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Sonic Superstars [REVIEW]

Un tropezón en la dirección correcta

Si no contamos Sonic Mania ni las versiones portables de otros títulos, hace más de diez años que no teníamos una aventura 2D hecha y derecha del erizo azul y sus amigos. Con gráficos modernos y un aspecto multijugador como ganchos principales ¿Le hará Sonic Superstars honor a los títulos de antaño?

Después del éxito de Sonic Mania uno se imaginaría que una nueva colaboración con el equipo detrás del mismo sería inevitable, pero ya en las primeras conversaciones quedó claro que la dirección que el estudio quería tomar (la de un juego 3D) y la que Takashi Iizuka, actual líder del Sonic Team quería tomar (la de un juego 2D) eran bastante distintas.

En plena pandemia, todavía con la intención de desarrollar una nueva iteración de Sonic en dos dimensiones, pero con ganas de que se vea moderna en un intento de apelar a todo público, Takashi se cruzó en una videollamada con el mismísimo Naoto Ohshima, diseñador original de Sonic y Dr. Eggman.

De tremenda conversación surgió la colaboración entre Sonic Team y Arzest, el estudio de Naoto, para traernos una aventura clásica con un feeling moderno.

Aunque claro, tenía que haber algún aspecto dudoso en la propuesta, y así llegamos a Sonic Superstars, un fichín que lleva su aspecto multijugador como estandarte.

Jugando con otros

El juego cooperativo en esta franquicia no es nada raro: ya era posible asistir al jugador principal tanto en Sonic The Hedgehog 2 como en Sonic The Hedgehog 3 e incluso Sonic and Knuckles. Claro que teníamos vidas infinitas, relativo control del personaje y podíamos desaparecer del escenario por un rato.

La propuesta de Sonic Superstars, en cambio, es que hasta cuatro jugadores dominen la partida al mismo tiempo, al estilo de títulos como Rayman Origins o New Super Mario Bros. Wii. Podemos controlar a Sonic, que es el más rápido; a Tails, que puede volar por el escenario; a Knuckles que con sus nudillos puede trepar por las paredes, e incluso a Amy, que cuenta con un doble salto.

Esto, con la velocidad que se puede alcanzar en un juego de Sonic, suena imposible, pero Superstars se las arregla para mantener la cámara en el jugador que lleva la delantera, haciendo reaparecer en el medio a los personajes que se hayan quedado atrás. Cada uno tiene su propio contador de anillos, por lo que el daño que reciba uno no afecta la salud de los demás.

El problema mayor es la interrupción que suponen los niveles Bonus y Especiales. A los Bonus entramos desde un portal que se abre sobre los puntos de control si tenemos suficientes anillos, como sucede en la mayoría de los fichines 2D de Sonic. El bonus en cuestión es una versión modernizada de aquel que podemos encontrar en el primer Sonic The Hedgehog (de Mega Drive), sólo que aquí el objetivo es juntar los medallones que hay en cada una de las tres etapas. Si tocamos los vórtices rojos, estamos fuera. Claro, con cuatro jugadores a la vez, el fracaso de tamaña misión está casi que garantizado.

Los niveles Especiales, en cambio, se acceden por unos anillos gigantes ocultos en los escenarios (otro clásico de la saga), y son donde podemos hallar las Esmeraldas Caos. Para eso tenemos que recorrer un escenario tridimensional, usando un lazo de energía (similar al de Sonic Boom) para columpiarnos entre nodos, intentando atrapar la esmeralda en el camino.

Estos niveles pueden ser muy desafiantes, y como sería imposible que los cuatro personajes se columpien a la vez, acá el juego elige que nos turnemos. Sí, eso mismo que acaban de leer. El control va rotando entre todos los jugadores en forma constante. Suerte.

Con cada Esmeralda Caos recobrada, se activa un nuevo poder a utilizar. Por ejemplo, podemos convertirnos en agua para escalar las cascadas o evitar ahogarnos, invocar un montón de clones para que ataquen a todos los enemigos en pantalla; revelar plataformas invisibles, ralentizar el tiempo e incluso una habilidad extra personalizada dependiendo nuestro personaje. Este añadido, claramente inspirado en los Wisps de Sonic Colors, busca recompensar al jugador por ir obteniendo cada una de las esmeraldas.

