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Helldivers 2 [REVIEW]

Fundivers

A veces, los videojuegos destacan por una buena historia y narrativa, otras por su ambición técnica. En raras ocasiones, por su originalidad y aún menos frecuente, por lograr transmitir una experiencia que fusiona arte con entretenimiento. Pero, sinceramente, prefiero aquellos videojuegos que se destacan porque son divertidos a cagarse (perdonen mi latín). Helldivers 2 es una dosis épica de diversión pura, inyectada directa al cerebro. Eso sí, es diversión libre y democrática, bajo la regulación número 18974 del Gobierno Democrático Gestionado de Súper Tierra (no vaya a ser cosa que el Estado nos meta una investigación por irregularidades…)

Quienes disfrutaron del primer y genial Helldivers recordarán un poco de qué va el contexto. Y digo “contexto” y no “historia”, porque precisamente se trata de eso, proporcionar un marco para justificar el caos y la destrucción. Pero, cuidado, esto no significa que este marco no sea estupendo para lo que vamos a experimentar en lo jugable. De hecho, le da el tono perfecto al juego: desfachatado y cínico, con una fuerte carga de parodia y sarcasmo.

Una vez que la humanidad ganó la Guerra Galáctica, los peligrosos bichejos conocidos como “Termínidos” comenzaron a criarse en gran escala en distintas granjas del sistema. Su exterminio no es una opción, ya que es necesario extraer el compuesto E-710, el cual solo se puede encontrar en sus cuerpos en descomposición y es vital para la tecnología de viaje superlumínico. En otras palabras… un poco somos los malos de la película, ¿no? [EL ALTO MANDO DE SÚPER TIERRA NO APRUEBA ESTA REFLEXIÓN]

Ocurre que, de manera inesperada, varios Termínidos escaparon de estas granjas y comenzaron a invadir planetas. Sospechosamente, al mismo tiempo, una inteligencia artificial comenzó a fabricar robots a gran escala, imponiéndose como una nueva facción llamada “Autómatas“. Debido a la facilidad con la que construye nuevas tropas, comenzó a invadir otros sectores controlados por el gobierno de Súper Tierra.

De esta manera, la humanidad se enfrenta nuevamente a una guerra a gran escala y, para complicarlo aún más, en dos frentes distintos. ¡Es hora de reactivar el protocolo más loco del mundo! ¡Es momento de que la directiva Helldiver vuelva a la acción!

Helldivers… Assemble!

Las anteriores son todas las excusas argumentales que Helldivers 2 necesita para sostenerse. No tiene campaña, ni progresión lineal de misiones, ni nada que nos ate a una estructura para avanzar con nuestra carrera militar. No lo necesita, porque el resto de sus componentes son maravillosos, al punto que incluso los fracasos se disfrutan.

En resumen, nos proporcionan una nave y un puñado de Helldivers, y a partir de ahí decidimos en qué frente luchar, ya sea contra los Termínidos o los Autómatas. En el mapa de guerra, podemos observar el avance de cada una de las campañas desarrolladas en distintos planetas. La idea principal es contribuir, junto con el resto de la comunidad, a liberarlos de la invasión de una y otra facción. Es decir, todos los Helldivers activos contribuyen en tiempo real con un máximo del 0,0002% con cada misión victoriosa. Una vez alcanzado el 100%, la campaña galáctica por la democratización continúa en otro planeta.

De esta manera, una vez que elegimos la misión, podemos esperar a que el matchmaking nos agregue tres compañeros más. O, si estamos impacientes, nos podemos lanzar con una cápsula a la superficie del planeta, solitos con nuestra democrática alma. Pero, cuidado con esto: Helldivers 2 está muy enfocado al cooperativo. Por un lado, existe al menos una actividad secundaria que solo puede llevarse a cabo con al menos dos personas. Por otra parte, la propia dificultad del juego hace que, con mucha suerte (y habilidad extrema), se puedan completar misiones en solitario en “complicado”. Pretender llevar libertad y democracia sin compañeros, en cualquiera de los cinco niveles de dificultad por encima de esta, es imposible.

Repartiendo democracia, recubierta de plomo

Helldivers 2 tiene un componente fuerte de repetición. Elegimos la misión, nos lanzamos, llevamos a cabo las misiones principales, las secundarias, recolectamos recursos y realizamos todas las actividades extra que podemos. Si bien nuestro despliegue tiene tiempo límite, con una duración específica para cada tipo de encargo, en la mayoría de los casos disponemos de 40 minutos para repartir democracia a lo loco.

Esto se debe a que existe una variedad importante de misiones, donde las más cortas implican aguantar en un sector pequeño hordas de enemigos. Las más extensas tienen diferentes objetivos: erradicar “bichos jefes”, recuperar información de un disco, destruir bases y mucho más. Esta variedad es más que adecuada para mantenernos muy enganchados, sin que el loop jugable canse. Y, no importa cuan pequeño sea el mapa, siempre nos conviene explorar hasta el último rincón, para obtener recursos extra.

