Magia en acceso temprano
En las profundidades de un reino victoriano de fantasía, la magia y la tecnología se encuentran. De este romance nace Nightingale, un juego de supervivencia y crafteo que nos transporta a un mundo encantado, salpicado de pintorescos paisajes y criaturas místicas. Sin embargo, detrás de su fachada seductora, se esconden momentos frustrantes y mecánicas, demasiado familiares, que amenazan con disipar la magia. Pero cuidado: la versión analizada es early access, así que todavía pueden quedar varios trucos bajo la manga.
La historia de Nightingale, aunque aun en desarrollo, promete. En un pasado alterno, los mundos mágicos de los Faewilds (criaturas tipo hadas, fae, etc), formaron una alianza con la humanidad. Sin embargo, los humanos, en su afán por experimentar con la magia, desataron algo llamado “The Pale”, una fuerza destructiva que abruma a la Tierra. Nosotros, como uno de tantos Realmwalkers, fuimos arrojados accidentalmente entre los Fae. Así, debemos emprender un viaje a través de portales hacia reinos míticos en busca de la ciudad de Nightingale, el último bastión de la humanidad, que aún resiste contra The Pale.
De esta manera, arrancamos el juego con un guía, Puck, un espíritu nativo con un lenguaje florido y una personalidad… a veces cansadora. Tiene apariciones repentinas, se ocupa de los primeros tutoriales y, si bien tiene tintes de humor, la cadencia de su voz puede hacernos daño a los nervios. Cabe aclarar que, más allá de Puck, otros personajes que encontramos carecen de profundidad, o incluso doblaje, en esta etapa de acceso anticipado. Por el momento, el tema narrativo viene algo flojo, esperemos que en la versión final mejore.
En cuanto a la estética, es uno de sus puntos fuertes más destacados. Los distintos reinos por los cuales viajamos son generados proceduralmente y son muy bellos, mezcla de elementos victorianos y toques de fantasía. En este early access solo tenemos tres biomas: bosques, desiertos y pantanos, pero se sabe que agregarán otros a lo largo del camino hacia la versión final.
Cartas, portales y crafteo
Como un Realmwalker, tenemos la capacidad de viajar a través de portales hacia reinos mágicos divergentes, cada uno con su propia identidad y peligros únicos. Para activar estos portales, utilizamos cartas. La primera es una Carta Mayor de Reino, que determina el tipo de bioma y el entorno general. La segunda carta es una Carta Menor, que modifica aún más las condiciones del reino. Aquí es donde podemos ajustar la dificultad, los peligros y las reglas que regirán la aventura.
Esto, por lejos, es el sistema más innovador del juego. Porque, luego, Nightingale lucha por encontrar su propia identidad que lo separe de otros del mismo género. El ciclo central de recolectar recursos, craftear y luchar contra enemigos es demasiado “familiar”. Si gustan de este tipo de propuestas, en este sentido no van a encontrar cosas novedosas. Y en un contexto donde hay tan buenas propuestas dando vueltas, no consolidarse en estas mecánicas puede ser peligroso para la vida del juego.
Por otra parte, si bien el sistema de crafteo está bien estructurado, encontramos varios temas que necesitan pulirse. Primero que nada, la progresión no es natural como en otros juegos, sino que vamos comprando la mayoría de las recetas. Luego, existen potenciadores de los diferentes bancos de trabajo, pero el problema es que cada receta lleva potenciadores diferentes. Estos elementos modifican a los bancos de acuerdo a proximidad, con lo cual se termina armando una ensalada confusa y poco práctica a la hora de activar o desactivar unos y otros.
La unión hace la fuerza
El aspecto cooperativo de Nightingale también merece ser destacado. Explorar y construir junto a amigos es una experiencia fluida y divertida, ya que la libertad de movimiento sin restricciones entre reinos fomenta una sensación de aventura compartida. De hecho, llega un momento, pasadas las 35 horas aproximadamente, en que el juego se transforma en un “MMO light”, metiéndonos en una suerte de hub central con otros jugadores.
Por supuesto que falta pulir, equilibrio de la economía del juego y ajustar varias de las mecánicas que mencionamos. Sin contar con que el juego es “siempre online”, algo que los primeros días hizo enojar a la comunidad (los desarrolladores están trabajando en que se pueda jugar sin conexión).
A pesar de estos inconvenientes, Nightingale tiene un gran potencial. Esta confianza tiene que ver con el equipo de desarrollo, el estudio independiente Inflexion Games. Este estudio fue fundado en 2018 por veteranos de la industria con una sólida trayectoria en títulos AAA, con muchos integrantes que tienen gran historia en Bioware. Ahora solo falta que la apliquen en mecánicas y narrativa, pero confiamos en que eventualmente aparecerá. ¿Nuestro consejo? Nos parece un juego que eventualmente será muy bueno, con lo cual pueden entrar en este early y acompañar el desarrollo. Pero, lo cierto, es que hoy por hoy hay demasiadas “incomodidades” en su sistema de crafteo. Si los desarrolladores logran pulir estos aspectos, caben pocas dudas de que Nightingale se convertirá en una eventura diferente y mágica. [i]
DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Inflexion Games
GÉNERO: Survival
DISPONIBLE EN: PC.
QUÉ ONDA: Un survival que juega con steampunk victoriano.
LO BUENO: La estética. El sistema de creación y alteración de reinos utilizando cartas.
LO MALO: Muchos sistemas, como el crafteo y bancos de trabajo, necesitan mejoras de calidad de vida.
Este early access de Nightingale fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.