Por supuesto, si obtenemos las siete, podemos convertirnos en nuestra versión Super, pero para eso necesitamos un mínimo de 50 anillos en nuestro haber.

Sonic Superstars cuenta con once zonas, algunas conformadas por tres actos, otras extrañamente por uno, pero en su mayoría por dos. Además, también hay ciertos niveles extra para cada personaje. Por ejemplo, Lagoon City Zone tiene un acto exclusivo para Amy, tanto que si ingresamos, los demás jugadores no aparecen y quedan limitados a verla jugar. Una extraña idea para un fichín multijugador. ¿no?

También podemos encontrar frutas secretas que nos permiten acceder a niveles especiales con el objetivo de conseguir más medallones.

Claro, seguro leyeron hasta acá pensando “todo muy lindo, pero yo a este Sonic lo voy a jugar en la soledad de mi sillón”. ¿Qué tan jugable se vuelve? La respuesta es… curiosa.

Jugando sin otros

Al momento de encarar esta aventura sin la compañía de otros humanos, nos encontramos con un Sonic 2D clásico bastante fiel a las mecánicas y situaciones que estamos acostumbrados. Claro que nos puede parecer que los escenarios son un poco más espaciosos de lo habitual.

También vamos a notar que el ritmo de algunos momentos, sobre todo los jefes, se siente lento y poco natural. Esto es porque fueron pensados en primera instancia para convivir con el caos de cuatro personajes corriendo de un lado para el otro de la pantalla.

La inspiración principal parece venir de los juegos de Sonic en 8 bits, sobre todo cuando vemos los escenarios Speed Jungle, sospechosamente similar a Jungle Zone en la Master System; o Lagoon City, que tiene una leve fragancia a Aqua Lake Zone.

Ni hablar de la presencia de Fang The Hunter, cuya primera aparición fue en Sonic The Hedgehog Triple Trouble de Game Gear.

En el repertorio de personajes se suma Trip The Sungazer, diseñada por el propio Naoto Ohshima. Mantener el secretismo alrededor de este personaje no tiene sentido porque nos impediría hablar de gran parte del juego, además de ser increíblemente obvio todo lo que pasa en la narrativa del mismo.

Al comienzo de la historia, Trip, oriunda de Northstar Islands, es reclutada por los villanos como una suerte de guía mientras intentan tomar el control de la isla y convertir en badniks a los animales gigantes que habitan en la misma. Claro que no pasa mucho tiempo para que Trip se de cuenta de lo que está sucediendo y se pase al lado de los buenos.

Una vez que vencemos la campaña principal, además de desbloquear a Trip como personaje jugable, se activa Trip’s Story, una campaña alternativa protagonizada por ella y exclusiva para un sólo jugador. Los niveles son prácticamente los mismos, pero con algunos retoques de dificultad para hacerlos más desafiantes y ajustarlos a las habilidades de la lagarta, que además de tener doble salto, con sus escamas puede clavarse y rodar por las paredes para alcanzar todo tipo de espacios.

En esencia, estamos rejugando la historia de la misma forma que cuando jugábamos con Knuckles en Sonic & Knuckles. Al igual que en aquel modo, las apariciones de Dr. Eggman son reemplazadas por un secuaz robótico. Además, el lugar de villano principal lo ocupa el propio Fang, en una pelea final que nos va a sacar canas verdes.

Finalmente, con ambas campañas vencidas se desbloquea Last Story, que no es más que un combate donde sólo podemos jugar como Super Sonic contra un dragón gigante, una idea descartada de Sonic The Hedgehog 3 que acá encontró un hueco por donde colarse.

Jugando contra otros

“Esperen, ¿dijeron ‘medallones’? ¿Para qué junta Sonic medallones?” se habrán preguntado con justa razón en medio de la lectura de esta reseña. Sucede que hay un modo del que aún no hablamos que es Battle Mode. Este apartado sí se puede jugar online, hasta con siete extraños, y no es más que una competencia de minijuegos con espíritu de party game en los que la premisa suele ser sobrevivir a los demás.