Una vez en el terreno, toca decidir cuantos objetivos secundarios cumpliremos y lo mucho que exploraremos. Estos planes se evalúan minuto a minuto, sopesando la relación “riesgo – recompensa“. ¿Por qué? Porque los recursos son limitados. Cada cargador vacío duele y la munición no sobra. Si morimos, podemos llamar refuerzos, pero tenemos un tope. Y, en caso de que el cronómetro llegue a cero, perdemos todo apoyo de nuestra nave capital. Todo esto teniendo en cuenta que, una vez que decidimos que ya estuvo bien y queremos volver a casa, pedir extracción no nos salva automáticamente. 

Por el contrario, toca aguantar un picante embate final del enemigo, una suerte de “final stand” a pura explosión y sangre. Por supuesto, la tentación de hacer todo lo que hay en el mapa es grande: a mayores recursos y experiencia equivalen a nuevas armas, mejoras y estratagemas. ¿Y qué son las estratagemas? Aaah… amigos, esta es la mejor parte…

Fuego amigo divertido

Las “estratagemas” son diferentes elementos de apoyo que tenemos a disposición. Estos pueden ser armamento pesado, munición o diferentes tipos de soporte aéreo y artillería orbital. Cada vez que comenzamos una misión, elegimos cuáles estarán disponibles en el terreno. Una vez en la superficie del planeta, se solicitan a través de la digitación de un código, casi como si fuera un “fatality“. Es decir, cada elemento muestra una serie de “flechitas”, graficando qué teclas o botones de dirección debemos presionar para ejecutar la orden.

En otras palabras, si queremos solicitar que nos envíen una ametralladora, mientras nos mantenemos inmóviles (e indefensos), presionamos “abajo, izquierda, abajo, arriba y derecha”. Claro que, para estratagemas avanzadas, las combinaciones son más largas. Pedir un ataque de artillería orbital de 380 mm implica introducir casi el doble de dígitos… mientras estamos quietos, bajo fuego y caos. Sin contar con que, si nos equivocamos, tenemos que reiniciar toda la secuencia desde cero. La desesperación y tensión que se vive en estos momentos es hermosa.

Una vez que tenemos la estratagema activa, debemos lanzar una baliza. Esta marca el lugar donde impactará la cápsula con los elementos de apoyo o los distintos ataques a disposición. Y aquí viene un elemento clave de Helldivers 2, heredado de su primera parte: todo, absolutamente todo, es susceptible de generar fuego amigo. ¿Nos cae una cápsula de refuerzo en la cabeza? Muerte. ¿Tiramos la baliza de apoyo aéreo demasiado cerca? A recoger pedacitos de soldados. ¿Calculamos mal la línea de tiro de una torreta automática? Nos van a putear en diferentes idiomas. ¿Nos entusiasmamos demasiado disparando nuestra ametralladora pesada y un compañero se cruza en la línea de fuego? Tenga a mano un medikit… o mejor cuatro. Y esto, señores, lejos de ser un contrapeso, ¡es parte de la magia!

Me gusta el olor a láser orbital por la mañana…

Lo anterior hace que los momentos más épicos y absurdos no paren de sucederse. Aquí, el napalm a veces huele a victoria por las mañanas… pero muchas veces el aroma es de comedia. Cuando los enemigos atacan fuerte, estamos bajo una presión tremenda y los errores son muy comunes. Por otra parte, ¡nada como disimular un error, haciéndolo pasar como un acto de heroísmo, al tirarnos sin querer un bombardeo orbital en el cráneo! ¡Griten “¡Por la democracia!”, y nadie se dará cuenta!

Más allá de las pifias, que son frecuentes y nos hacen perder el conocimiento de la risa, Helldivers 2 es una “máquina de hacer chorizos” de momentos épicos. Una extracción por los pelos, la destrucción masiva de una base enemiga bajo intenso fuego, salvar a nuestros compañeros de un asedio infernal o incluso matar a un enorme Termínido, en el momento más picante, con nuestra propia cápsula de despliegue. Estos son solo algunos ejemplos de los momentos extraordinarios que Helldivers 2 nos brinda.

Cuando estamos en un planeta de Termínidos, nos lloverán escenas de acción que tranquilamente podrían colarse en Starship Troopers. Y lo mismo ocurre cuando toca pelear contra Autómatas, donde las similitudes con una batalla futurista en Terminator son innegables. Sin duda, todo esto se potencia por un excelente apartado técnico, que nos hace sentir cada insecto aplastado o cada robot convertido en chatarra. Los efectos, las partículas y la iluminación hacen de cada batalla y cada bioma una experiencia única.

