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Warhammer 40000: Space Marine 2 [REVIEW]

Problema: Caos. Solución: bolter

Ahí estaba yo, una vez más, con una armadura más pesada que la deuda externa Argentina. Como miembro de los Ultramarines mi misión es simple: no morir, patear traseros caóticos y, de paso, salvar al Imperio de ser destruido. En resumen, un martes normal en la vida de un Primaris Space Marine. Entre tiránidos, el Caos y un artefacto que suena a receta para el desastre, mis chances de sobrevivir son como ganar la lotería… pero bueno, a alguien le tiene que tocar, ¿no? Y bueno, ahora toca en Warhammer 40000: Space Marine 2.

El primer Warhammer 40000: Space Marine, allá por 2011, fue una verdadera sorpresa, sobre todo para los fans más acérrimos de la franquicia. Aunque el juego no llegaba a ser AAA, su respeto absoluto por el lore y esa jugabilidad adictiva que te dejaba con ganas de más, logró conquistar a los gamers de corazón. Claro, no era perfecto, tenía sus problemitas, pero muchos de ellos se tomaron en cuenta para esta secuela. Una continuación que, seamos honestos, ya ni esperábamos ver después de 13 años de silencio absoluto. ¡Pero acá estamos, finalmente, listos para volver al ruedo!

Así que, para recordar un poco donde quedamos, hagamos un breve “previously in Space Marine. La primera entrega nos metió en las enormes botas del Capitán Titus, un Ultramarine con más ganas de repartir piñas que de hacer amigos. En esa ocasión, la misión era defender el mundo forja Graia de una invasión Orka, que tampoco tenía nada de amigable. Durante el juego, Titus y su escuadrón luchan para proteger un artefacto imperial llamado Power Source (sí, siempre hay un artefacto raro), mientras intentan frenar tanto a los Orkos como a las fuerzas del Caos.

¿Cómo termina la cosa? Bueno, después de tanta acción, Titus es traicionado por la inquisición (Ja, me salió un versito). La acusación tiene que ver con que es demasiado bueno resistiendo la corrupción del Caos… A ver, chicos, no hay nada más trucho que esto. Si quedan corrompidos, hay tabla. Si no quedan corrompidos, ¿también hay tabla? Me parece que el sistema judicial del Imperio está re flojito de papales.

Pará, pará… ¿Es como la Night’s Watch?

De esta manera, Titus es condenado a purgar su sentencia como un Black Shield en la Deathwatch. Y aquí la primera crítica al juego: flaco, no te pido cinemáticas, pero al menos poné una enciclopedia, un resumen, un “dígalo con mímica”, lo que sea dentro del juego, algo que me ayude a entender uno de los lores más rebuscados del universo. En lo personal, siempre me gustó el universo y sus juegos, he jugado Mordheim de mesa pero, si no fuera porque jugué al lado de una fanática, me hubiera perdido de mucho.

Para que entiendan de qué va la cosa, la purga de la condena como Black Shield dentro de la Deathwatch es básicamente la última chance de redención para un Marine Espacial. Estos tipos, los Black Shields, son Marines que, por algún motivo oscuro (generalmente uno que nadie se atreve a preguntar), renuncian a la identidad de su capítulo original. Dejan atrás todas sus marcas e insignias que lo identifiquen, como si hubieran borrado toda su historia. Por más heroicos que sean sus actos, nadie los reconocerá jamás.

En otras palabras, los Black Shields suelen cargar con un secreto tan oscuro que prefieren vivir (y morir) sin dejar rastro, buscando redimir sus pecados en silencio. Por otra parte, la Deathwatch es una de las fuerzas más especializadas dentro del universo de Warhammer 40000. Se trata de una fuerza de élite reclutada específicamente para enfrentar amenazas de razas alienígenas (xenos). Su rol principal es servir como el brazo militar del Ordo Xenos, una de las divisiones de la Inquisición Imperial dedicada a combatir cualquier forma de vida alienígena que amenace al Imperio.

De nada. Ahora sigamos

De esta manera, la campaña de Warhammer 40000: Space Marine 2 nos trae de vuelta a Titus. Todo arranca en Kadaku, donde los tiránidos están haciendo un desastre con las defensas imperiales, como si fueran castillitos de arena. Ahí es donde Titus se manda con una misión suicida: recuperar los cañones orbitales y ganar algo de tiempo. Obvio, las cosas no son tan fáciles. Además de los tiránidos, las fuerzas del Caos están involucradas de lleno en este lío. ¿Y cómo no? Hay un artefacto misterioso en juego, relacionado con el siempre críptico Proyecto Aurora.

