Una bala, dos docenas de muertes
Esta es la historia de La Niña, cuyos padres formaban parte de un culto, llamado “Los Niños del Sol”. Poco a poco, sus líderes comenzaron a ejecutar las atrocidades más atroces y desdeñables. Y llegó el momento en que La Niña y sus familias sintieron estas barbaridades en carne propia. Ahora es momento de que paguen, todos y cada uno de ellos, de la forma más violenta posible. Children of the Sun nos cuenta esta historia de venganza y no tiene ningún reparo en teñir de sangre nuestras pantallas.
Tuve la suerte de probar, de manera anticipada, la demo de Children of the Sun. Lo primero que impacta es su estética, salida de una pesadilla. Todo lo que vemos parecen reinterpretaciones tétricas de la realidad, efectuadas por una mente quebrada. Este no es un juego de terror, pero sin duda el arte podría haber sido usado para uno, tal cual como está.
Por el contrario, tras los disparos y la sangrienta violencia, tenemos un juego de puzzles. ¿El objetivo? Matar a todo el mundo con una sola bala. ¿Suena imposible? Bueno, estamos ante un juego raro por donde lo miremos, no es de extrañar.
Acechando en las sombras
La historia es simple y sencilla: venganza. El culto nos destrozó la vida y ahora queremos sangre. Eso sí, la narrativa es tan rara y enrevesada como la propia estética. Mensajes crípticos antes del comienzo del nivel y flashbacks furiosos de lo ocurrido son algunos de los recursos que el Children of the Sun utiliza para contar lo ocurrido. Estamos ante uno de esos casos donde vale más la experiencia visual que los pormenores de la historia.
En resumen, luego de que las cosas se precipitaron hacia un resultado doloroso, La Niña se quiebra, se pone una máscara bastante “creepy” y sale a matar cultistas con el rifle de su padre. No les voy a contar mucho más sobre esto, porque vale la pena que vean las imágenes por ustedes mismos y vivan la espeluznante experiencia. Y aquí comienza el pandemonio de sangre, tripas y explosiones, con tan solo una bala.
Muerte orbital
El planteo jugable de Children of the Sun es sencillo: nos encontramos a las afueras de un escenario, donde suele haber varios ocultistas. Estos están entretenidos haciendo movidas de cultistas, como prender fuego cosas o buscar alguien para matar en nombre de la fe. Nosotros observamos alejados la escena, ocultos en las sombras, armados con nuestro rifle. El único movimiento posible es el de orbitar alrededor del lugar, es decir, movernos en círculos.
Lo anterior sirve para, primero, evaluar bien el terreno y marcar a nuestras víctimas. Una vez marcadas, tenemos que decidir desde qué parte del perímetro circular vamos a efectuar el disparo. El objetivo es matar a todos con una sola bala, que solo puede cambiar de dirección cuando mata o destruye algún elemento especial del escenario.
Si lo que acabo de describir les hizo doler la cabeza, acá va una analogía: imaginen una mesa de pool, en la cual le tienen que pegar a cinco o más bolas y no pueden usar las bandas. El taco de pool es nuestro rifle, la bola blanca es la bala y el resto de las bolas los enemigos. Claro que no hay que meterlos en ningún agujero, solo volarles la capocha.
Claro que en Children of the Sun no nos piden calcular trigonométricamente cada rebote. Por el contrato, con cada impacto el tiempo se ralentiza, vemos en primera persona a la bala y podemos girar la cámara para efectuar algo así como un nuevo disparo. Pero claro, generado desde la posición del último impacto. Eso sí, si impacta con cualquier cosa que no sea un objetivo, la bala se pierde y a volver a empezar.
Con este planteo, que parece sencillo, se arman unos rompecabezas tremendos, que en ocasiones honran su nombre durante largos minutos. Para más, luego se agregan elementos especiales, tales como tanques de combustible de autos, o incluso blancos en movimiento. El primero crea una explosión que permite llevarnos a varios “muñecos” de un tirón. El segundo agrega cierta complejidad para impactar, pero también nos permite llegar a víctimas que de otra manera no podríamos alcanzar.
Tengan en cuenta que Children of the Sun tiene una demo disponible en este momento, así que lo pueden probar por ustedes mismos. Así, con una estética genial y un planteo original, vale la pena que se saquen la duda. Una bala a la vez… bah, mejor dicho: la misma bala, un escenario a la vez. Un detalle que no mencioné: distribuye Devolver… ¿No hace falta que agregue más, verdad? [i]
Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Secretario de Redacción de [IRROMPIBLES] y fundador de la Iglesia Savathûnista. ¿Tienen dos minutos para que les hable de Savathûn, que es el Camino y la Salvación? Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).