Cabe mencionar que el diseño de sonido no se queda atrás, acompañando al gunplay como un matrimonio perfecto, donde la sensación que transmite cada arma, cada disparo y cada explosión es espectacular. Ni hablemos de nuestras tropas, que cuando se emocionan gritan cosas como “¡Toma una taza de este Liber-té!” o simplemente “¡Democraciaaaaaa!”, profundizando la excelente ambientación y, de paso, haciéndonos reír. ¿La música? Es tan buena y tan bien elegida para cada instancia que, desde el momento en que ponemos un pie en nuestra cápsula, ya estamos con ganas de repartir libertad en forma de plomo. ¡Cinematográfico a morir!

Guerra como servicio

Helldivers 2 adopta el formato de juego como servicio. Y sé que, en medio de catástrofes recientes, como Skull and Bones y Suicide Squad, más de uno puede temblar de miedo. Pero aquí, el “live service” se implementa de una manera ejemplar. Primero que nada, está completamente fusionado con la lógica del juego. Estamos librando una guerra que evoluciona (o involuciona) según las acciones de la comunidad. Hay planetas, en lo profundo de los sistemas controlados por enemigos, a los que aún no podemos acceder hasta avanzar con la campaña de democratización a balazos. ¿Se abrirán nuevas misiones, estratagemas, biomas, enemigos y estructuras? Todo parece apuntar a ello.

Por otra parte, cuenta con un pase de batalla gratuito. Pero, a diferencia de otros juegos, no son migajas inservibles. Aquí, el pase gratuito es cinco veces más extenso que el premium y la mayoría de los desbloqueos son cosas significativas, como armas, armaduras y mejoras. Además, el pase premium tiene buenos elementos, pero nada que haga palidecer frente a lo que podemos conseguir sin gastar un peso.

En paralelo, cuenta con una tienda donde van rotando diferentes ítems. Si estamos muy tentados con alguno de ellos, simplemente jugando podemos conseguir la moneda necesaria para obtenerlos, ya sea a través del pase de batalla gratis o realizando actividades secundarias en el propio juego. Incluso si no podemos contener nuestra ansiedad, la monetización es muy coherente, lejos de los abusos que abundan en los live services. ¡El modelo de libertad y democracia de la Super Tierra funciona!

Demasiadas tropas para la galaxia

Arrowhead Game Studios se arriesgó. Podría haberse conformado con su twin stick shooter y los fans lo habríamos comprado. En lugar de eso, se aventuró con un shooter en tercera persona realmente excepcional. Claro que no está exento de errores, muchos de ellos inofensivos e incluso divertidos, pero otros son muy molestos. Al menos en PC, los cierres inesperados, aunque no frecuentes, existen. Y, durante los primeros días, el matchmaking era algo complicado de hacer funcionar.

Luego, con el correr del tiempo, el servicio online de Helldivers 2 anduvo como una seda. Pero cantamos victoria antes de tiempo: en este momento se volvió a romper y feo. En la actualidad es más fácil entrar a hacer un asado al Pentágono que a los servidores del juego. Por suerte, Arrowhead Game Studios es supertransparente con esta situación: simplemente no esperaban tal éxito. Están trabajando en estos temas y hay parches prácticamente todos los días.

Y que sirva de lección lo anterior, porque uno podría imaginar que la comunidad está furiosa, devolviendo el juego en masa. Por el contrario, se percibe una gran mayoría comprensiva, apoyando al equipo por haber logrado este juegazo. ¡La transparencia, la mesura y no abusar de la comunidad rinden frutos! A ver si alguien puede traducirle esto al francés a Guillemot (y lo medican como corresponde).

En resumen, con todas sus asperezas, Helldivers 2 es excelente. No se la complica con grandes mecánicas de progresión ni historias rebuscadas: simplemente es épico y estúpidamente mega divertido. ¿Qué más queremos de un videojuego? Estoy escribiendo estas líneas y no veo la hora de poder entrar y seguir democratizando bichos y “roboses”… ¡Por Súper Tierraaaaa! [i]


DESARROLLADO POR: Arrowhead Game Studios
DISTRIBUIDO POR: Sony Interactive Entertainment
GÉNERO: Disparos en tercera persona
DISPONIBLE EN: PC, PS5.

QUÉ ONDA: Libertad, democracia y muchas armas humeantes.
LO BUENO: Es estúpidamente épico y divertido. La ambientación y el humor paródico que la impregna. El gunplay. La diversidad de biomas, bichos, robots, misiones. La excelente (y coherente) implementación del live service. La música, el sonido y la calidad técnica general.
LO MALO: En este momento, los servidores están “pa trás”. Es muy limitado para jugar solo.

Este análisis de Helldivers 2 fue realizado a través de un código de PS5 y PC provisto por sus desarrolladores.

  • CALIFICACIÓN89%
89%

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