Este Proyecto Aurora es el centro de toda la trama, así que no les voy a arruinar la sorpresa con demasiados detalles. Solo les adelanto una cosita: Titus no solo tiene que enfrentar bichos gigantes y herejes del Caos, sino que también tiene que lidiar con el Adeptus Mechanicus. Para los que no están al tanto, piensen en estos tipos como el departamente de IT del Imperio. Se encargan de todo lo relacionado con la tecnología y tienen una relación semi-independiente con el Imperio. Eso sí, siempre con un aire misterioso y cero ganas de compartir información, lo que, como se imaginarán, genera más de un cortocircuito con el resto de las divisiones.

Para meterle más pimienta al asunto, los Thousand Sons (hechiceros del Caos) también quieren ponerle las manos encima a Aurora. Como verán, la historia no se queda solo en tiros y explosiones, sino que también profundiza en las tensiones internas del Imperio. Ahora, siendo justos, hay un detalle que no puedo dejar pasar: casi todas las intrigas se develan en el segundo acto. Esto nos deja un tercer acto con acción a tope, pero flojito a nivel narrativo.

¿Dónde guarda la espada cuando dispara?

La propuesta jugable de Warhammer 40000: Space Marine 2 es intensa, rápida y en tercera persona. Como en la primera entrega, el juego se apoya en dos pilares bien claros: los disparos y el combate cuerpo a cuerpo. Este último fue mejorado bastante, afinando detalles para que cada golpe se sienta más satisfactorio. Ya sea que elijamos romper cráneos de cerca o reventar enemigos a distancia, el poder de un Ultramarine se transmite perfecto. No importa si usamos una espada sierra, un martillo o cualquier tipo de bolter, sea pistola o rifle: todo se siente increíble.

El juego nos obliga a alternar entre estas mecánicas, porque no se puede abusar de una sola. Además, contamos con la posibilidad de esquivar y hacer parry. En cada enfrentamiento, vamos aprendiendo cuál es la mejor táctica para salir airosos. Acá influye el tipo de enemigo, sus habilidades, la distancia y la cobertura disponible. Dependiendo de nuestras acciones, podemos realizar disparos críticos o eliminaciones instantáneas. Estas últimas, desde las más simples hasta las más complejas, son exquisitamente animadas, variadas, brutales y súper satisfactorias.

A todo esto, hay que sumar la gestión de recursos, clave para sobrevivir. Por un lado, la munición no sobra, así que no podemos disparar a lo loco. Por otro, nuestro Ultramarine cuenta con un escudo y una barra de salud. Cuando se agota el escudo, empezamos a perder vida. El escudo se recupera esperando sin recibir daño o con eliminaciones cuerpo a cuerpo. La salud, en cambio, es otro tema: solo se regenera si, después de recibir un impacto, devolvemos el daño de inmediato. También podemos usar medikits, pero escasean bastante. Así que, entre la gestión de munición y las mecánicas de combate, el juego nos propone una danza estratégica entre el cuerpo a cuerpo y la distancia.

Ahora bien, pese a lo increíble que se siente ser un Ultramarine, hay algunas “cositas” que no pasan desapercibidas. De a poco, Warhammer 40000: Space Marine 2 habilita nuevas armas, pero no lo acompaña un gran desarrollo en las mecánicas. Se empieza a sentir cierta repetición en las misiones, camuflada con lo satisfactorio que es romper cosas (y “cosos”). En parte por esto, salvo algún caso puntual, no hay demasiada razón para cambiar de arma una vez que elegimos la que más nos gusta. Hacia el tercer acto, esta “danza de armas” empieza a mostrar signos de desgaste y se siente un poco fatigada.

Uno, dos, tres… Uh, perdí la cuenta

En Warhammer 40,000: Space Marine 2, la variedad de enemigos no es ningún chiste. Con diseños y animaciones impecables, no solo mantienen fresco el combate, sino que lo hacen bien desafiante. Jugando en dificultad normal ya es un reto interesante. Subí un escalón, me la quise dar de valiente, dije “¡nope!” y volví corriendo como un cobarde a la dificultad anterior.

