su propio conjunto de desafíos y enemigos. Así, por más expediciones que realicemos en este mundo, tardaremos mucho en aburrirnos, gracias al elemento aleatorio. El buen uso de esta característica redunda en una sensación de descubrimiento constante.

Además, el juego cuenta con elementos roguelike que, si bien son livianos, nos hace perder todo el contenido de nuestra mochila en caso de “palmarla”. Esto nos obliga a mostrar un poco de cautela y no andar como un John Wick de túnica, repartiendo corchazos sin ton ni son.

Por otra parte, en Wizard With a Gun tenemos un elemento fuerte de progresión que nunca se detiene. Mientras avanzamos en el juego, adquirimos nuevas habilidades y hechizos que permiten ampliar nuestro conjunto de herramientas. Algunos de estos hechizos permiten manipular el entorno, o incluso enfrentar desafíos de maneras creativas. Por ejemplo, podemos invocar aliados, crear barreras mágicas o incluso provocar tormentas eléctricas, entre otros. Esta variedad brinda una libertad importante a la hora de experimentar y descubrir nuevas estrategias.

Por último, en cuanto a lo jugable, no debo olvidar mencionar la construcción de estructuras. Aunque no es una característica central, es un componente adicional que suma posibilidades estratégicas. Entre otras, podemos materializar refugios, torres de observación para explorar el mapa, puentes, fortificaciones defensivas (como muros y barricadas), portales mágicos, almacenes de materiales e incluso estructuras ofensivas. Eso sí, aun cuando la lista parece larga, en la práctica la variedad se siente muy pobre y limitada.

¡Vamos todos a hechizar, que se acaba el mundo!

Un elemento particular que le añade bastante tensión a la jugabilidad es un contador regresivo hasta el apocalipsis. Traduciendo, cada vez que iniciamos una expedición, tenemos un tiempo limitado para explorar y cumplir con nuestros objetivos, antes de que el caos se desate en el mundo.

Lo anterior no significa que, al llegar a cero, todo explotará por los aires. Pero ocurre que más enemigos, cada vez más fuertes, no dejarán de spawnear, complicando las cosas progresivamente. Con lo cual, es en extremo importante que completemos las tareas en el tiempo límite. Por supuesto, podemos retrasar este contador de distintas maneras, a través de objetivos específicos o incluso destruyendo ciertos “portales del caos”.

Otro elemento importante y que se disfruta mucho es el modo cooperativo. Así es, Wizard With a Gun ofrece la opción de jugar en línea con amigos. Como siempre ocurre con estas propuestas, esto agrega más diversión al juego, pudiendo colaborar con otros dos jugadores en la compleción de desafíos y misiones.

Mago monono

No cabe duda que, a la vista, Wizard With a Gun es un juego muy bonito. Tiene un excelente estilo artístico y pone mucha atención al detalle, tanto en personajes como en el diseño de su mundo postapocalíptico. El juego presenta gráficos en 2.5D que combinan elementos 2D y 3D, lo que crea un ambiente especial. Cada bioma que exploras está bellamente representado, desde ruinas mágicas a bosques misteriosos, logrando sumergirnos por completo en su mundo. Los personajes y enemigos están animados de manera fluida y expresiva, lo que contribuye mucho a la experiencia. Para rematar, la interfaz está muy bien diseñada, intuitiva y clara, algo clave en un juego donde hay tanta gestión de inventario y personalización.

En cuanto al sonido y música, Wizard With a Gun alcanza un buen nivel. Cuenta con una banda sonora que se adapta perfectamente a la atmósfera del juego, cambiando según la situación. En momentos de acción, la música se vuelve intensa, mientras que en periodos de exploración se vuelve más nostálgica.

En resumen, “Wizard With a Gun” ofrece una jugabilidad rica y diversa, combinando elementos de roguelike, exploración y construcción. Un recomendado si les gusta la propuesta, pero casi indispensable si tienen amigos con quién jugarlo. Una vez más, Devolver Digital hace gala de un olfato tan bueno que parece mágico. [i]


DESARROLLADO POR: Galvanic Games
DISTRIBUIDO POR: Devolver Digital
GÉNERO: Acción y aventura. Roguelike. Supervivencia.
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S.

QUÉ ONDA: Magia, trampas y dos armas humeantes
LO BUENO: El estilo visual, tanto de personajes como entornos. Variedad de enemigos. Distintas mecánicas y géneros funcionando bien entre sí.
LO MALO: La variedad de estructuras es pobre. Hay cierto abuso en el grindeo

Este análisis de Wizard With a Gun fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

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