¿Podemos jugar como Sonic, Tails, Amy, Knuckles o incluso Trip? No, sólo podemos participar con un avatar robótico personalizado. Al comienzo, sólo tendremos unas pocas opciones genéricas, pero a medida que progresemos en el juego iremos desbloqueando distintas piezas nuevas… que luego debemos comprar en la tienda para poder usarlas. ¿Y con qué se compran? Con los medallones que hayamos juntado, claro.

La pretensión de que este modo nos importe tanto como para justificar invertir nuestro tiempo en la recolección de los medallones es una cosa, pero los costos que maneja la tienda, pretendiendo que depositemos la cantidad de medallones equivalentes a pasarnos la campaña cinco veces por unas meras botas robóticas… ehh, no, gracias.

Otro modo que nos permite competir con desconocidos es Time Attack, donde podemos completar a toda velocidad cualquiera de los niveles de la campaña y así ingresar en tablas de puntaje internacionales.

Jugando contra sí mismo

El mayor problema con Sonic Superstars es su evidente crisis de identidad: quiere ser un juego multijugador, pero perpetua muchas estructuras que están basadas en previas aventuras pensadas para un sólo jugador.

Mientras tanto, su jugabilidad individual sufre por las modificaciones que los componentes multijugador requieren para funcionar. Por ejemplo, los poderes que las esmeraldas nos brindan tienen una duración muy breve y sólo se recargan en el siguiente punto de control, una imposición que parece pensada para limitar el abuso cuando hay cuatro jugadores en pantalla, pero que no costaba nada ablandar un poquito para cuando estamos solos.

El único elemento coleccionable que hay más allá de los anillos tiene una utilidad casi irrisoria, para desbloquear elementos de un modo online que no le va a importar a gran porcentaje de los jugadores.

Ese mismo modo online, donde más relevante era la personalización, queda desdibujado por un avatar genérico que no podemos mejorar ¡a menos que invirtamos muchas horas en las campañas offline juntando medallones!

Tras cartón, para un grupo de jugadores cooperativo, la recompensa por completar la campaña principal es ¡una campaña extra que sólo se puede jugar de a uno!

Las inconsistencias están a la vista, y terminan por perturbar un juego que de otra manera, demuestra mucho amor por las aventuras de 8 y 16 bits, toma varios elementos ganadores de Sonic Generations, Sonic Colors y hasta se anima a presentar un nuevo personaje y hacerlo querible.

Conclusión

Si nos pusiéramos hablar de los guiños, referencias y buenas ideas que Sonic Superstars contiene, terminaríamos duplicando la extensión de esta reseña. Por eso, sería un pecado no recomendar este juego a cualquiera que haya disfrutado alguna vez de las aventuras clásicas del erizo azul, ya sea en las primeras generaciones como en sus nuevas incursiones parcialmente en 2D.

Si les gustan los plataformeros, no hay razón para no jugarlo. Pero tengan en cuenta que sus intentos de hacer varias cosas al mismo tiempo terminan por perjudicar varios de sus aspectos, por lo que sumado a algunas decisiones de diseño discutibles en ciertos jefes finales, es inevitable que acumulemos un cierto nivel de frustración al final del camino.

Pero no deja de ser un tropezón en el camino correcto, y mientras agradecemos recibir más iteraciones de la versión clásica de este personaje, sólo esperamos que Sonic Team aprenda la lección, y deje de dar manotazos en todas las direcciones para concentrarse en una idea específica. Por favor. De una vez. [i]


DESARROLLADO POR: Sonic Team & Arzest
DISTRIBUIDO POR: SEGA
GÉNERO: Plataformas
DISPONIBLE EN: PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series, Nintendo Switch, PC

QUÉ ONDA: Las aventuras 2D de Sonic se actualizan con gráficos renovados, en una entrega con el espíritu correcto pero con una premisa multijugador que no sobrevive a la propuesta.
LO BUENO: Campaña extensa, variedad de escenarios, poder jugar con varios personajes, nuevos poderes desbloqueables que pueden sernos de mucha ayuda, muchos guiños y referencias a títulos anteriores, buena recreación de las físicas clásicas.
LO MALO: No es posible jugar online la campaña cooperativa, los elementos de un modo de juego terminan perjudicando al otro, las recompensas no tienen consistencia, malas decisiones de diseño en algunos jefes, poca rejugabilidad.

Este análisis de Sonic Superstars fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.

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