Pero no es solo la calidad de los enemigos, también es la cantidad. Ya lo sabíamos un poco de antemano: el número de bichos en pantalla es ridículamente enorme. Pero lo que no sabíamos es cómo se sentiría eso. Ver una horda de miles de enemigos venir a toda velocidad hacia nosotros es un buen baño de humildad. Especialmente necesario si, a pura presión, algún soldado termina “marcando territorio”.

En otras palabras, en Warhammer 40,000: Space Marine 2, el nivel técnico impresionante. Los escenarios varían entre claustrofóbicos pasillos y vastas áreas abiertas, logrando una ambientación perfecta y con un respeto casi religioso por el lore de Games Workshop. Gráficamente, es de lo mejorcito que vamos a encontrar hoy en día. Desde las texturas, las partículas, explosiones, sangre y efectos de luz, todo luce espectacular. ¿Lo mejor? El rendimiento es más que aceptable, al menos en la versión de PC.

El diseño de sonido y la música tampoco se quedan atrás; de hecho, juegan un rol crucial para intensificar la atmósfera opresiva y épica. El sonido de las armas, como el estruendo de los bolters o el crujido de las espadas sierras en los enemigos, resalta la brutalidad de cada combate. La música, por su parte, está compuesta por pistas orquestales impresionantes, que elevan los momentos de batalla con una sensación de urgencia y épica. Y, en los momentos más tranquilos, el sonido ambiental sombrío nos mantiene tensos, preparándonos para la próxima carnicería.

Oferta 3 x 1

Warhammer 40,000: Space Marine 2 viene con tres modos de juego bien definidos. La campaña principal se puede jugar en modo cooperativo con dos amigos, lo que siempre suma puntos para el despelote en equipo. Después, tenemos el modo Operaciones, que nos permite realizar una serie de misiones PvE. Acá se forman equipos de hasta tres jugadores, eligiendo entre diferentes clases de Space Marines para adaptarse a distintos estilos de juego. La personalización también juega un rol importante en este modo: podemos ajustar las armas, el equipo y hasta el look de nuestros Marines Espaciales. Son misiones extra que se agradecen, aunque, debido a la repetición, va a hacer falta más contenido en el futuro si quieren que esto siga siendo entretenido.

Por último, tenemos el modo PvP, bautizado Eternal War, donde se enfrentan Marines Espaciales contra Marines del Caos. Igual que en el PvE, pueden personalizar clases y armas para ajustar el estilo de combate. Este modo incluye varias modalidades clásicas, como Team Deathmatch, control de zonas en constante cambio y control de tres zonas. A pesar de algunos problemitas de balance, sigue siendo una actividad que se disfruta bastante y le agrega más variedad al título.

¡Por el Emperador!

En definitiva, Warhammer 40,000: Space Marine 2 tiene algunos problemitas que no pasan desapercibidos. Sin embargo, es una secuela que no solo cumple, sino que supera las expectativas. La acción es intensa, el combate es fluido y, como Ultramarine, se siente todo lo que hay que sentir. Los enemigos aparecen en cantidades ridículamente grandes, los gráficos son de lo mejorcito que van a encontrar hoy, y la ambientación nos sumerge de lleno en el universo. Eso sí, entenderlo, es otro tema.

No es perfecto, pero si buscan una buena historia, explosiones, hordas de enemigos y la satisfacción de repartir golpes como un verdadero Primaris Space Marine, este es su juego. Y si son fans del universo, entonces es directamente indispensable. [i]


DESARROLLADO POR: Saber Interactive
DISTRIBUIDO POR: Focus Entertainment
GÉNERO: Shooter en tercera persona
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S.

QUÉ ONDA: Salvar al Imperio reventando bichos (y no tan bichos).
LO BUENO: Jugabilidad en extremo satisfactoria. Arsenal variado. Fiel adaptación y ambientación. Gráfica y técnicamente, soberbio. Modo cooperativo, en campaña y dedicado. Pese a la brutalidad, nos empuja a analizar alternativas tácticas.
LO MALO: Repetición en el planteo de las misiones. La riqueza del arsenal no se termina de justificar desde lo jugable. El tercer acto se queda sin nafta narrativa.

Este análisis de Warhammer 40000: Space Marine 2 fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

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